Pandemia y elecciones: tiempos de turbulencia

Por Roberto Follari, epistemólogo, docente y doctor en Psicología.

Pandemia y elecciones: tiempos de turbulencia

Foto ilustrativa publicada en eleconomista.com.ar

Sociedad

Otras Miradas

Publicado el 02 DE AGOSTO DE 2021

La noticia fue resonante: el diario La Nación informó que la provincia de Mendoza registraba retrasos inauditos en la carga de las cifras de muertos por Covid. Tales cargas con retraso ocurren en todas partes, pero en ninguna alcanzan la extraña situación de que se esté contando en julio de 2021, algunos que fueron muertos en el año 2020. Se dice que la noticia provocó un estallido en Casa de Gobierno, pero no hubo desmentida: más bien se buscó saber quiénes eran l@s responsables del desmanejo.

Cuesta creer que se trate de simple impericia: puede conjeturarse que se quiso dosificar el número de muertos según las conveniencias mediático-políticas. Es que “el modelo mendocino” de manejo de la pandemia, algunos dirigentes promueven lanzarlo como pretendido ejemplo nacional. Por cierto, lo sucedido ha sido un golpe importante a dicha pretensión, que muestra una vez más en cuánto la pandemia es campo de enconadas disputas políticas.

De todo hemos visto: Bullrich convocando a marchas donde se quemó barbijos, una marciánica denuncia de Carrió al presidente por “envenenar” a la población con las vacunas, defensa de varados que ahora cuando llegan han traído la cepa delta, exigencia de “que venga Pfizer”, acusación de que la vacuna Sputnik “es comunista”, y otros no menores exabruptos. El gobierno nacional colaboró en su momento con la escondida lista de unos 50 “vacunados VIP”, y al escándalo se sumaron algunas compras sobrevaluadas de barbijos por R.Larreta, así como vacunas escondidas en el automóvil personal del ministro de Salud del gobierno de JxC en Corrientes.

Otro de los puntos, en boga en este momento, es el de presentar la vuelta a la presencialidad escolar como gran apoyo a la educación. Como es obvio, ningún presupuesto extra ni esfuerzo adicional requiere, para los ministerios, mandar niños y docentes a las escuelas. Como también es obvio, poner en riesgo la salud es grave, y varios docentes murieron por Covid en Mendoza, y muchos más en la CABA. Por supuesto que los padres están felices con no tener a los chicos todo el tiempo en casa, y que los chicos disfrutan al salir: pero ello nada dice, en cada caso, de los niveles de peligrosidad que pueda existir.

Pero mucho menos dice de “apoyo a la educación”. El macrismo bajó el 20% el presupuesto educativo nacional: en la CABA entre Macri y R.Larreta lo bajaron un 35%. Suspendieron la entrega de computadoras a los niños, lo que aumentó desigualdades sociales cuando las clases han debido ser virtuales. Y sin embargo, asistimos a cuidadas exposiciones de Rguez. Larreta contándonos de cuánto le importan a él la educación y los niños. Pero a universitarios, es difícil que se nos pudiera convencer con pura retórica: abrir a presencialidad puede ser pensar en elecciones, y no en mejorar la educación. Al menos, cuando se hace fuertes puestas en escena de esa apertura.

Pero lo cierto es que la noticia del diario La Nación permitió advertir otras cuestiones. ¿Por qué atacarían así a un gobierno que les es políticamente afín? Respuesta: porque la afinidad existe, pero no es total.

Las internas han adquirido singular belicosidad, especialmente en JxC, Juntos, o como se llame en cada distrito. No es que algo de eso no se dé también en el Frente de Todos, por ej. en Tucumán o en Santa Fe. Pero lo que ocurre en la oposición nacional, ha alcanzado extremos notables.

La UCR pretende renacer con Manes, Lousteau o Tetaz. Ninguno de ellos es orgánico a ese partido, lo cual hace bastante ilusoria la jugada. La “lista UCR” de Manes, llega con los amigos de éste: Monzó del PRO, De la Torre del PRO, Stolbizer de sí misma. ¿Qué clase de radicalismo es ese?

Pero igual, le da a esa organización política, simplemente ignorada por el PRO durante el gobierno de Macri, la posibilidad de estar en escena. Y esto, ciertamente, ha provocado reacciones sorprendentes.

La gente del PRO se ha peleado muy fuerte entre sí, con derrota de Bullrich y la derecha más enconada. Pero ese sector despertó y lanzó sus ataques airados a Manes cuando éste dijo que no hay que usar dineros de la CABA para la campaña en provincia. Los curiosamente de sitio intercambiado Vidal y Santilli abandonaron su lenguaje del amor y el “podemos contigo” para alcanzar registros menos edulcorados. Todos contra Manes, es la respuesta del stablishment a la UCR: necesitamos el voto del partido centenario –sería su discurso-, pero subordinado totalmente al PRO. Este es el partido plenamente representativo del Círculo rojo, y los demás son de palo.

De tal modo Manes, que trabajó para Vidal por breve tiempo –están las filmaciones-, que en 2001 pidió a EEUU que no le dé dinero a la Argentina para obligar a que “haga las reformas necesarias” (las liberales, las del FMI), que tiene a los noruegos como modelo, no resulta del todo confiable para los dueños del poder económico. Mejor ir a lo seguro: sabemos qué ha sido el macrismo, y se pide –vía Larreta, Vidal o Bullrich- más de lo mismo. La UCR no califica, en ese repertorio.

Así puede entenderse lo del oligárquico diario La Nación: se trató de usar información veraz, para hacer una operación política: que sepan en la UCR a qué se enfrentan, si es que pretenden asumir protagonismo. JxC es el límpido partido de la derecha y el statu quo, y no se pondrá en peligro siquiera un ápice de esa situación.

Así están las cosas. La plana mayor de los partidos de JxC se reúne para evitar que la sangre llegue al río: Carrió amenazando con acusar judicialmente a Manes, Bullrich hablando de un improbable “código de ética” interno. En fin: tiempos de pandemia, tiempos electorales. Todo a la vez y en el mismo lodo, como diría Discepolín.-   

elecciones, internas, opinion,