Ordenamiento territorial: “En democracia la gente debe tener la libertad de elegir dónde vivir”

Así lo aseguró Elkin Velásquez Monsalve representante de ONU-Hábitat para América Latina y el Caribe, quien participó en un encuentro en la UNCUYO. Habló sobre la dinámica de traslado a las ciudades y la necesidad de repensar esos espacios. La inversión en las zonas urbanas y rurales.

Ordenamiento territorial: "En democracia la gente debe tener la libertad de elegir dónde vivir"

"Uno no obliga a la gente a irse para allí o para allá, lo que se hace es generar las condiciones para que la gente llegue a un sitio", dijo el profesional. Foto: Unidiversidad

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Verónica Gordillo

Publicado el 28 DE MAYO DE 2025

“En democracia la gente debe tener la libertad de elegir dónde vivir”, dijo el Elkin Velásquez Monsalve representante de ONU-Hábitat para América Latina y el Caribe, quien participó en un encuentro sobre ordenamiento territorial en la UNCUYO. E inmediatamente fundamentó su aseveración: dijo que los gobierno no pueden obligar a las personas a trasladarse de un lugar hacia otro, sino que en todo caso deben incentivarlas invirtiendo en mejoras y en servicios básicos que son esenciales para vivir.

Velásquez Monsalve participó en el encuentro Universidades en el desarrollo regional de Mendoza, que se concretó en el contexto del Congreso Internacional sobre Regionalización, Gobernanza y Desarrollo. El profesional destacó la importancia de que Mendoza lleve adelante una política de ordenamiento territorial, ya que aseguró que aún con avances y retrocesos, es central contar con un plan que determine directrices a seguir.

El profesional habló también sobre la dinámica mundial del crecimiento poblacional en las ciudades, cuyas proyecciones marcan que hacia 2030 el 75 % de las personas se trasladarán a esas zonas. Frente a esta realidad, destacó la necesidad de replantear esos espacios con el objetivo de que sean sostenibles en el tiempo.

En el encuentro, que se realizó en la UNCUYO, se plantearon los desafíos en materia de ordenamiento territorial. Foto: Unidiversidad

Concentración en la ciudad

En Mendoza y en Argentina se incrementa la cantidad de personas que viven en las ciudades y entiendo que es un proceso mundial. ¿Ese es un problema que se replica en América Latina?

Es una dinámica, no es un problema, que hay que tratar de entender en su contexto particular. En el mundo la tendencia es que vamos a pasar de la mitad más uno de la población global que vivimos en ciudades al 75 %. Y eso no se da por casualidad, se da porque la ciudad es aquel invento de la humanidad que permite resolver a escala muchas de las necesidades que tienen las personas, acceso a servicios básicos, a empleo y a muchas oportunidades. Por supuesto que ese fenómeno de aglomeración sabemos que también genera lo que los técnicos llaman externalidades negativas y entonces la aglomeración también genera algunos problemas como la congestión, en algunos casos la inseguridad, etcétera. Entonces hay que abordar esto de manera integral.

¿De qué forma?

Ha habido un debate que creo ya está saldado de si lo que hay que hacer es invertir en las zonas rurales para que la gente no se vaya para la ciudad. Y creo que esa es la razón errada para invertir en las zonas rurales y que la razón apropiada es que se debe invertir para mejorar la calidad de vida de las personas que están allí, a través de acceso a oportunidades y servicios que normalmente una democracia ofrece. Dicho eso, dado lo que significan las economías de aglomeración de las ciudades, es normal que muchas personas decidan continuar la vida en la ciudad, porque en la ciudad tienen más oportunidad de acceso a servicios, a la escuela. Entonces, esa dinámica de movilidad rural urbana va a seguir ocurriendo. ¿Qué observamos? Que es importante acompañar a las ciudades intermedias, a los poblados, a los asentamientos humanos de tamaño intermedio, porque allí lo que vimos después de la pandemia en diferentes partes del norte global, pero también en el sur global, fue que muchas familias entendieron que era conveniente tal vez quedarse allí, tener acceso a bienes y servicios más baratos, pero estar hiperconectados y trabajando a través de las redes y de la conexión digital y entonces se ha convertido en una solución. Yo creo que el futuro viene por ahí, pero de todas formas uno no obliga a la gente a irse para allí o para allá, lo que se hace es generar los incentivos y las condiciones para que la gente llegue a un sitio. Hay que seguir invirtiendo en las ciudades para mejorarlas y  hay que seguir invirtiendo en el mundo rural para mejorarlo, pero yo desaconsejo el objetivo de invertir en el mundo rural para que la gente no se vaya. La gente en democracia debe tener la libertad de escoger dónde vivir y es importante que ahí donde estén puedan acceder a los bienes y servicios básicos que ofrece una sociedad.

