Los pasajeros agarraron fuertemente sus bolsos, colocaron sus teléfonos en modo vibración y luego los guardaron. Enseguida comenzaron a escucharse fuertes golpes en la parte trasera del vehículo, donde iniciaron los piedrazos. El primero golpeó en el plástico del micro, parecía que le pegaban piñas a la vez, y luego una rueda de una maleta rompió el vidrio de atrás.

A esta altura del ataque por parte de un grupo de vándalos, los pasajeros tenían miedo. Los vidrios comenzaban a caerse por partes y hacían un ruido muy fuerte. Todos se agachaban, se tiraban al piso y temían que volviesen a arrojar piedras desde afuera.Esta escena, que ya forma parte del paisaje cotidiano en las líneas urbanas de Mendoza, fue presenciada por Unidiversidad durante un recorrido en la unidad 91, que circulaba por el barrio San Martin.

Desde la Autam indicaron a Unidiversidad que esto sucede entre seis y siete veces por día. “El tema de rotura de micros, de hechos de inseguridad tanto del Gran Mendoza como de la zona Sur y del Este, es constante; a tal punto que nosotros tenemos reunión todos los lunes […] allí se hace la evaluación de todo lo que es la seguridad. Todas las semanas las empresas tienen que presentar estadísticas sobre los hechos que sufren de inseguridad”, expresaron desde la Asociación Unida del Transporte Aumotor de Mendoza.  

En la Autam, afirman desde esa empresa, “se ha ido haciendo 'el museo' de las cosas que nos tiran y que rompen vidrios o producen otro inconveniente. Hay más que nada piedras, que las llevan las personas al hacer la denuncia”.

La mayoría de los casos de inseguridad en los transportes consisten en la rotura de vidrios. El problema es que quienes realizan estos actos son menores. “Un menor no está ni dos segundos en la policía o en la justicia. Y otro problema es que se van moviendo, entonces la policía no puede controlar un solo lugar”, concluyó un vocero de Autam.

“Los chicos que hacen este daño son de entre 13 y 18 años”, dijo un empleado de una empresa de transporte a Unidiversidad. Los choferes no pueden hacer la denuncia debido a que después reciben fuertes amenazas. “Después vienen, se suben al micro con un arma y me obligan a sacar la denuncia”, concluyó un chofer.