Aumenta el trabajo informal en Argentina y crece la oferta de manteros digitales

El impacto de la tecnología, la economía de plataformas y la flexibilización laboral son algunos de los factores que están cambiando el mercado del trabajo. En plena crisis, se abre un escenario de incertidumbre, donde las generaciones jóvenes son las más afectadas. ¿Se esfuma "el sueño del trabajo en blanco"?

Aumenta el trabajo informal en Argentina y crece la oferta de manteros digitales

Los estados de Whatsapp se han convertido en una vidriera para vender todo tipo de productos. Imagen generada con Gemini AI

Sociedad

Trabajo informal

Unidiversidad

Ezequiel Derhun

Publicado el 04 DE AGOSTO DE 2025

El trabajo informal viene creciendo en Argentina, pero no es fácil segmentarlo a la hora de radiografiar el mapa laboral. El término “informal” significa muchas cosas y hay distintas definiciones a la hora de abordar los números fríos del empleo en un país. De todas maneras, no hay dudas de que trabajadores y trabajadoras vienen sumando precariedad en sus condiciones de trabajo y sus derechos están en pleno debate. Esta dinámica abre una serie de interrogantes sobre cuánto cambió el escenario laboral en el siglo XXI, qué efectos concretos genera el avance de la tecnología y qué se pone en juego cuando afirmamos que “aumentó la informalidad”.

Veamos. Según publicó ArgenData (Fundar), en el país, el 36 % de las personas asalariadas trabajan de manera informal. Esto quiere decir que trabajan sin un contrato formal ni acceso a diversas formas de protección, como la seguridad social o el acceso a la salud vía obra social. Al mismo tiempo, si sumamos a los trabajadores independientes, también llamados cuentapropistas (que incluye a los patrones pyme), el porcentaje asciende al 42 %.

Estos números coinciden con los últimos datos correspondientes al primer trimestre de 2025 publicados por el Indec. Allí, el informe sobre mercado de trabajo indica que la tasa de informalidad fue del 42 %, lo que implica un salto respecto del 40,8 % medido un año atrás para el mismo trimestre.

Siguiendo a ArgenData, esta tasa de informalidad representa a casi 9 millones de personas, sobre un total de 21 millones de personas ocupadas. De esa masa de informales, más del 60 % es asalariada a la que su empleador no le realiza aportes a la seguridad social. Este es el caso, por ejemplo, de una empleada doméstica a quien no le pagan los aportes. El resto (el 40 %) son trabajadores no asalariados. Ejemplos de este tipo de trabajador pueden ser un vendedor ambulante, un feriante o un albañil que no están registrados en el monotributo.

Tras la pandemia, momento que afectó particularmente a los sectores informales, los indicadores laborales fueron ganando lugar en la agenda pública. Asimismo, tras el cambio de gobierno y con la gestión libertaria de Javier Milei, esos indicadores dejaron de estar bajo la lupa, dado que las reformas vienen siendo expulsivas del mercado “formal”, tanto en el sector privado como en el público.

En paralelo, la tecnología avanza a una velocidad que no había sido experimentada de la mano de la IA y la omnipresencia de las redes sociales, lo que pone en jaque concepciones del mundo laboral que parecían inamovibles. Parte de esta dinámica, en un país en crisis, es la que el politólogo Matías Mora Cáceres llama “manteros digitales”, que remite a vendedores y vendedoras que utilizan redes sociales y plataformas de mensajería para ofrecer productos sin un punto físico de venta.

La venta de todo tipo de productos vía WhatsApp explotó en Argentina. Imagen: freepik.es

En este contexto, hablamos con Patricia Collado, investigadora del Conicet y docente en la UNCUYO, que se ha especializado en sociología del trabajo y a quien le preguntamos si tenemos que empezar a acostumbrarnos a que el empleo informal sea mayoritario en Argentina.

“Creo que normalizar la situación de informalidad es uno de los peores mensajes que podemos dar socialmente a los jóvenes, porque pone en peligro nuestra sociedad a futuro, la proyección de la calidad de vida y también las formas en que se va a resolver nuestra vida no activa. ¿Qué quiero decir? Que si nosotros hoy aceptamos un trabajo desasegurado, informal, sabemos que es un trabajo que no va a tener cobertura en salud, cobertura en accidentes y la cobertura en la situación de vejez", dijo Collado. “No es un privilegio tener una jubilación, como hoy el sentido común quiere hacer ver, sino que es un derecho gracias a los aportes que realizamos durante toda nuestra vida activa. No tenemos que naturalizar la informalidad, aun cuando sea mayoritaria en la Argentina”, agregó.

Etapas de la informalidad en la Argentina

La organización Fundar, que viene realizando informes sobre temas vertebrales de la realidad argentina, publicó que la informalidad es hoy más alta que hace 40 años. Sin embargo, este aumento no fue lineal y puede dividirse en etapas tras el retorno a la democracia.

-La primera etapa va de 1986 a 2003, cuando la informalidad asalariada saltó del 26,9 % al 49,4 %. El proceso de desindustrialización iniciado en los años 70 tuvo como contracara la destrucción de buena parte del entramado productivo que había caracterizado a la Argentina durante gran parte del siglo XX.

-La segunda etapa ocurre tras la crisis de la convertibilidad. La fuerte recuperación económica permitió reducir los niveles de informalidad. Entre 2003 y 2011, la informalidad bajó de forma acelerada. Entre 2011 y 2015, la baja continuó, pero de forma mucho más lenta.

-La tercera etapa comienza en 2015, con un nuevo ciclo ascendente de la informalidad asalariada, aunque de menor intensidad que el del final del siglo XX. Entre ese año y 2024, la informalidad volvió a crecer y pasó del 32,6 % al actual 36 %.

