Vivir con el peso social y laboral por elegir no tener hijos

Aunque a simple vista parece otorgar mayor libertad, muchas mujeres son prisioneras por haber decidido no ser madres. La importancia de derribar viejas concepciones.

Vivir con el peso social y laboral por elegir no tener hijos

Foto: buenavibra.es

Sociedad

Unidiversidad

Unidiversidad/ Ángeles Balderrama

Publicado el 06 DE NOVIEMBRE DE 2019

Se suele pensar que las mujeres tienen un deseo innato de ser madres o que poseen cualidades específicas para desarrollar esta tarea. Sin embargo, en la actualidad existe una gran cantidad de mujeres que deciden no ser madres (las llamadas NoMo, por su sigla en inglés) para volcar sus intereses hacia otros aspectos de su vida, tales como voluntariados, viajes y trabajo. El conflicto radica en los prejuicios y estigmas que reciben desde la sociedad y la sobrecarga que absorben en sus ambientes laborales.

“Quedate vos porque yo tengo que ir a buscar a mis hijos”, "¿Cuándo vas a tener hijos, mirá que se te pasa el reloj?”, "¿No te conectás con los niños?", "¿No sos mamá porque no querés o no podés?", "Pero ¿cómo que no te alcanza el tiempo?". Estas son algunas de las frases más comunes por las que se enfrentan todas las mujeres que superan los 25 años y no tienen hijos. Sin embargo, la determinación es una tendencia a nivel mundial y está asociada al empoderamiento de la mujer y a la libre elección para decidir sobre su cuerpo. E incluso a la posibilidad de dar amor desde otros roles.

“Vivo con mi pareja y mis perros, que para mí son mis hijos. En realidad nunca me planteé el no ser madre, simplemente pasó. Pero yo creo que si hubiese querido tener hijos, los tendría. Ahora, sí hay fuertes cuestionamientos de la sociedad y, a veces, de la familia. “En mi caso yo me casé de grande, pasados los cuarenta años y con el tiempo la relación no funcionó. Tengo sobrinos, pero nunca tuve hijos. Yo creo que mi tarea como maestra rural reemplazó un poco a los hijos”, expresaron Estela (56) y Graciela (60), ambas docentes.

Las NoMo (en inglés ‘no mothers’, es decir, no madres) están seguras de su elección de vida y dedican el tiempo, que tradicionalmente las mujeres ocuparon en la maternidad, a otros aspectos de su vida, como volcar su energía vital a realizar tareas sociales, viajar o trabajar. Sin embargo, la sociedad mantiene algunos reparos con esta decisión.

Históricamente, la sociedad impuso roles de cuidado para las mujeres, que buscaban la unión familiar y la procreación de hijos e hijas, con la finalidad de reproducir las condiciones del sistema capitalista. Ya Rousseau en su obra, el Emilio o la Educación proponía el ideal educativo  para las mujeres: dedicadas al ámbito privado y a la domesticidad familiar, complaciendo los deseos de sus esposos.

“Importa, pues, no solamente que la mujer sea fiel, sino que sea considerada como tal por su marido, por sus familiares, por todo el mundo; importa que sea modesta, atenta, reservada, que lleve a los ojos de los demás, como a su propia conciencia, el testimonio de su virtud. Sofía ama la virtud y este amor ha llegado a ser su pasión dominante. La ama porque no existe para ella nada tan bello como la virtud; la ama porque la virtud forma la gloria de la mujer y porque una mujer virtuosa le parece casi igual a los ángeles (…)”, destacaba su ensayo.

Estas concepciones se mantuvieron con fuerza durante muchas décadas, sin embargo, cuando el feminismo empezó a cobrar fuerza, las ideas de mujer maternal y esposa ideal comenzaron a derribarse.

“En este momento socio histórico se siguen deconstruyendo viejas concepciones como el binomio mujer = madre, en el cual la maternidad se relacionaba directamente con la construcción de feminidad. Los prejuicios y estigmas que se tienen en la sociedad se asocian así con la irresponsabilidad de la mujer por no sentar cabeza o suponer que la mujer soltera y sin hijos es homosexual. Claramente, dichos que vienen de una mente discriminadora y totalmente rígida”, detalló la psicóloga Florencia Robledo.

