Patricia Maslup, una vida dedicada al jardín de infantes

La directora del jardín de la UNCUYO “Caritas Dulces” trabaja allí desde hace 41 años. Por ese jardín pasaron sus hijos y hasta su nieto. En diálogo con Unidiversidad, la maestra explica los cambios fundamentales en la educación inicial en las últimas cuatro décadas, del concepto de guardería a salas de formación integral y estimulación temprana.

Patricia Maslup, una vida dedicada al jardín de infantes

Foto: Victoria Gaitán/ Unidiversidad.

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Publicado el 09 DE MAYO DE 2018

Inaugurado en 1974, el jardín “Caritas Dulces” hasta hace una semana estaba ubicado en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNCUYO. Hoy cuenta con un edificio propio. Su directora, Patricia Maslup, lleva 41 años en su cargo y ha sido testigo clave de cómo cambió el concepto de la educación inicial en las últimas cuatro décadas. 

Patricia cree que con el tiempo los cambios se dieron en la ciencia y la educación. “Se ha determinado que el jardín maternal tenga contenidos propios, que son los que se enseñan a los chicos. El docente es un andamiaje, el chico juega y el docente le va enriqueciendo el ambiente para que vaya aprendiendo cosas desde lo cotidiano. Se lleva valores, contenidos, habilidades, destrezas que garantizan el éxito de su vida futura”, explica.

A partir de su fundación el 2 de septiembre de 1974, la directora recuerda cómo fueron los primeros años de funcionamiento, cuando contaban con un cupo para 30 niños. “Este jardín fue inaugurado en 1974, solo con maestras auxiliares porque en esa época no estaba el auge de la educación inicial, es reciente el auge de este tipo de instituciones”, señala.  Además, resalta el equipo docente con el que trabaja hoy: “Tengo la suerte de tener estas docentes y las auxiliares, que son muy importantes porque han hecho una capacitación con base en la experiencia y el amor que les tienen a los niños. Se han formado parejas pedagógicas que permiten que este jardín sea muy exitoso”.

En este sentido, habló sobre cómo impulsar el desarrollo pedagógico en niños o niñas con discapacidad. “Hemos podido trabajar articuladamente con la Facultad de Educación, tenemos especialistas en el tema". En este aspecto tan delicado, Maslup no hizo diferencias y consideró que el niño “es un niño más, que es acompañado por sus docentes y por la Facultad Elemental, que va dando las pautas. Yo soy bastante exigente con esto, los chicos son todos iguales”.

El jardín estuvo ubicado durante 44 años en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo. A medida que fue pasando el tiempo, el edificio les empezó a acotar la capacidad. Sin embargo, Patricia Maslup solo tiene palabras de agradecimiento hacia ese espacio. “Ese edificio tenía el formato de un garaje grande, un salón muy grande. La Facultad de Ciencias Médicas nos permitió ir tabicando para poder satisfacer las necesidades del grupo. Llegó un momento en el que nos dimos cuenta de que no podían estar todos los niños juntos. El lactante tenía una necesidad, el deambulador tenía otra, y los de 2 y 3 años, también. Llegamos a tener hasta salita de 4 y ahora volvimos hasta la de 3”.

Según cuenta la directora del jardín, la demanda comenzó en 1977. Ya con tres años de funcionamiento, comenzaron a pensar en tener un edificio propio: “Desde hace mucho tiempo tenemos esta demanda”. En sus años como directora, vio pasar muchas gestiones, tanto provinciales como universitarias, pero resaltó la gestión actual, con la que tuvo la posibilidad de decir: "Vamos a hacer un jardín".

 

El jardín en dictadura

Durante los años en los que la Argentina sufrió la dictadura militar, Patricia Maslup reveló que en esa época lo que hicieron fue un “murallón” de afecto y sostén de las familias. Al jardín asistían hijos de estudiantes y docentes de la universidad que podrían haber sido perseguidos políticos. “Generalmente, cuando ocurren cambios muy violentos en la sociedad, estos cambios atacan a las instituciones y la primera institución es la familia, la segunda es la escuela. Nosotros hicimos un marco de afecto donde contuvimos a todo el mundo que estaba pasando una situación muy desgraciada para la Argentina y pudimos salir adelante”, señaló la directora.

Patricia anunció que ya piensa en un retiro, que podría ser a partir de septiembre de este año. “Creo que he dejado huellas, ellas (las otras docentes) van a continuar con esto de las misma manera que lo hago yo”, augura con la sonrisa bien amplia.

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