Arquitectura y Fenomenología

Qué es la arquitectura fenomenológica, cuándo surgió y qué implica esta tendencia a la hora de vivenciar los espacios.

Arquitectura y Fenomenología

Construido en la década del 60, el edificio del Banco de Londres es un clásico ejemplo de la arquitectura brutalista de Clorindo Testa. Hoy funciona allí la casa matriz del Banco Hipotecario. Foto: Pinterest.

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Especial Arquitectura y fenomenología

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Doctora arquitecta Sandra Navarrete, en colaboración con la arquitecta María Magdalena García

Publicado el 02 DE DICIEMBRE DE 2016

La fenomenología propone el estudio y la descripción de los fenómenos tal como se presentan en la realidad y se experimentan a través de los sentidos a partir de una perspectiva en primera persona. Su impulso tiene respaldo en filósofos de gran influencia en el pensamiento del siglo XX, entre los que se destacan Edmund Husserl, Martin Heidegger y Maurice Merleau-Ponty.

La arquitectura se acercó a ella en la década de 1950 y, a partir de entonces, el interés fue creciendo, más aún con la presencia de arquitectos prominentes como Steven Holl, Peter Zumthor y Juhani Pallasmaa. Sus obras ponen énfasis en recursos que causan fuertes impresiones sensoriales, como luces, sombras, agua y texturas que impactan y emocionan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El término fenomenología viene del griego: aparecer, mostrarse. El fenómeno es lo que se presenta como dato, puede ser percibido por los sentidos, recordado, amado; no necesariamente es algo físico. Se trata de todo aquello que produce alguna reacción en el sujeto desprevenido. Una entrada de luz, un aroma, el sonido de agua cayendo en una fuente son fenómenos que dan carácter especial a un espacio, a un lugar. El ambiente concretamente se define como "el lugar" y la vida ocurre allí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ese ambiente tiene variaciones particulares que Peter Zumthor llamó "atmósfera". Es esta atmósfera la que permite que ciertos espacios, con funciones similares o hasta idénticas, tengan características muy diferentes, de acuerdo con las condiciones culturales y ambientales propias del espacio en el que existen.

“La fenomenología, como una manera de pensar y ver, se convierte en un generador para la concepción arquitectónica, al mismo tiempo que nos restituye la importancia de la experiencia vivida como una auténtica filosofía”, asegura Steven Holl.
 

Una arquitectura para los sentidos

Siempre se ha interpretado a la arquitectura a partir de los sentidos, pero la vista ha sido dominante en la cultura occidental. Sobre ello, Pallasmaa afirma que “el privilegio del sentido de la vista sobre el resto de los sentidos es un tema indiscutible en el pensamiento occidental, y también es una inclinación evidente de la arquitectura del siglo XX”. Sin embargo, a partir de Merleau Ponty comenzaron a considerarse los otros sentidos. En este contexto, asegura: “El ojo es el órgano de la distancia y la separación, mientras que el tacto lo es de la cercanía, la intimidad y el afecto. El ojo inspecciona, controla e investiga, mientras que el tacto se acerca y acaricia”.

La arquitectura fenomenológica se proyecta, se materializa, se vive a partir de los efectos que produce en el hombre. Explica Steven Holl: “La fenomenología trata del estudio de las esencias; la arquitectura posee la capacidad de hacer resurgir las esencias. Relacionando forma, espacio y luz, la arquitectura eleva la experiencia de la vida cotidiana a través de los múltiples fenómenos que emergen de los entornos, programas y edificios concretos. Por un lado, existe una idea/fuerza que impulsa la arquitectura; por otro, la estructura, el material, el espacio, el color, la luz y las sombras intervienen en su gestación”.

En el mundo está siendo cada vez más extendida esta tendencia, que llegó a la Argentina de la mano de quien fue su referente más importante, el reconocido arquitecto Clorindo Testa.

El brutalismo es un antecedente directo de la arquitectura fenomenológica, que dio lugar a obras de relevancia internacional. En Mendoza, el contexto cultural y ambiental resultó ideal para esta tendencia de fuerte dramatismo, que se refleja en los edificios de la Municipalidad de Mendoza, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y la Facultad de Ingeniería de la UNCUYO, ejemplos de gran interés por su carácter expresivo.

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