Según Collado, a diferencia de otros periodos históricos, este momento del mercado de trabajo en crisis “tiene que ver con una transformación epocal del capitalismo”. Para ampliar, la investigadora afirmó: “Estamos en una transformación que mucho tiene que ver con las tecnologías. Las tecnologías han venido para quedarse, van a transformar el trabajo, no lo van a hacer desaparecer; sí van a transformar a casi todos los trabajos, aun a los más precarizados, como a los trabajadores de plataforma. Creo que, socialmente, tenemos que empezar a pensar en estas formas en las que las tecnologías están impactando, no solamente en la esfera del trabajo, sino también en la esfera de la vida cotidiana”.

Mujeres y jóvenes, a la cabeza de la precarización

Las mujeres que buscan trabajar en el mercado lo hacen bajo peores condiciones que sus pares varones de igual o menor nivel educativo: con mayores tasas de informalidad y precariedad laboral, y menores remuneraciones por el mismo trabajo”, indicó hace un tiempo la directora del Cippec, Gala Díaz Langou, que subrayó cómo las mujeres, en particular cuando están en edad reproductiva, van cuesta arriba en el mercado de trabajo.

En un sentido similar se expresó recientemente la especialista en empleo y desarrollo productivo de la OIT Argentina, Bárbara Perrot: “La informalidad laboral es un problema estructural en el país, pero, cuando miramos a los jóvenes, el panorama es aún más preocupante. En Argentina, el 58 % de los varones jóvenes y el 60 % de las mujeres jóvenes trabajan en condiciones informales. Esto no solo los deja fuera de los sistemas de protección social, sino que también limita sus oportunidades de crecimiento profesional y personal.

En este escenario complejo, le preguntamos a Patricia Collado si observa que en el cambio generacional se empieza a perder el sueño del trabajo estable, coloquialmente llamado “en blanco”. La doctora en Ciencia Sociales y Políticas sostuvo: “Atribuirles a los jóvenes que pierden el sueño del trabajo en blanco me parece que es atribuirles su gran capacidad de adaptación a condiciones que ellos no han elegido". Para la especialista, las generaciones más jóvenes, hoy tan en foco de todo tipo de análisis, no han perdido el sueño de un trabajo en blanco. “Lo que hace esta generación es adaptarse a condiciones muy nocivas porque no queda otra opción para poder subsistir”, expresó.

"Voy a dar un ejemplo. Sabemos que el trabajo informal está creciendo cada vez más, pero a los chicos que trabajan en gastronomía les exigen que una parte de su salario esté en blanco y otra en negro. Y esto, 'en negro', quiere decir no registrado. ¿Por qué? Porque así se evaden las leyes laborales. O sea, del total de la informalidad que hay, los chicos tienen que acceder a condiciones cada vez más vulneradas, supuestamente para salvar a las empresas del riesgo empresario. ¿Quiénes asumen ese riesgo empresario? Los jóvenes, los trabajadores informales, el resto de la sociedad", sumó la investigadora.

Tecnotrabajadores

¿Qué implica trabajar en la era de la IA, la revolución en proceso que amenaza con barrer modos de producción establecidos durante décadas, incluso siglos? El citado politólogo Mora Cáceres escribió: “La ilusión de 'ser tu propio jefe' aparece como una fórmula de motivación en redes, pero, en realidad, encubre una forma renovada de marginalidad laboral: sin obra social, sin jubilación, sin vacaciones, sin derechos. El tecnocapitalismo actual expulsa cada vez a más personas de sus formas tradicionales de integración. Pero esas mismas personas, desde la periferia del sistema, encuentran formas creativas de reinsertarse: no como empleadas, sino a través de los instrumentos digitales; no como trabajadoras registradas, sino como 'contactos de confianza'”.

Collado, en tanto, también aportó su mirada sobre esta tendencia laboral mediada por la pantalla del celular. “Todas las formas de trabajo van a estar mediadas. Incluso, más que mediadas, metabolizadas por las tecnologías digitales, que imponen ciertas condiciones a quienes la usan. Llevan la atención de las personas hacia determinados sectores. Succionan las capacidades de creatividad, comunicación, relacionamiento y también performan modos de ser social. Por ejemplo, modos de interactuar, modos de ejercer relaciones afectivas, también sexuales, también formas de presentación social en la escena pública”, dijo la socióloga.

En síntesis, la transformación del universo laboral parece inevitable, pero hay diferentes maneras de abordarlo, de absorberlo. Hay diferentes visiones sobre cómo esta dinámica en proceso nos va a afectar en el mediano plazo. Así, para finalizar y dejar un debate abierto, tomamos palabras de Collado, que sostuvo: “¿Estamos condicionados por la tecnología? Sí. ¿En todas las clases sociales? Sí. ¿Atraviesa los géneros? Sí, absolutamente. ¿Debemos prepararnos y ver cómo ponemos una forma crítica de uso de estas tecnologías? Sí. Yo diría que hoy es imperioso pensar críticamente las formas de interactuar socialmente, mediadas por estas tecnologías, sea para trabajar o sobrevivir, para consumir, para interactuar, para conseguir amigos, para organizarnos. Todas estas formas deben ser pensadas críticamente”.

(Bonus) Dos gráficos que suman para contexto nacional y regional a la informalidad en el trabajo

trabajo, informalidad, argentina, empleo,


Media Data 13

Media Data 13

1.º de agosto de 2025: Te invitamos a conocer Radar UNCUYO, el Mapa de Capacidades Científicas y ...

Fecha

01 DE AGOSTO DE 2025