44 y 88

Las víctimas, los mártires, los héroes son nuestra Historia escrita con tragedia y candidez por la Patria, siempre en proceso de recuperación.

44 y 88

La bandera como símbolo de un país ajado por las muertes trágicas. Imagen ilustrativa tomada de taringa.net.

Sociedad

Unidiversidad

Jorge Fernández Rojas

Publicado el 06 DE DICIEMBRE DE 2017

Ochenta y ocho es el doble de 44 y hoy es la diferencia entre el alivio y el dolor.

Son 88 los combatientes argentinos identificados que estaban enterrados en la isla Soledad desde 1982.

Son 44 los submarinistas del ARA San Juan que están desaparecidos en el mar austral argentino desde el 15 de noviembre.

Tanto los 88 como los 44 murieron en “servicio a la patria”.

Los familiares de los 88 ya saben dónde pueden homenajear a sus queridos caídos y ya preparan un viaje a Malvinas.

Los familiares de los 44 reclaman al Estado para que la búsqueda en el océano no cese.

Pasaron 35 años para identificar a los 88.

Pasaron 21 días desde la desaparición de los 44 que se presumen muertos en el fondo de mar.

Los familiares de los 88 recuperados se condolieron con los de los 44.

Las historias de los 132 (88+44) se entrelazan por la tragedia y sus subsidiarios (sospechas de desidia, corruptelas y locuras colectivas varias, propias de este país que los llora).

Todo esto trasciende en esta nota difundida el 1.º de diciembre por los familiares de los caídos en Malvinas.

“La Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur hace llegar por este medio nuestros más sentidos pésames a las familias de los 44 tripulantes del submarino ARA San Juan.

“Quedarán allí custodiando eternamente nuestra soberanía marítima en las aguas del sur y permanecerán en nuestra Historia Nacional a través de los tiempos. Porque los héroes no mueren, porque ellos son el corazón de la Patria…

“Elevamos nuestras oraciones para que la Virgen los alcance con su manto celeste y blanco y los conduzca a la gloria eterna junto a los demás héroes. Como así también hacerles llegar un fuerte abrazo a cada uno de los padres, hermanos, esposas, hijos que acaban de entregar lo más preciado al país, como lo hicieron los miembros de esta institución hace 35 años.

“Sabemos del dolor de la espera sin regreso, por eso rogamos por el eterno descanso de sus almas, para el consuelo de sus familiares.

“Que brille para ellos la luz que no tiene fin”.

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