Ni millennial ni centennial: surge la categoría "zillennial" para una generación bisagra

El casete y VHS no les son ajenos pero en su adolescencia utilizaron CD y DVD. Desde la sociología, se pone en cuestión esos modos de etiquetar a las juventudes.

Ni millennial ni centennial: surge la categoría "zillennial" para una generación bisagra

Foto: pixabay.com

Sociedad

Unidiversidad

Ángeles Balderrama

Publicado el 24 DE JUNIO DE 2021

“Millennials o centennials descubren” es el chiste que se repite desde hace un tiempo. Durante los últimos años, estas generaciones ocuparon el terreno de las redes sociales, cada una a su manera. Sin embargo, mientras el mundo está atento a lo que pasa entre ellas, se dejó de lado a quienes quedaron en el medio de la situación y parece que se llaman "zillennials". Esta categorización incluye a personas que nacieron muy tarde para utilizar un walkman, pero muy temprano como para ser fieles creadores de contenido en TikTok. A quienes analizan los mercados les gustan estas segmentaciones, pero desde la sociología se cuestiona la utilización de etiquetas en las juventudes.

Según el Urban Diccionary, se considera zillennial a la microgeneración nacida entre 1993 y 1998, que terminó su secundaria entre 2012 y 2016. Este grupo se corresponde con los últimos años de los millennials y los primeros años de la Generación Z, pero con rasgos mixtos de ambas generaciones. “Los zillennials eran niños y niñas en la década del 2000 y pasaron de adolescentes a adultos durante la década de 2010”.

Por eso, la evolución tecnológica fue uno de los rasgos que definieron la infancia de los zillennials. Crecieron mientras la tecnología progresaba de analógica a digital, lo que les permitió experimentar ambos mundos, a diferencia de los millennials o la generación Z, que solo experimentaron un tipo. Por este motivo, los zillennials se identifican con algunas características asociadas a la generación anterior y con otras ligadas a la posterior.

“Me siento como centennial pero con toques de millennial, comentó Renata Salatino, que nació en 1996 y es estudiante avanzada de la Licenciatura y Profesorado de Historia en la UNCUYO. La joven se considera usuaria de imágenes y stickers más que de textos, se involucra en causas sociales como el feminismo, le gustaría tener su propio negocio y quiere salir de la casa de sus padres lo antes posible. Sin embargo, destaca que es un poco anti redes sociales: “No tengo Instagram, pero cuando era más chica, usaba mucho Fotolog. Creo que esto pasa por la subjetividad y el alcance de cada persona, porque cuando era chica tenía internet en la casa de mi tía, y por eso conocía esas cosas”.

En tanto, Camila Muñoz, que nació en 1995, se considera muy millennial. “Siento que soy millennial en casi todo, excepto que ya salí de la casa de mis papás y que estoy en contra de bajar cosas piratas porque la gente que hace ese contenido puso mucho trabajo y esfuerzo para que cualquiera pueda descargarlo sin pagar. Soy muy millennial porque definitivamente no quiero ser influencer”, destacó entre risas.

Aunque es posible que el año en el que nacimos nos identifique y, a partir de ello, nos sintamos parte de una determinada generación, desde la sociología se pone en cuestión estos modos de etiquetar a las juventudes. “Sociológicamente, quienes nos dedicamos a las juventudes, no utilizamos estos conceptos porque son exclusivamente simplificadores, se aplican a los y las jóvenes y tienen una mirada reduccionista”, expresó Victoria Seca, socióloga, doctora en Ciencias Sociales y becaria posdoctoral del Incihusa-Conicet a Unidiversidad.

“Estas categorías, que se suelen usar en los medios de comunicación y que están muy presentes en los debates de las redes sociales, surgen de la mano de las empresas de marketing como una forma de poder segmentar el mercado y tener delimitados los nichos de consumo. Realmente, estas etiquetas explican con rapidez una situación o a un grupo de personas, pero lo que proponemos dentro de los estudios de las juventudes es fomentar una mirada crítica sobre esos rasgos que se suponen universales”, agregó la especialista.

En este sentido, la categoría "generación" como tal es una noción con mucha historia dentro de la Sociología que permite explicar procesos sociales. Sin embargo, etiquetas como millennial, centennial o zillennial no son apropiadas porque buscan generalizar experiencias sobre la base de un solo corte demográfico, como es el año de nacimiento: “El año en que nací me va a dar determinadas experiencias de vida”.

“Pero pensemos que, si nosotros hiciéramos un estudio sociológico dentro de un mismo grupo etario, como, por ejemplo, los 'zillennials' en Mendoza, y buscáramos a diversas personas que nacieron durante esos años, lo que nos vamos a encontrar van a ser múltiples experiencias vitales atravesadas por situaciones de clase, género, etnia y territorio en el que habitan”, remarcó Seca.

A pesar de que las etiquetas “Generación Y o Z” simplifican un proceso complejo a partir de su reducción, se vuelven efectivas en redes sociales porque agrupan a un conjunto en relación con los consumos culturales de la época. “Creo que los sujetos que se consideran parte de tal generación encuentran un lugar de identificación atado al consumo, y esto tiene mucho sentido porque construimos nuestras subjetividades con base en una sociedad capitalista. Sin embargo, el sentirse parte de un grupo no explicaría cómo compra o vota una persona, si solamente tomamos en cuenta el año de nacimiento. Deberíamos conocer más variables para poder categorizar”, concluyó Seca.

 

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