Velásquez Monsalve planteó que la dinámica de crecimiento de las ciudades se incrementa en todo el mundo. Foto: Unidiversidad

¿Cuáles son las problemáticas que genera esta dinámica de traslado a las ciudades, aunque entiendo que existen particulares?

Desde el punto de vista técnico hay temas relacionados y te menciono tres que se replican en casi todas las ciudades de la región. El primero es la situación de los asentamientos informales, vulnerables, las villas, favelas, tugurios, ranchitos, campamentos, porque en cada país se los nombra de una manera distinta, pero ahí se concentra espacialmente la pobreza y son áreas que necesitan intervenciones integrales en vivienda, en servicios básicos, en acceso a la tierra, en acceso también al espacio público. Nosotros hablamos de mejoramiento integral de barrios y también de la importancia de concebir operaciones urbanas integrales y financiamientos combinados para sacar adelante esas operaciones urbanas integrales. Es la forma de reducir la pobreza de manera estructural en los territorios de nuestras ciudades y es un punto fundamental. El otro tema, que no lo veo tanto aquí en Mendoza, es el de la movilidad y el transporte. Hay una queja generalizada en nuestras ciudades por los tiempos que se dedican a la movilidad. La verdad es que esa es un área de oportunidad grande, porque existe una necesidad de mejorar la movilidad en las ciudades a través de la combinación de las modalidades que correspondan. Cada ciudad en función de su tamaño, su geografía, su organización espacial tiene la posibilidad de construir su propia combinación multimodal, pero casi siempre en el centro está el sistema de transporte público que estructura, pero también están los medios de movilidad que no utilizan combustibles fósiles y que son los que se llaman en el lenguaje técnico los de la última milla, entonces es necesario adecuar más el espacio público para caminar, para las bicicletas. Eso es muy importante. Y el tercer tema es la seguridad ciudadana. Nosotros, desde ONU Hábitat acompañamos demandas para avanzar en acciones concretas en algunas ciudades, pero con un nuevo paradigma, el de la seguridad humana urbana donde hay una perspectiva que atiende no solamente a la amenaza criminal, que en algunos casos está conectada al crimen organizado y en otros a la situación económica, sino también a todas las otras amenazas que generan miedos, estrés a la población.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, el cambio climático, la migración, los temas de la situación económica, pérdida de empleo, en fin, diferentes tipos de estrés que en última instancia generan una afectación a cada individuo y que se suman a los temas de seguridad ciudadana. Por eso, creemos que hay que abordarlos de manera integral y esa es la perspectiva de seguridad humana urbana con la que trabajamos.

En este encuentro se expuso sobre el proceso de ordenamiento territorial que lleva adelante Mendoza. ¿Cuál es visión, su evaluación sobre el mismo?

Tanto como evaluar, creo que sería irresponsable, porque acabo de llegar y solo escuché las ponencias. Lo que sí puedo decirte a partir de las primeras impresiones es que Mendoza está avanzando por el camino apropiado en materia de regionalización, en materia de desarrollo territorial en esas subregiones que tienen ya un arraigo importante. Y eso lo digo porque lo que constato y es fundamental es que hay una conversación, un diálogo permanente entre las instituciones para identificar cuáles son las líneas de acción, cuáles son los temas más importantes en cada una de las subregiones. Segundo, creo que hay una voluntad del gobernador, de su ministro, de la persona responsable de las inversiones en materia de infraestructura, que están conectadas con los procesos que se han definido como necesarios en cada una de esas subregiones. Noto aquí una madurez muy grande en poder sentar sobre la mesa los diferentes intereses que existen sobre el territorio para tomar las mejores decisiones y eso es muy importante. Una región, una provincia que llega a acuerdo sobre lo fundamental avanza más rápido y eso es lo que nos enseña la experiencia en el resto de la región. Entonces vemos el panorama con mucha perspectiva positiva y adicionalmente lo que también constatamos es que hay una apertura para conversar con las experiencias de otros países, para intercambiar, tal vez aprender, a veces somos nosotros los que llegamos y también identificamos áreas en las cuales nosotros aprendemos y nos llevamos una serie de elementos para compartir con otras regiones. Yo me voy con un sentimiento positivo de lo que ocurre aquí en Mendoza. Por supuesto, nada llega por arte de magia, implica trabajo, implica método, implica unos planes de acción que hay que continuar.

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