En la provincia, las cifras oficiales indican una leve tendencia hacia la disminución de la tasa de natalidad, ya que en la última década (2008- 2018) se registraron 4 700 nacimientos menos, tanto en el ámbito privado como en el público. Los especialistas detallan que estos números se atribuyen a una mayor conciencia sobre la salud sexual y al replanteamiento de la maternidad y paternidad.

Mendoza: en 2018 se registraron 4700 partos menos que en 2008

En los últimos 10 años, la tasa de natalidad en Mendoza fue bajando año a año. Si se observan los nacimientos entre 2008 y 2018, hay una gran caída de los llamados "nacidos vivos". En 2008 se registraron 34 891 nacimientos, mientras que en 2018 fueron de 30 122, es decir, 4700 partos menos tanto en hospitales públicos como privados.

“Uno de los grandes motivos para replantearse la maternidad es el proyecto de vida que trace esa mujer, que la puede llevar a retrasar su deseo de ser madre o simplemente no serlo, priorizando otros aspectos que esa persona considere que le otorgarán sentido a su vida. Es un mito el deseo de ser madre porque lo construye la persona y este va sufriendo modificaciones por las experiencias de vida que vaya transitando. Es importante que, si existe este deseo, después se convierta en la elección de esa mujer”, indicó Florencia Robledo.

 

El estigma de la soltería y la carga laboral

“Para mí es un no rotundo. Cada vez lo pienso más y si lo tengo que planear, definitivamente no. Por los tiempos, por lo que quiero hacer en el futuro, por lo difícil de la situación económica. Para mí, tener un hijo implica mantener cierta estabilidad monetaria y no sé cuándo voy a llegar a eso o si alguna vez la tendré. Por ahora dedico mi tiempo "libre" a alfabetizar”, expresó la estudiante Julieta Miranda (24).

Durante 2018, el Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación presentó las estadísticas sobre las mujeres en el mercado de trabajo argentino. Las mismas indicaron que, en nuestro país, la tasa de actividad femenina es un 31 % inferior que la masculina, una de las más bajas comparada con otros países. Esto se relaciona con la brecha de género existente en la sociedad.

La difícil decisión de elegir ser madre soltera en Mendoza

Anabella Franco (41) se desempeña como administrativa y hace dos años empezó el tratamiento de fertilización en nuestra provincia. Actualmente, con su hijo Felipe, de 1 año de edad, comentó a Unidiversidad todo el proceso al cual se enfrentan las mujeres que deciden embarcarse en la maternidad siendo solteras.

“Si se observa a las mujeres en edad fértil sin hijos, más de la mitad se encuentra económicamente activa, mientras que si se observa a las que tienen 3 hijos o más, la mitad no participa del mercado de trabajo”, detalla el informe.

Sin embargo, muchas mujeres que deciden no ser madres por decisión propia también se encuentran frente a algunas injusticias laborales relacionadas con el uso del tiempo libre. “Siempre la que no tiene hijos es la menos beneficiada”, expresó una de las entrevistadas.

“Las que no tenemos hijos y siempre cumplimos con los objetivos que se proponen en el trabajo, nos sentimos un poco molestas porque quienes sí tienen niños o niñas muchas veces no llegan a esos estándares y nadie les dice nada. Es como que hay mayor exigencia para nosotras, como si por no tener hijos no tuviéramos vida. A veces te piden que hagas reemplazos y que te quedés doble turno porque no tenés hijos”, expresó María Luz (28).  

En este sentido, la licenciada Robledo sostuvo que esta sobrecarga laboral también ocurre con otros colectivos, pero lo fundamental es marcar límites.

“Por lo general también les pasa esto a las personas jóvenes en el trabajo, pero más allá de tener o no hijos, la persona se tiene que plantear si es asertivo, es decir si está defendiendo sus derechos. Y esto no es fácil, porque es plantearle a otro y muchas veces a un superior el límite. Pero una vez que se haga se verán los resultados positivos que se tiene. Los límites siempre son saludables en toda relación”, concluyó la especialista.

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