La rotación de empleo no es buena ni mala en sí misma; es una realidad que se instaló en Argentina y en otros países latinoamericanos, como el caso de Chile, y que tiene costos personales y económicos. Así lo aseguró el economista Juan Marcos Wlasiuk, que participó del Segundo Workshop de Economía Avanzada, que se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCUYO.

Wlasiuk volvió después de 18 años a la misma facultad donde cursó los primeros años de su carrera. Lo hizo para presentar un trabajo de investigación sobre los ciclos del salario de empleos nuevos y continuos en Chile, en un encuentro del Doctorado en Ciencias Económicas.

El economista, que nació en Bowen y cursó hasta tercer año de la carrera en la UNCUYO, luego se trasladó a Buenos Aires y finalmente se instaló en Chile, donde trabaja en el Banco Nacional del vecino país. Como economista de la entidad, fue uno de los autores de un trabajo que analizó los salarios y los empleos nuevos y continuos entre 2005 y 2016, tomando información estadística oficial de 9 millones de trabajadores formales.

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El fenómeno de la rotación

Wlasiuk explicó que, si bien los resultados del estudio no se  pueden extrapolar a Argentina, existen rasgos comunes, y uno de ellos es el fenómeno de la rotación del empleo. Dijo que esta situación no es buena ni mala en sí misma, pero que es importante analizarla porque tiene costos no solo personales para el trabajador, sino para la economía.

El profesional explicó que si se tiene en cuenta solo el universo de las personas que cambian de empleo, existen diferencias significativas. El 60 % es relativamente estable, ya que pasa entre 5 y 6 años en el mismo empleo, tiene mejores sueldos y tiende a incrementarlos con el tiempo; el 40 % restante tiene una gran rotación, ya que, en promedio, cada 15 meses cambia de lugar, aunque este no significa una mejora en su salario.

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Wlasiuk comentó que cuando el ciclo económico es negativo, la rotación es una alternativa para no quedar desempleado, aunque esto signifique que el salario no solo no crezca, sino que en muchas oportunidades sea menor al que percibían anteriormente.

El profesional destacó que, en general, entre los Estados predomina la idea de que la rotación es positiva, porque le brinda más flexibilidad y margen de ajuste a la economía. Sin embargo, aclaró que esta idea depende del grupo de empleados que se analice, es decir, si son profesionales o tienen una baja calificación.

Wlasiuk señaló que la rotación del empleo, que era impensada para generaciones anteriores, tiene costos personales y económicos. Enumeró algunos de ellos: los salarios no crecen mucho en el tiempo (salvo los que tienen una alta calificación), el movimiento permanente lleva a que las personas no desarrollen un conocimiento específico y, del otro lado, las empresas tampoco apuestan a la capacitación, justamente porque saben que el trabajador no permanecerá mucho tiempo en el mismo lugar.

El economista planteó los beneficios de que tanto Chile como Argentina cuenten con investigaciones sobre la temática, ya que serán la base para generar políticas públicas que acompañen estos procesos de cambio en el mercado laboral.