Nuevamente contra el estigma: la orientación sexual no es un factor de riesgo

La Organización Mundial de la Salud declaró a la viruela símica como emergencia pública internacional. Hasta el momento, se sabe que se transmite por exposición prolongada y estrecha mediante secreciones respiratorias o lesiones cutáneas. ¿Cómo y por qué vuelve el estigma sobre la población gay?

Nuevamente contra el estigma: la orientación sexual no es un factor de riesgo

Foto: María Ruiz / www.piedepagina.mx

Sociedad

Sexo, género y diversidad

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 29 DE JULIO DE 2022

Ante el avance de la viruela símica, la OMS recomendó reducir la cantidad de parejas sexuales. En este marco, el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el 98 % de los casos de viruela de mono detectados desde que surgieron los brotes en mayo habían sido entre hombres homosexuales, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH). “Eso significa tomar decisiones seguras para sí mismo y para los demás, para los hombres que tienen sexo con hombres”, enunció Tedros.

Sus palabras reviven, más de 30 años después, el estigma que la llamada “peste rosa” –el VIH– generó sobre la población gay. Al respecto, desde Unidiversidad dialogamos con Victoria Amadeo (@doctora.piki), médica mendocina especialista en atención integral, perspectiva de género, derechos humanos y antiespecismo, que afirmó que no hay orientaciones sexuales riesgosas y sugirió enfocarse en las prácticas.

Amadeo explicó: “Una persona es vulnerable a infecciones, en realidad, no por su orientación sexual, sino por el tipo de prácticas sexuales y por si usa o no usa protección”. Esta forma de enunciarlo es menos estigmatizante, más precisa y más informativa.

Lo cierto es que, hasta el momento –afirman desde la Fundación Huésped–, no está comprobada ni descartada la transmisión de la viruela símica por vía sexual. Sí se sabe que “se transmite a través del contacto físico directo con la erupción o las lesiones de alguien que tiene el virus. Es decir, cualquier persona que tenga un contacto físico estrecho con alguien con el virus está expuesta”. Por lo tanto, durante las actividades sexuales, el contacto directo piel con piel puede propagar el virus, pero también la saliva si se tienen úlceras o lesiones en la boca, o de una persona embarazada al feto mediante la placenta.

“Algo mucho muy importante, la #ViruelaDelMono NO distingue entre géneros. Y mucho menos por orientación sexual”, tuiteó la Fundación Huésped.

Para Victoria Amadeo, “antes de hablar de identidades", es importante "poder hablar de prácticas, de los tipos de prácticas que resultan riesgosas”. De otra manera, solo se refuerza la errada idea de que las únicas personas que tienen riesgo de infección son hombres que tienen sexo con hombres. ¿Dónde quedan las identidades trans o no binarias en esta categorización? “Hoy en día, hablar de orientaciones riesgosas es una pavada. Con todo lo que se sabe, demuestra incluso ganas de no tener una actualización”.

La misma OMS fue más precisa, en el documento "Consejos de salud pública para homosexuales, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres acerca del reciente brote de viruela símica". Esta enfermedad se transmite de persona a persona por contacto directo. “El riesgo de contraer la viruela símica no se limita a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres”, sino que se extiende a cualquier persona que tenga contacto estrecho con alguien que tiene la infección.

Además, el organismo aseguró que, con este brote, uno de los motivos por los que actualmente se notifican casos de viruela símica en consultorios de salud sexual en comunidades de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres “puede deberse a que este grupo demográfico despliega un comportamiento positivo de búsqueda de atención de salud”. Las erupciones de la viruela de mono en ocasiones se parecen a las de algunas infecciones de transmisión sexual, y por eso, estos casos se detectan en consultorios de salud sexual.

Sin embargo, se explayan: “Es probable que, a medida que se amplíen nuestros conocimientos al respecto, identifiquemos casos en la comunidad en general”.

 

¿De dónde viene el estigma?

Para desarrollar este punto, la médica historizó lo sucedido en la década de los 80 con los inicios del VIH. Al principio, se creía que aquel virus afectaba únicamente a HSH. De hecho, la medicina hegemónica categorizó a las personas que tenían más riesgo de contraerlo como las “4H”: haitianos, hemofílicos, heroinómanos y homosexuales.

Incluir a la población haitiana tenía que ver directamente con una idea colonialista. La hemofilia es una enfermedad que hace que las personas necesiten recibir transfusiones más seguido y la vía sanguínea es una de las vías de infección. Como en ese momento no se conocían el VIH ni otros virus, la sangre no se testeaba, por lo que las personas con hemofilia estaban mucho más expuestas a recibir transfusiones inseguras de personas infectadas. Algo similar sucede con la adicción a la heroína y otras drogas intravenosas.

Y la introducción de los homosexuales en las 4H surge porque hay prácticas que, estadísticamente, son más riesgosas, como el sexo anal. Esta forma de relacionarse sexualmente es más frecuente en ciertas poblaciones, pero no es para nada excluyente. Como los homosexuales eran las personas que más frecuentemente tenían esa “‘práctica de riesgo’, hasta donde se pensaba dentro del tabú, hubo en un inicio mayor infección entre personas de ese colectivo.

De hecho, debido a aquella circunstancia, “el colectivo LGBT tomó como hábito testearse mucho más seguido”. Entonces, en la actualidad –con el VIH como referencia–, las nuevas infecciones de transmisión sexual en el mundo y en Argentina en particular corresponden más a personas heterosexuales que a personas no heterosexuales.

 

Pensar las desigualdades estructurales

La doctora Victoria Amadeo destacó, además, que las personas LGBTIQ+ históricamente han estado vulnerabilizadas, y la vulnerabilidad de cualquier tipo –política, económica, social– “siempre aumenta el riesgo de infectarse con VIH”. Fundamentó esta idea: tiene más riesgo de infección una persona que vive en un barrio popular, trans o que pertenece a un grupo racializado –personas afroargentinas, migrantes o de pueblos originarios– que una persona cis, heterosexual, blanca, de clase media alta, que ha alcanzado estudios universitarios.

“Las personas del colectivo LGBT históricamente han estado en posiciones más vulnerables y, por ende, tienen más riesgo de infectarse”. Se debe a que atraviesan otras situaciones como expulsión temprana del hogar, exclusión de la educación formal e ingreso acotado al mercado laboral.

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