Argentina 2040: desafíos para una estructura poblacional en transformación

La evolución de la fecundidad y la esperanza de vida al nacer generan desafíos presentes y futuros. Las causas son multifactoriales y, por esa razón, es clave gestionar con el mapa demográfico en la cabeza. El Indec preparó un informe especial para proyectar cómo será la población argentina en dos décadas.

Argentina 2040: desafíos para una estructura poblacional en transformación

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Unidiversidad

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Publicado el 24 DE OCTUBRE DE 2025

En dos décadas, la estructura de la población de la Argentina será distinta. Todo indica que la caída de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida al nacer se sostendrán, lo que plantea desafíos presentes y futuros, dado que, según la proyección que hace el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la demanda de atención médica y de servicios de cuidado para personas mayores será cada vez más alta.

La proyección surge del informe de estimaciones y proyecciones nacionales de población 2022-2040 con base en el Censo 2022. El dato concreto es que cada censo anterior mostró un crecimiento de la población argentina. Entre 2001 y 2020, por ejemplo, aumentó en promedio el 1,06 % por año. Sin embargo, para el período 2022-2040, se espera que la evolución sea mucho más lenta: en promedio, el 0,16 % por año. En 20 años, seríamos casi 50 millones.

En consonancia, el informe especial que difundió el Indec destaca que, entre los principales cambios, las mujeres tienen menos hijos y a edades más avanzadas. A su vez, aunque durante la pandemia por COVID-19 se perdieron años de esperanza de vida, en los años subsiguientes se observa una recuperación y se prevé que la esperanza de vida al nacer continúe en aumento. Así, en líneas generales, las variables indican que, hacia 2040, se espere una menor proporción de niños, niñas y adolescentes, y una mayor proporción de personas adultas mayores en el territorio nacional.

Si cambia la estructura de la pirámide poblacional, con una base más chica, cambian los modos en los que una sociedad se desenvuelve día a día, lo que genera cada vez mayores desafíos a la hora de planificar políticas públicas, desde los más altos niveles institucionales de la Nación hasta las comunidades más pequeñas a lo largo y ancho del territorio nacional. “Conocer las características de la población actual y anticipar su evolución futura resulta fundamental para orientar la asignación de recursos públicos y planificar la demanda futura de bienes y servicios, en especial en áreas como salud, educación, empleo y seguridad social”, dice el Indec.

Todo se transforma

Las razones que explican la baja en la tasa de fecundidad son varias y de distinto origen. En principio, para el Indec, hay acuerdo en explicar esa baja de la siguiente manera:

  • Mayor acceso a la información y el uso de métodos anticonceptivos;
  • Postergación de la maternidad, es decir, el hecho de que las mujeres tienen su primer hijo a edades más avanzadas;
  • Disminución de la fecundidad en todas las edades, pero principalmente entre las mujeres de hasta 20 años.

Estos tres puntos explican, en alguna medida, qué sucedió desde 2015, cuando se evidenció un nuevo período de descenso en la tasa global de fecundidad (TGF): en 2017, fue en promedio de 2,1 hijos por mujer, y en 2022, llegó a 1,4. Estos datos corroboraron las alertas que se habían prendido a principios del siglo XXI, ya que, por entonces, la mayoría de las jurisdicciones argentinas tenían un nivel de fecundidad por encima del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, con excepción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Con esta información, es importante no dejar de lado otras razones que explican la caída de la TGF. Por ejemplo, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) publicó un informe que identifica factores, como las limitaciones financieras, la inseguridad laboral, el costo de la vivienda, motivos de salud, las inquietudes sobre el estado del mundo y la falta de una pareja adecuada. Así, plantea que las causas no se reducen a una cuestión de “deseo”.

Futuro cercano

El nivel de fecundidad y la evolución de la TGF en la Argentina son similares a los que presentan otros países de la región, aunque, en nuestro país, la caída fue más rápida en los últimos años. Actualmente, los países con niveles de fecundidad similares al de la Argentina son Chile, Uruguay y Brasil.

Ahora bien, en la otra punta de la pirámide, se espera que el porcentaje de población de 65 años y más se incremente de manera sostenida en el tiempo. Mientras que en 2010 comprendía al 10,6 % de la población y en 2022 al 12,0 %, en 2040 se proyecta que alcance al 16,4 % del total. Este porcentaje representaría a unos 8 millones de personas.

En este sentido, es importante remarcar que la tendencia creciente en la esperanza de vida al nacer no es un dato inesperado. Desde 1950, en la Argentina se observa una curva ascendente. Particularmente en las últimas dos décadas, el aumento de la esperanza de vida mostró leves oscilaciones y solo se interrumpió de manera significativa durante los años de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, en 2022 se inició una recuperación de la tendencia creciente.

De esta manera, en los próximos años se espera que, a medida que aumenta la esperanza de vida al nacer, se reduzca la brecha entre los valores de varones y mujeres (que viven más años). Así, se estima que, para 2040, la esperanza de vida al nacer sea de 78,7 y 83,0 años, respectivamente, y que la diferencia entre sexos disminuya a 4,3 años, contra los 5,4 que se estiman para 2025.

Repensar todas las estrategias de cuidados

El envejecimiento poblacional podría implicar un aumento en la demanda de atención médica y de servicios de cuidado para personas mayores, tanto en el hogar como en instituciones, lo que requeriría reorientar esfuerzos con el fin de garantizar la cobertura y la calidad de atención destinada a este grupo etario. En el mismo sentido, el aumento sostenido de la esperanza de vida es un indicador clave en materia de salud, aunque exige también asegurar que los años ganados se vivan en buenas condiciones.

Belén Álvarez Vargas, titular del Centro de Estudios sobre Vejeces y Envejecimiento Poblacional (Cevep) de la UNCUYO, explica que el sistema de cuidados para mayores es progresivo: el primer eslabón es el domicilio, donde el eje central es que las personas sigan siendo independientes y vivan en su casa; el segundo, centros de día, donde puedan realizar distintas actividades, y el tercero, lugares de larga estadía (geriátricos) que, pese a una idea social generalizada, solo necesita un porcentaje pequeño de esa población.

En Mendoza —dice la especialista—, desde hace años la demanda de personal capacitado en cuidados supera en mucho a la oferta. Cree que ahí hay una oportunidad.

Para finalizar, quedan varias preguntas abiertas ante un desafío concreto de cara al mapa demográfico de la Argentina 2040. ¿Qué impacto tendrá esta evolución en la demanda de servicios educativos y de cuidado? ¿Cómo se modificarán los patrones de consumo a partir de los cambios en la estructura por edad de la población? ¿Será necesario reformular la planificación del espacio público urbano y adaptarlo al uso de personas mayores? ¿Qué inversiones harán falta para mejorar nuestro capital humano y aprovechar su potencial?

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