Mendoza mejoró sus indicadores sociales, pero no modificó el patrón de distribución

Una investigación realizada por un equipo de trabajo de la carrera de Sociología, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la UNCuyo destaca la importancia de la Asignación Universal por Hijo, pero al mismo tiempo advierte sobre sus limitaciones.

Mendoza mejoró sus indicadores sociales, pero no modificó el patrón de distribución

Sociedad

Unidiversidad

Verónica Gordillo Responsable Marcelo Sivera – Cicunc Contenidos

Publicado el 25 DE AGOSTO DE 2011

Los indicadores sociales que miden desocupación, ingreso per cápita y la

brecha entre el diez por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre de

los mendocinos registraron mejoras sustanciales si se comparan los

resultados del 2003 con los del 2010. Pese a esto, vistos a largo plazo,

no se advierten cambios en el patrón de distribución estructural y se

subestima la pobreza y la indigencia, que si bien tuvieron un marcado

descenso luego de la crisis de los ’90, no superan los niveles históricos.


Ésta es una de las conclusiones preliminares de la investigación “¿Cambios

en la distribución de la riqueza en la última década? Crecimiento

económico e impactos sociales en la población de Mendoza”, financiada por

la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado (Sectyp) de la UNCuyo.


El estudio fue realizado por un equipo de profesionales de la carrera de

Sociología, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, que desde

mediados de los ’90 sigue una línea de trabajo, que se basa en el análisis

de la estructura económica social de Mendoza (ver aparte).


El director de la investigación, el sociólogo Carmelo Cortese, explicó que

el crecimiento económico experimentado impactó positivamente en las

condiciones de trabajo y de vida de los mendocinos. Sin embargo, advirtió

que, a largo plazo, se relativizan las mejoras, porque cada crisis ha

llevado a pisos que una vez superados, nos vuelven a ubicar en techos

anteriores.

Modelos, estadísticas y casos

Los investigadores se plantearon tres grandes objetivos. El primero fue

analizar el modelo de acumulación, lo que implicó estudiar las estrategias

fundamentales en cuanto al perfil productivo nacional. El segundo se

centró en los cambios relacionados con el empleo y el ingreso y, un tercer

punto, fue indagar acerca de las condiciones concretas de vida de los

mendocinos, a través del estudio de casos, que sólo se tomaron como

aproximaciones, por la imposibilidad de traspolar los resultados a todo el

universo.


En cuanto al primer aspecto, el contraste entre el modelo de los ’90 y el

actual, así como las estrategias fundamentales en materia económica, los

investigadores concluyeron que existen aspectos de ruptura y de

continuidad entre ambos.

Entre las rupturas señalaron el cambio de la convertibilidad, la

devaluación, propiciar un rumbo exportador y una reactivación de la

industria. Pero concluyeron que persisten algunos viejos lineamientos del

modelo agroexportador como el predominio sojero, la venta de productos

primarios -ya no a Gran Bretaña sino a China-, facilidades para la

inversión de la mega minería y concentración y extranjerización de

recursos, entre ellos la tierra.


El segundo aspecto analizado fueron los índices de empleo e ingreso.

Respecto de este punto, los investigadores resaltaron el cambio de

modalidad en la intervención estatal mediante una serie de políticas, que

a diferencia de la época neoliberal, implicaron una mejora en la mayoría

de los índices sociales como la tasa de ocupación, subocupación, ingreso

per cápita y brecha entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más

pobre de la población.

Indigencia y pobreza

Los especialistas trabajaron en base a los datos oficiales del Indec y la

Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (Deie),

según los cuales a fines del 2010 un 7 por ciento de los mendocinos era

pobre (126 mil mendocinos) y un 1,6 por ciento era indigente (28.800

personas), medido por el nivel de ingreso. Cuando los profesionales

contrastaron la canasta oficial con la elaborada por la Facultad de

Ciencias Económicas de la UNCuyo y aplicada a los mismos tipos de

ingresos, las cifras se multiplican, llegando a 32 por ciento la pobreza

(576.000 personas) y a 11 por ciento la indigencia (198.000).


El grupo de sociólogos también analizó el impacto de la Asignación

Universal por Hijo. Concluyeron que tiene mayor alcance en la indigencia

que en la pobreza, ya que en las mediciones oficiales un hogar con dos

hijos que tiene este beneficio sale de la indigencia.


Los investigadores destacaron la importancia de la asignación universal,

ya que entienden que no existe debate teórico válido, teniendo en cuenta

que en ese beneficio está la vida de la persona de por medio. Pese a esto,

marcaron sus limitaciones, teniendo en cuenta que la condición para

recibirla es seguir estando en negro o desocupado, además de recalcar el

financiamiento viene de la Anses y no del capital financiero.

“Si la condición para recibirla es seguir estando en negro o desocupado

implica que no se ha resuelto un núcleo duro, en cuanto a la calidad del

empleo. Ahí es donde encontramos un gran tema de discusión, que más allá

que las personas estén a favor o en contra del gobierno, debe ser leído

desde otra clave, desde el investigador social que se plantee estrategias

de desarrollo a largo plazo para el país”, señaló Cortese.


La última dimensión que analizaron los investigadores fue la cuantitativa,

que les permitió –a través de entrevistas- estudiar algunos casos para

saber cuáles eran las condiciones concretas de vida de distintos sectores.

En los estratos superiores –es decir los hogares que más ganan- destacaron

que los mendocinos tienen empleos estables, pero que a la vez existe un

nivel de sobreocupación, ya que trabajan más de 45 horas semanales.

En los estratos más bajos, los problemas que visualizaron son las

dificultades de acceso a la vivienda, la precariedad del empleo, que puede

ser formal, pero que no le permite acceder a beneficios básicos y que se

materializa a través de contratos.


En hogares de estratos más bajos, comprobaron las fortalezas y debilidades

de la asignación universal por hijo, destacaron el valor de la inclusión

en la escuela, pero que en contraste no siempre resuelve el tema del

empleo, aún cuando la persona logró recibirse.


En cuanto a las familias que de acuerdo a las estadísticas no son

consideradas pobres, las entrevistas permitieron advertir que el horizonte

de vida es muy acotado y que las angustias diarias son grandes. Es decir,

-concluyeron- tienen posibilidades de subsistir y alimentarse gracias a la

asignación universal, pero no pueden dar un salto hacia una situación en

que la tengan mejores condiciones de vida.

 

Grupo de investigación

El trabajo de investigación dirigido por el sociólogo Carmelo Cortese fue

realizado por quince profesionales y estudiantes avanzados de la carrera

de Sociología de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la

UNCuyo.

Los investigadores que participaron fueron: María del Llano, Ricardo Rojo,

Javier Bauzá, Laura Cortese, Paulo Damico, Sandra Lema, Leonardo Lombardo,

Lorena Gordillo, Noelia Gutiérrez, Laura Jara, Laura Raia, Soledad Raia,

Bárbara Simón, Paula Perelli y Noelia Salatino.