El avance urbano sobre tierras productivas se trasladó al Este

Liliana Fernández, del IDR, dijo que Mendoza se podría quedar sin su “fábrica” de alimentos.

El avance urbano sobre tierras productivas se trasladó al Este

Maipú, uno de los departamentos más afectados por el fenómeno. Foto Axel Lloret

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Verónica Gordillo

Publicado el 11 DE MARZO DE 2016

El avance de la urbanización sobre las mejores tierras productivas no es una problemática exclusiva del Gran Mendoza, sino que se trasladó a los departamentos de la zona Este. Así lo confirmó la responsable del área de Desarrollo Territorial del Instituto de Desarrollo Rural (IDR), Liliana Fernández, quien subrayó que es necesario poner en marcha políticas concretas para frenar esta situación.

Hace más de 20 años, profesionales de distintas especialidades advirtieron sobre este fenómeno, pero aún no se impulsaron políticas oficiales claras para frenarlo. Los departamentos más afectados son Guaymallén, Luján de Cuyo y Maipú, que perdieron parte de sus mejores tierras, a manos del mercado inmobiliario.

El cambio de uso del suelo produjo la retracción del cinturón verde de Mendoza, esa franja de 11 mil hectáreas que rodea a la ciudad, en la que se producen frutas y hortalizas no sólo para consumo interno, sino para vender en el resto del país.

La problemática fue uno de los puntos clave del diagnóstico que realizaron los especialistas al momento de delinear el texto de la Ley de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo, que se aprobó en 2009. Esa norma aún no tiene aplicación efectiva, ya que en la misma se estableció la necesidad aprobar un Plan Provincial de Ordenamiento, que duerme su sueño eterno desde hace dos años en la Legislatura.

Un fenómeno que se traslada

La responsable del área de Desarrollo Territorial del IDR, Liliana Fernández, explicó que el fenómeno del avance urbano sobre las tierras productivas se replicó en otros oasis de la Provincia, como la zona Sur, y que ahora preocupante en los departamentos del Este, sobre todo San Martín. En tanto, en La Paz, el problema es el abandono de fincas: no las vende, pero no producen más en esas tierras.

El avance urbano sobre la zona rural produjo la retraccción del cinturón verde. Foto Axel Lloret

El IDR, un organismo público privado, firmó convenios de cooperación con algunas comunas, para realizar un diagnóstico de la problemática territorial y plantear líneas estratégicas de acción. Ya trabajaron en Junín, en el Valle de Uco y continuaron en San Martín y La Paz.

El IDR presentó los informes a la Agencia de Ordenamiento Territorial, el organismo que tiene entre sus objetivo lograr el cumplimiento efectivo de la ley de Uso del Suelo.

La profesora subrayó que los desequilibrios territoriales demuestran que sólo se da importancia a la planificación de las zonas urbanas, pero nunca a las rurales, sin comprender que son dos sistemas que coexisten y que se retroalimentan. Y recalcó que esa es la mejor razón para entender por qué las autoridades dan el visto bueno -por ejemplo- a la construcción de un shopping, en medio de una zona netamente productiva.

Fernández describió el aporte significativo que realiza el campo a la ciudad: aire puro, paisaje, agua, suelos, vegetación autóctona, frescura. Y aseguró que es el hábitat de los campesinos y una verdadera “fábrica” de alimentos para toda la población.

La geógrafa aseguró que el abandono de tierras productivas es un fenómeno complejo en el que influyen muchos factores. Y enumeró algunos: la edad promedio de los campesinos en Mendoza –según datos oficiales- es de 60 años, sus hijos no continúan produciendo, hay éxodo del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades y los productores no obtienen un buen precio para sus productos, por lo que terminan vendiendo sus tierras para que las loteen y se construya un barrio. Además, en las zonas rurales los servicios son deficientes.

Fernández avizoró un panorama desalentador de no ponerse en marcha políticas concretas para frenar el fenómeno, ya que en ese caso dijo que Mendoza se quedará sin zona rural, sin campesinos que trabajen la tierra y sin la “fábrica” de frutas y verduras, que es la segunda en importancia en el país.

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