Es la hora de jugar

"¿Qué querés para el Día del Niño?". Se abre una pregunta y, con ella, un mundo en el que el consumo y los roles asignados a los niños y a las niñas se entrecruzan.

Es la hora de jugar

Sociedad

Unidiversidad

Laura Fiochetta

Publicado el 08 DE AGOSTO DE 2014


El domingo es el llamado Día del Niño, y los niños y las niñas de las clases urbanas (medias en toda amplitud y altas), en su mayoría ya pensaron un juguete: quizás aquel reloj que vieron en la tele (no cualquier reloj, sino el de la Princesita Sofía o el de Spider Man) o, si son más grandes, una tablet, unos parlantes, ¡tanto para pedir! Un mundo, un universo alrededor de ese día comercial pero también festivo, que puede ser de reflexión y debate para quienes somos adultos.

¿Qué representan los juguetes y los juegos para los niños y las niñas en un mundo tan tecnologizado?¿Hay alternativas? Tantas preguntas con respuestas abiertas.

En el libro  Juegos, juguetes y nuevas tecnologías, la doctora en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) Carolina Duek asegura que los “chiches tecnológicos” han desplazado del horizonte del deseo a los juguetes “tradicionales” y, en ese sentido, jugar ya no es sólo elegir un juego y sentarse en el piso sino también incluye una selección en función de diferentes factores, como consolas, celulares, computadoras de todo tipo.

Claro que la publicidad dirigida ya no a los padres, sino a niños y niñas, colabora con este tipo de elección. “Las representaciones de las niños y las niñas en los medios de comunicación se organizan en torno a la figura de un niño/a autónomo, independiente del mundo adulto y que sabe lo que quiere”, sostiene la investigadora.

Sin duda, el mundo de juguete excede a los niños y niñas. La utilidad del juego como gran preocupación contemporánea para los adultos ha llegado a reconvertir cualquier acto cotidiano en juego. Hay que pensar las recomendaciones de muchas revistas o incluso de especialistas en pediatría que apuntan a hacer juegos con la comida, o hacer las comidas en forma de cara de payaso para que niños y niñas la consuman.

Los números de la economía confirman esa tendencia a jugar. Un estudio internacional realizado por la consultora Euromonitor International indica que Argentina, entre 2006 y 2011, fue uno de los países con mayor crecimiento de consumo de juguetes junto a Brasil, India, China y Europa del Este. Un segundo estudio, hecho un año posterior, afirma que 2012 fue el primer año en que las ventas de juguetes y juegos tradicionales en Latinoamérica sobrepasaron los 10 millones de dólares. La consultora proyecta una tasa de crecimiento anual compuesto del 7 por ciento para el mercado de juguetes de Brasil entre 2012 y 2017. Además, la empresa indica que el gasto en juguetes por niño en Brasil incrementará de 81 a 125 dólares en 2017. Además, Euromonitor pronostica que para 2017 el mercado mexicano de juguetes tendrá un valor de más de 300 millones de dólares.

Otras cifras relevantes muestran que las ventas de juguetes en Argentina aumentaron el 15 por ciento en 2013; el mercado brasileño de juguetes creció el 12 por ciento en 2013 y se espera que crecerá el 10 por ciento en 2014; las ventas de juguetes en México aumentaron en casi el 7 por ciento en 2013.


Otro juguete es posible

Sin embargo, a esta venta masiva y en serie de juguetes hay excepciones. Desde el jueves 7 hasta el domingo 10 se realiza en el Espacio Cultural Le Parc (que queda en Mitre casi Godoy Cruz, Guaymallén) la Segunda Feria del Juguete Artesanal. Participan del evento más de 30 emprendimientos que componen JugArte Mendoza, junto a otros productores de juguetes que han sido especialmente invitados a la feria. Se pueden encontrar juguetes para bebés, niños, niñas y adolescentes a precios muy accesibles y pensar en otra forma de juego.

Melisa Villareal, quien junto a su hermana Hebe Villareal y la madre de ambas, Liliana Rosales, tienen el emprendimiento de juguetes  Arte Villa, dialogó con Edición UNCUYO acerca de esta manera de desafiar al mercado y su oferta. “Padres y madres se encuentran con juguetes a los que jugaban antes y recuerdan su infancia. Y ahí empieza un proceso de comunicación sobre el tema con sus hijos e hijas”. Es que aquí no habrá juguetes iguales ni estereotipados. “Todo hecho a mano, lo que hace imposible que sea uno igual al otro y el material que usamos es la madera”, explicó Melisa.

