No solo un trasplante: vive gracias a un riñón de su madre

Según el Incucai, Mendoza representa hasta la fecha el 2,6 % de las voluntades de donación a nivel nacional. Te contamos la historia de una joven que recibió la donación de su mamá.

No solo un trasplante: vive gracias a un riñón de su madre

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Sociedad

Unidiversidad

Unidiversidad/ Ángeles Balderrama

Publicado el 19 DE MARZO DE 2019

Mendoza es la sexta provincia con mayor cantidad de expresiones de voluntad de donación a nivel nacional. Según las estadísticas del Incucai, son 81 754 mendocinos (tan solo un 2,6 %) los que expresaron su deseo positivo en el sistema de la entidad. A esta altura de la historia, no hay dudas de que la donación de órganos salva vidas.

De todas maneras, la Ley N° 27447, conocida como Ley Justina, dispone que toda persona capaz mayor de 18 años puede ser donante de órganos o tejidos, salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. Sin embargo, desde su implementación, no ha influido en la cantidad de donantes sino en las negativas familiares, según expresó en febrero pasado el titular de Incaimen, Hugo Vitale.

Trasplantes en Mendoza: la mitad de los pacientes aguarda un riñón

Según datos que reveló Incaimen a Unidiversidad, las cifras se incrementan cada año. Es necesario tomar consciencia y cuidar la salud.

En nuestra provincia, son 225 pacientes (el 48 % de las personas que esperan trasplante) los que se encuentran en lista de espera por un riñón, ya que es el órgano que se necesita con mayor frecuencia. En orden de carencia, las córneas están en segundo lugar, con 185 personas (el 39 %).

Gráfico de Sintra, Incucai

En algunos casos, es posible que algunos pacientes deban esperar hasta 10 años para conseguir un riñón. Sin embargo, el promedio de demora general es de tres a siete años.

Gráfico de Sintra, Incucai

 

Donar salva vidas

Natalia Lima, exestudiante de la Escuela de Comercio Martín Zapata, se realizó un trasplante de riñón en el año 2016. Sin embargo, el proceso se inició con anterioridad.

Durante los años 2013 y 2014, padecía fiebre y vómitos todos los meses. Por ello, consultó a una gran cantidad de especialistas en columna, urólogos, nefrólogos y hematólogos, pero no le detectaban el problema. “En los exámenes, la creatinina me daba valores muy altos. En ese nivel figura si el riñón está funcionando bien o no, si tiene nivel de toxina”, explicó la joven.

Luego de pasar por varios centros de salud  sin ser atendida, durante 2014 estuvo internada un mes y medio en el Hospital Central. En los primeros 15 días, los médicos descubrieron que padecía IRCT (insuficiencia renal crónica terminal). Debido a ese problema, sus riñones dejaron de funcionar completamente y comenzó a realizarse diálisis de urgencia.

“No podían parar la fiebre y cuando me pasaron a clínica médica me dio un ACV (accidente cerebrovascular). Por suerte, fue en un lugar en el que no me afectó”, comentó Natalia a Unidiversidad.

Antes y después del trasplante

En ese momento, se inscribió en la lista de espera para realizarse un trasplante renal. Además, su mamá inició los estudios de compatibilidad para ser su donante. Si bien tuvo muchos problemas burocráticos para lograr su operación, finalmente el trasplante fue exitoso y al séptimo día ya estaba en su casa.

“Todos los meses tengo que hacerme exámenes de sangre para ver los valores. Además, tomar mucha agua, seguir una dieta balanceada y tomar los inmunosupresores para que el cuerpo no rechace el riñón”, indicó. A casi tres años de su trasplante, la joven reflexionó sobre la importancia de la donación de órganos.

“Donar cambia completamente la vida de una persona, es algo inexplicable la felicidad de retomar tu vida y ver que tenés todas las herramientas a tu favor para hacerlo. Ya nada te impide cumplir tus sueños”, comentó, por último, a Unidiversidad.

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