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06 DE DICIEMBRE DE 2024
La doctora en Filosofía Alejandra Ciriza dijo que el modelo capitalista sólo soporta el feminismo de unas pocas, convirtiendo esos derechos en privilegios. Aseguró que los derechos conquistados por las mujeres son siempre frágiles. La responsabilidad del Estado.
Simone de Beauvoir (1908-1986), feminista y defensora de los derechos humanos
Una contradicción le marcó a Alejandra Ciriza el camino hacia el feminismo. Su abuela Delia fue una mujer fuerte, luchadora, pero al mismo tiempo era profundamente patriarcal. Fue la mujer que les enseñó a ella, a sus hermanas y a sus primas a nadar en el río y a andar a caballo, la que les contó historias de chicas valientes y libres, pero -al mismo tiempo- la que les pedía que se ocuparan de las tareas domésticas, que fueran calladitas y obedientes.
La paradoja produjo en las nenas una sospecha, percibieron una injusticia y se preguntaron por qué ser mujer implicaba menos libertad, menos derechos, desigualdad. Ciriza está convencida de que ahí está la clave: cuando una pequeña advierte que no puede hacer algo sólo por ser mujer, nace el primer sentimiento de rebeldía y con ese sentimiento nace el feminismo, que siempre está relacionado con la propia experiencia.
Esa especie de frente de resistencia que la doctora en Filosofía formó con sus hermanas y primas en la niñez fue la semilla que la llevó a abrazar la lucha feminista. El estudio y el descubrimiento de mujeres como Simone de Beauvoir, Mary Wollstonecraft, Juana Azurduy y Martina Chapanay, entre muchas otras, le dieron algunas certezas: que el feminismo es un sueño colectivo, nunca individual, que los derechos conquistados nunca están seguros y que el modelo capitalista sólo soporta el feminismo de unas pocas privilegiadas.
El pasado colectivo
La investigadora del Conicet y profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO repasa la teoría y práctica del feminismo como sólo puede hacerlo una apasionada por la enseñanza y alguien que puso y pone la inteligencia y el cuerpo al servicio de esa lucha.
Ciriza explica que las teorías son tan importantes como las prácticas. Invita a conocer esa historia de lucha colectiva, la del mundo y la de nuestras raíces latinoamericanas, donde se entrelazan la rebeldía de Juana Azurduy, el pensamiento complejo de Juana Manso, el ejemplo de Martina Chapanay. En todas late el deseo de igualdad, de emancipación y la crítica a las relaciones patriarcales en los pueblos de América.
En sus clases y en sus luchas como integrante del primer colectivo feminista de Mendoza -Las Juanas y las Otras-, Ciriza aprendió que el feminismo es siempre colectivo y que la suerte de una depende de la suerte de todas.
La profesora asegura que las mujeres lograron mucho, pero advierte que los avances legales no se condicen con los reales, sobre todo porque el Estado no puso en marcha las políticas necesarias para garantizar esos derechos mil veces recitados. Y sólo por dar un ejemplo, menciona que la Ley de Protección Integral de las Mujeres (26485) es maravillosa, pero que sin una política pública que la respalde, obliga a trabajar sobre el hecho consumado del femicidio, en lugar de prevenirlo.
Capitalismo y patriarcado
Ciriza defiende el ingreso de las mujeres al mundo público, pero lo califica de precario, simplemente porque ocupamos los peores puestos de trabajo y cobramos menos que los varones por la misma labor.
Para la profesora, otro de los problemas latentes es que los varones no quieren compartir esa otra parte de la tarea necesaria para sostener la vida, porque ha sido pensada como no trabajo. Explica que cuidar personas ancianas, niños y niñas no son tareas valoradas, sino tareas que hacen las mujeres y, como no tienen precio, son ubicadas en un lugar ambiguo, en el lugar que dice que eso se hace por amor.
La doctora en Filosofía sostiene que todo está concatenado, que existe una relación directa entre los procesos de crisis capitalista y el aumento de la explotación sobre los sectores populares y de la violencia contra las mujeres. Un proceso -asegura- que se repite en forma cíclica y que inició una nueva etapa desde 2008.
¿Al modelo capitalista le viene bien que no seamos feministas?
Al modelo capitalista le viene bien el feminismo de unas pocas, el feminismo liberal. Es decir, no le viene bien la emancipación de todos y todas, porque si las mujeres más pobres y las mujeres racializadas se resisten a hacer su parte de trabajo gratuito para que el capitalismo sea posible, el capitalismo no tiene salida.
¿Colapsaría?
Absolutamente, porque el patriarcado se basa en buena medida en el trabajo de miles de mujeres y el capitalismo dice que eso no es trabajo y que no sirve para nada. A mí me gustaría saber qué pasaría si todas las mujeres del mundo dijésemos “hoy no hago nada: no cocino, no cuido, no riego plantas, no atiendo a mi madre”. Eso mostraría la importancia que el trabajo de las mujeres tiene y mostraría que el capitalismo y el patriarcado no sólo están montados sobre la base de la opresión de las mujeres, sobre el odio y la misoginia, sino sobre la base de la explotación del trabajo de las mujeres. Esa es la razón por la cual creo que las explicaciones que dicen que los femicidios sólo tienen que ver con el odio no son exactas, porque tienen que ver con el odio pero también con no poder sostener una situación de privilegio que han tenido durante siglos. Y también con una base material: las mujeres somos doblemente explotadas por nuestra condición de trabajadoras y por nuestra condición de mujeres, mientras que los varones sólo son explotados por su condición de trabajadores. Esa es la razón por la que el capitalismo apuesta a la individualización, a la competencia, al aislamiento, porque las personas aisladas terminan quebrándose. Por eso creo que el feminismo es un sueño colectivo.
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Alejandra Ciriza lanzó una carcajada cuando le propusimos que nos dé una guía para ser feministas. Dice que eso no existe, pero aconseja leer a autoras que ayudarán a pensar.
La profesora nombró a algunas de esas autoras que considera imprescindibles: Simone de Beauvoir, Mary Wollstonecraft, Angela Davis, Adrienne Rich, Julieta Paredes, Lorena Cabnal. Y resaltó la importancia de leer y conocer la historia de nuestras mujeres latinoamericanas: Juana Azurduy, Martina Chapanay y Juana Manso (foto), entre muchas otras.
Alejandra Ciriza consideró que la utilización de un lenguaje no sexista, inclusivo, es esencial para evitar que se vuelvan a dejar en el olvido a las miles de valientes que formaron parte de la historia, pero que no aparecen en los libros.
La profesora dijo que las feministas son ridiculizadas por la utilización de este lenguaje, ya que las acusan de maltratar el castellano al incluir terminaciones innecesarias para nombrar a varones y mujeres. Pese a esto, ella defendió su importancia y aseguró que es una de las formas de dejar atrás años de invisibilización de las mujeres.
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