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Se trata de una región casi desconocida del Atlántico Sur. La misión está liderada por un consorcio de instituciones con el respaldo del Conicet. Los objetivos de la campaña y los primeros hallazgos. La transmisión se hizo en vivo y está en YouTube.
Foto: gentileza Cenpat-Ibiomar
Una expedición a miles de metros de profundidad permitió conocer la imponente biodiversidad de una zona poco explorada del mar Argentino: el cañón submarino de Mar del Plata. Especialistas descubrieron que la zona funciona como un corredor ecológico y una guardería de larvas, peces y crustáceos jóvenes, paisajes vírgenes con gran variedad de corales y esponjas, pero también fueron testigos directos del impacto humano: ya que encontraron rastros de pesca de arrastre y restos de contaminación plástica.
Toda esta misión se transmitió en vivo a través de YouTube y cautivó a más de mil personas durante la noche del domingo pasado. Se trata de la campaña Talud Continental IV, una expedición conjunta del Centro Nacional Patagónico (Cenpat, dependiente del Conicet) con el Schmidt Ocean Institute para explorar el cañón submarino Mar del Plata, ubicado frente a la provincia de Buenos Aires. Viaja a bordo del buque de investigación Falkor y cuenta con ROV SuBastian, un vehículo operado remotamente, capaz de capturar imágenes de alta resolución y recolectar muestras biológicas sin alterar los ecosistemas. Ciencia y tecnología hicieron posible el recorrido a 3900 metros de profundidad. El buque partió el 23 de julio y continuará la exploración hasta principios de agosto.
Foto: gentileza Cenpat-Ibiomar
A profundidades de casi 4000 metros, el equipo inspeccionó —y también registrará minuciosamente— hábitats vulnerables, biodiversidad bentónica, procesos reproductivos, dinámica de sedimentos, ADN ambiental, carbono azul y la presencia de impactos antrópicos como basura marina y microplásticos.
Uno de los científicos argentinos que participan es Martín Brogger, doctor en Biología, investigador del Conicet en el Instituto de Biología de Organismos Marinos (Ibiomar), en Puerto Madryn. “Esta misión es clave para conocer y conservar la biodiversidad marina profunda de Argentina. La información que generamos servirá para describir nuevas especies, identificar hábitats vulnerables, y fortalecer políticas de conservación a nivel nacional e internacional. También consolida el liderazgo del país en el estudio del océano profundo en el Atlántico Sur”, dijo a Tiempo Argentino desde el buque.
Foto: gentileza Cenpat-Ibiomar;
Brogger explicó que, por primera vez, estas exploraciones se transmiten en vivo por YouTube, "lo que permite que cualquier persona pueda ver en tiempo real los ecosistemas de las profundidades del país, acompañando a los científicos durante sus descubrimientos”, destacó. La transmisión permitió seguir, por ejemplo la emoción del investigador Mariano Martínez al ver una Benthodytes violeta –o “Batatita”, como se la bautizó durante la travesía-, una especie que él mismo describió en 2014 a partir de material colectado durante una campaña en el Buque Oceanográfico Puerto Deseado, del Conicet. En esta misión, por primera vez, pudo ver a la especie viva y en su hábitat.
El hito lo compartió en X y lo celebró Soledad Leonardi, directora del Ibiomar. “Es un orgullo enorme que nuestros investigadores formen parte de una expedición tan importante. No solo desde lo científico, sino considerando el impacto y la atención que está generando en la gente”, afirmó Leonardi.
El objetivo de la misión es explorar las profundidades del talud y el cañón submarino frente a Mar del Plata, uno de los ambientes más desconocidos y menos estudiados del mar Argentino. “Esperábamos encontrar una alta diversidad de especies adaptadas a la vida en las profundidades, y eso se está confirmando: ya hemos registrado decenas de organismos poco conocidos e incluso especies que podrían ser nuevas para la ciencia”, destacó el biólogo. También se detectaron comunidades que viven sobre corales y esponjas de aguas profundas, que “cumplen un rol fundamental como hábitats estructurales”, dijo a Tiempo Argentino.
Foto: gentileza Cenpat-Ibiomar
Pero no todo fue biodiversidad deslumbrante. También hubo basura. “Uno de los hallazgos más preocupantes fue la presencia de basura a más de 1000 metros de profundidad, como bolsas de plástico y algunos artes de pesca. Esto confirma que el impacto humano alcanza incluso los ambientes más remotos y vulnerables del océano”, advirtió el investigador. “La basura en el fondo marino no solo altera el ecosistema, sino que también puede afectar a especies sensibles y de crecimiento muy lento. Este tipo de hallazgos refuerza la necesidad urgente de mejorar la gestión de residuos y proteger los fondos marinos del Atlántico Sur”.
Con la evidencia transmitida en vivo y en directo, se vuelve palpable la importancia de la expedición y la necesidad de actuar. Todo esto, en un contexto de desfinanciamiento, vaciamiento y ninguneo de los principales espacios e institutos de ciencia en el país.
“El trabajo científico en Argentina, particularmente en áreas como la investigación marina profunda, no está exento del contexto desafiante que hoy atraviesa el sistema de ciencia y tecnología nacional. La disminución de recursos disponibles, tanto para instituciones como para proyectos específicos, genera dificultades concretas en el desarrollo sostenido de investigaciones, en la formación de nuevos investigadores y en el mantenimiento de capacidades instaladas”, planteó Brogger.
“A pesar de estas limitaciones, la comunidad científica continúa trabajando con gran compromiso y creatividad, buscando alianzas estratégicas y colaboraciones internacionales, y optimizando al máximo los recursos disponibles. Expediciones como Talud Continental IV son posibles gracias a ese esfuerzo colectivo, y también al apoyo de instituciones como el Schmidt Ocean Institute, que permite potenciar el trabajo de los equipos nacionales y visibilizar el valor de la ciencia argentina en el contexto global”, sostuvo. Y agregó: “Esta situación también refuerza la importancia de contar con políticas públicas estables y de largo plazo para la ciencia, que garanticen la continuidad de investigaciones fundamentales para el conocimiento, la conservación y el desarrollo sostenible del país”.
Fuente: Tiempo Argentino, CENPAT-Conicet
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