Un ejemplar de escorpión del norte argentino y con veneno neurotóxico se expandió a tres puntos del Gran Mendoza

El estudio sobre cómo afecta la urbanización a las comunidades de arácnidos, incluyendo arañas, solífugos y escorpiones lo lleva adelante una especialista del Conicet. Se trata del Tityus carrilloi, una especie de escorpión presentes en Mendoza, de interés sanitario y adaptable a zonas urbanas. Cómo identificarlo.

Un ejemplar de escorpión del norte argentino y con veneno neurotóxico se expandió a tres puntos del Gran Mendoza

Hallan un ejemplar de escorpión no nativo y peligroso en tres puntos claves del Gran Mendoza. Foto: Conicet

Investigación

Unidiversidad

Ernesto Gutiérrez

Publicado el 30 DE JULIO DE 2025

Los escorpiones forman parte importante de la biodiversidad de zonas áridas y cumplen un rol ecológico fundamental, al igual que el resto de los arácnidos. En Mendoza, un escorpión que se encontraba originalmente en el noreste del país logró establecerse en áreas urbanas. Se trata de Tityus carrilloi, un arácnido con veneno neurotóxico, considerado de interés sanitario, que hasta hace unos años no formaba parte del ecosistema local y cuya presencia se ha registrado en algunas zonas pobladas del Gran Mendoza. Su presencia es una advertencia sobre el impacto del avance humano, la urbanización y el cambio climático. 

Si bien hay un primer registro de Tityus carrilloi en el año 2008 en una vivienda en el barrio Campo Papa, el último registro corresponde a otro escorpión del mismo género (Tityus bahiensis) hallado en una maderera en el sur provincial en 2024 por los biólogos Marcos Jannello y Carlos Ariel López. Hoy, la bióloga y becaria del Conicet en el Laboratorio de Entomología del Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas (Iadiza) Julieta Ledda lleva adelante su tesis doctoral en torno a un objetivo claro: estudiar cómo afecta la urbanización a las comunidades de arácnidos, incluyendo arañas, solífugos y este tipo de escorpión. Su trabajo de campo se desarrolla en un gradiente que va desde el piedemonte natural mendocino hasta zonas periurbanas y, finalmente, áreas densamente urbanizadas.

“Lo que observamos es que hay un impacto directo de la urbanización. En la ciudad hay menos individuos, menos especies y, además, un recambio en la composición. Las especies nativas no logran establecerse en el ambiente urbano”, explicó la investigadora. Es decir, al avanzar hacia la ciudad, no solo disminuye la cantidad de arácnidos, sino que también cambian las especies presentes. Muchas de las que cumplen funciones clave en los ecosistemas quedan fuera del entorno urbano, mientras que sí logran llegar a la ciudad otras correspondientes a especies cosmopolitas, sinantrópicas y algunas invasoras. 

Sin embargo, hay excepciones. Entre ellas se encuentra el Tityus carrilloi, escorpión que, aunque nativo de Sudamérica y presente en el noroeste del país, no es propio de Mendoza. Según los registros del equipo del Conicet, este arácnido habría llegado mediante el transporte de leña o materiales de construcción desde otras provincias. En ciudades como Córdoba, ya ha causado picaduras graves y también es considerado de interés sanitario.

“Se cree que llegó por el transporte de madera u otros insumos y, aunque en Mendoza su presencia aún es limitada, ha logrado establecerse en ciertos puntos”, detalló la investigadora. Entre los lugares donde se tiene registro de su presencia, se detalla las cercanías al Parque Central (en domicilios en la zona de los monoblocks); en viviendas de ciertos sectores del barrio Campo Pappa, en Godoy Cruz y en un aserradero del Barrio Santa Ana, en Guaymallén.  

Escorpión hallado por los investigadores del Conicet en el sur provincial. Foto: Conicet

Una especie peligrosa y adaptable

El Tityus carrilloi tiene un veneno neurotóxico que puede afectar el sistema nervioso y causar síntomas como contracciones musculares, temblores y agitación, entre otros. En Mendoza, aún no se han registrado casos fatales ni de gravedad. “La diferencia podría deberse a la composición del veneno que modifica su potencia respecto a otras zonas del país”, comentó la especialista. 

