Además de la alimentación, hay otras carencias que sufren los niños y niñas y que también inciden en su desarrollo: a cuatro de cada diez no les leen historias ni cuentos, no tienen libros infantiles en sus hogares y es poco frecuente que participen en actividades artísticas y deportivas. Esos son algunos de los resultados de las conclusiones de un informe que realizó el Observatorio de la Deuda Social Argentina, dependiente de la Universidad Católica (UCA).

En el trabajo, denominado Equidades en el Ejercicio de los Derechos de Niños y Niñas que abarca el período 2010-2017, se analizó la situación de la infancia en distintos conglomerados del país, incluido el Gran Mendoza.

Los profesionales analizaron la equidad en el ejercicio de los derechos de la niñez respecto de distintas dimensiones: alimentación, salud y hábitat; subsistencia, crianza y socialización, información, educación y protecciones especies, en referencia a la lucha contra el trabajo infantil.

Los resultados del análisis de las dimensiones relacionadas con la situación económica mostraron que casi la mitad de los chicos de 0 a 17 años vive en hogares pobres –teniendo en cuenta el ingreso–, que el 22,6 % vive en una situación de hacinamiento y que el 17 % experimentó riesgo alimentario, es decir que en su casa se redujo la dieta de alimentos en los últimos doce meses. Pero hay otra dimensión en la que se evidenciaron carencias, relacionada con la crianza y las posibilidades de socialización.

La pobreza alcanza a casi la mitad de los niños del país

Según la UCA, el 48,1% de los niños y niñas argentinos vive en condiciones de pobreza. El 33,8% desayuna, almuerza y merienda en comedores escolares o de organizaciones barriales.

Falta de estimulación

De acuerdo a los resultados del informe, existen carencias en cuento a la estimulación de los pequeños: a cuatro de cada diez niños no les leen historias ni cuentos, ni tienen acceso a libros infantiles en sus hogares.

La carencia de libros infantiles en el hogar (que afecta a cuatro de cada diez niños y niñas entre 0 y 12 años) es más elevada cuando son pequeños, lo que probablemente esté relacionado con la no escolarización en los primeros años. El informe destaca que en los sectores más vulnerables, el vínculo del pequeño con el libro comienza en el nivel inicial, lo que demuestra la importancia del acceso a la educación pública.

Ese déficit en el acceso a los libros (que afecta al 40,4 %) es más elevado en los más pequeños y en los varones. La brecha de desigualdad es de hasta seis veces, si se compara la situación de quienes viven en hogares de un estrato trabajador marginal con la de otros donde los responsables de su crianza son profesionales.

La ausencia de festejos de cumpleaños asciende a casi el 15 % entre chicos de 1 a 12 años, y algo más elevada a medida que crecen. Si bien este indicador no registró cambios sustantivos en los últimos años, la brecha de desigualdad es de nueve veces entre los que viven en hogares con situación de trabajo marginal y los que viven en hogares donde los responsables de su crianza son profesionales.

En cuanto a la participación en espacios de deportes y artes fuera del ámbito escolar, es poco frecuente en infancias urbanas del país. El 60 % de los chicos y chicas de entre 5 y 17 años no practica un deporte o actividad física extraescolar, y aunque hubo una leve mejoría en este indicador, el déficit sigue siendo muy elevado y afecta de modo particular a los más pequeños, y a las mujeres más que a los varones.  

El informe también concluyó que ocho de cada diez niños de 5 a 12 años no asistieron a una colonia de vacaciones en el último año (2017). Si bien en este indicador también se registró una leve mejoría, el déficit sigue siendo muy elevado y generalizado, y afecta más a las mujeres que a los varones.

Otro déficit importante que se destaca respecto de las actividades de socialización es la falta de participación en actividades artísticas, algo muy poco frecuente en la infancia y adolescencia urbanas, ya que el 85 % no realiza ninguna. Esto es aún menos frecuente en los adolescentes y en los varones que en las mujeres.