¿Se venden estos juguetes sólo para un grupo de la sociedad que busca salir de lo tradicional? “Nos va muy bien”, señaló Melisa. “Mi hermana se quedó sin trabajo y justo había tenido a su hija, así que estaba con replanteos sobre los juguetes. Ella estudió artes plásticas y nos animamos a emprender”, contó. La muestra de que estos juguetes suman adhesión es que el año pasado, en el Le Parc, había un grupo reducido de negocios de juguetes artesanales (se hizo para las fiestas de fin de año); en esta oportunidad, en cambio, hay una carpa decorada y con más de 30 personas que se dedican a dar al juguete otra utilidad. No ninguna. Jugar por jugar.


Los juguetes tienen sexo

Otro aspecto que se resalta a la hora de buscar juguetes para los niños y las niñas es la exclusividad de los juguetes según los géneros. Para nena, una cocina o un bebote. Para nene, un autito o una pelota. Si se hace una lectura rápida, podemos decir que el mensaje que queremos transmitir es que las mujeres cocinan y se encargan del cuidado de los niños y las niñas, que no manejan y que tienen un cuerpo pasivo, ya que las pelotas no son regalos para ellas.

Graciela Di Marco escribió en el libro Equis (una propuesta de hace unos años de Las Juanas Editora) que “el modelo patriarcal de familia se funda en el supuesto de complementariedad entre varones y mujeres con una posición jerárquica diferente”. En ese sentido, la organización del poder está basada en la jerarquía masculina: “el hombre de la casa”, oímos decir, “el padre del hogar” y por lo tanto, su complementario: la madre soltera. ¿Hay padres solteros? Quizás sí, pero se los mira poco y nada.

Por otro lado, el blog de contenido feminista Degenerando el Género publicó en 2013 una nota muy interesante sobre “el día del niño”. En ese sentido, decían las autoras Julieta Cano y Laura Yacobino: “Lo primero que llega a nuestros sentidos son las publicidades: a las mujeres nos toca 'la cocinita' –y con especial énfasis en el diminutivo–, con una voz en off dulce y aguda, y para los chicos se habla de 'fuerza', 'velocidad' y una voz en off ruda y firme. El segundo conocido escenario es la juguetería: tonos claros y pasteles, preponderando el rosa para las chicas, y fuertes y llamativos como el azul o el rojo para los varones. El tercer escenario surge al indagar sobre las actividades que promueve cada producto en función de los géneros: cocinas, bebotes, maquillaje y limpieza para ellas, y autos, deportes, armas y robots para ellos. A estas alturas suponemos que nadie cree que este tema es solo una cuestión de colores. O al menos, casi. No se trata de si el rosa o el celeste, sino de todo el aparato ideológico que produce y es reproducido por estas divisiones”.

Edición UNCUYO dialogó con Silvina Anfuso, licenciada en Sociología, egresada de la Universidad Nacional de Cuyo, quien señaló: “Cuando se hace un regalo, se transmite un mensaje, se transmiten valores, deseos y en este caso, es una manera de expresar algo a nuestros niños y niñas querido/as”. Al respecto, dijo: “Podemos pensar en regalos que salgan de los típicos estereotipos de género, de bebotes y comiditas para nenas y juegos de violencia para nenes”. Para Anfuso, quien además es la secretaria de la Mujer del municipio de Godoy Cruz, “hay un mercado incipiente que está presentando, por ejemplo 'superheroínas y no sólo superhéroes'", pero lo importante sería “elegir regalos que ubiquen a niños y niñas en un plano de igualdad y que den, por ejemplo, la posibilidad a las nenas de jugar con una pelota” o que si “la nena pide el bebote, regalar algo más y reflexionar”. En definitiva, propone “que no sea un mero acto de consumo sino que se aproveche el momento para dialogar sobre los juegos y lo que queremos decir con ellos”.

En ese sentido, Laura Demarco y Marcela Pais Andrade aseguran en el artículo "El Consumo Cultural de juegos y juguetes" que la práctica lúdica para el desarrollo de niños y niñas “ha sujetado la esencia del jugar a las herramientas de aprendizaje y socialización del mundo adulto, asignándole así los roles esperados como naturales para el futuro niño y/o niña. En este aprendizaje para el mundo adulto, el juego y los juguetes terminan legitimando normas, roles, deseos y expectativas que reproducen relaciones de clase, etnia y género en cada sociedad históricamente determinada”.

¿Quién queremos ser cuando seamos grandes? Habrá que revisar nuestros juguetes de niños o niñas.

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