Una de las características más llamativas del escorpión es su forma de reproducción: no necesita de un macho. “La hembra en ciertas ocasiones puede reproducirse mediante partenogénesis facultativa. Una forma de reproducción donde la hembra no necesita ser fecundada por un macho. Esto facilita que se establezcan poblaciones rápidamente en zonas donde encuentran condiciones favorables”, explicó. 

Entre las claves para su expansión urbana, podría ser las temperaturas elevadas y  la abundancia de presas como las cucarachas, más comunes en ambientes antropizados. Condiciones que se dan más en la ciudad que en zonas naturales del piedemonte. “En el ambiente urbano encuentra todo lo que necesita. Las ciudades ofrecen condiciones que lo benefician”, agregó. 

Mapa de la propagación de la familia del escorpión Tityus en la Argentina. Foto: Conicet.

Cómo reconocerlo (y cuándo preocuparse)

La investigadora brindó una pauta clara para identificar si un escorpión representa un riesgo sanitario: “Los Tityus tienen pinzas largas y finas, como tijeras. En cambio, los que no son de interés sanitario tienen pinzas más anchas, como las manos de Popeye. Esa es una forma sencilla de diferenciarlos”. 

Otra característica es que el Tityus tiene una pequeña protuberancia cerca del aguijón (pareciera como si tuviese un segundo aguijón), aunque esta característica es más difícil de observar a simple vista. 

Para facilitar la identificación y fomentar la ciencia ciudadana, desde el equipo de investigación promueven el uso de la app “¿Es araña o escorpión?”, que permite subir fotos y recibir una evaluación del ejemplar. “Nos ayuda a conocer los arácnidos presentes en zonas urbanas de nuestra provincia y a tener más registros de Tityus carrilloi y así también conocer otros puntos donde podría encontrarse establecida esta especie”, indicó. 

Para facilitar la identificación y fomentar la ciencia ciudadana, desde el equipo de investigación promueven el uso de la app “¿Es araña o escorpión?”, que permite subir fotos y recibir una evaluación del ejemplar. Foto: App Conicet.

Urbanización, cambio climático y nuevos ecosistemas

Lo más llamativo del caso no es solo la presencia de un escorpión que originalmente no estaba en Mendoza, sino el contexto que lo permite. Mientras especies nativas como ciertas arañas o solífugos, incluso otros escorpiones desaparecen de las zonas urbanas, el Tityus encuentra un hábitat propicio en el cemento, las cañerías y los rincones de la ciudad. 

“Las temperaturas más altas y las transformaciones en el paisaje urbano están favoreciendo a ciertas especies que antes no podían establecerse acá. A la vez, están desplazando a las nativas del piedemonte, que tienen un rol ecológico fundamental”, explicó la especialista. 

En ese sentido, destacó el caso de la araña Leprolochus birabeni, una diminuta cazadora especializada en hormigas cortadoras de hojas. “Es una aliada natural para el control biológico, pero no logra sobrevivir en la ciudad, a pesar de que su presa sí está presente en la ciudad”, comentó. 

"Conocerlo es una herramienta fundamental", expresó Julieta Ledda. Foto: Conicet

Convivir con lo desconocido (y valorarlo)

“Hay un miedo generalizado hacia los arácnidos, pero la mayoría no representan peligro alguno. De hecho, cumplen funciones clave para el equilibrio del ecosistema”, explicó la científica. Agregó que, al conservar las especies nativas, también se puede evitar la expansión de especies introducidas, como el Tityus. 

A pesar del avance urbano, muchas especies cosmopolitas logran adaptarse. Otras, en cambio, no. “Hay especies introducidas que no son peligrosas, pero que igual nos muestran cómo está cambiando el ambiente”, añadió. 

No se trata de alarmar, sino de conocer. “Reconocer el valor ecológico de los arácnidos, saber identificarlos y entender que el equilibrio natural se basa en la convivencia, no en la erradicación. Con más conocimiento, hay menos miedo y más herramientas para prevenir, cuidar y conservar”, concluyó la investigadora. 

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