José Gervasio Artigas y la independencia inconclusa

El autor es doctor en Ciencias Sociales con mención en Ciencia Política y Administración Pública y se desempeña en el Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales, CCT Conicet Mendoza.

José Gervasio Artigas y la independencia inconclusa

José Gervasio Artigas (1764-1850)

Sociedad

#12 - Bitácora de la Independencia

Edición U

Manuel Cuervo Sola

Publicado el 04 DE JULIO DE 2016

¿Qué alcance tuvo la independencia que se declaró el 9 de julio de 1816? ¿Quiénes se independizaron allí?  Por lo pronto, no fue la independencia argentina: en el Congreso de Tucumán había representantes de Buenos Aires, Córdoba y de las provincias andinas, desde Mendoza hasta Charcas en el Alto Perú (actual Bolivia). La inmensa región que abarca el impenetrable chaqueño permanecía ajena a la gesta independentista. Otro tanto ocurría con las interminables extensiones patagónicas. Asimismo, las provincias litoraleñas (Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones y la Banda Oriental) se organizaban de manera autónoma bajo la Liga de los Pueblos Libres.

El acto de declaración 1816 fue un hecho relevante en nuestra historia pero la cuestión de la independencia implicó un proceso político mucho más extendido e imbricado de fundación de una nueva formación estatal soberana en los territorios del antiguo Virreinato. Este proceso estuvo atravesado por una multiplicidad de proyectos políticos que lucharon por definir cuáles serían las formas políticas, los límites territoriales y el tipo de articulación social que organizarían finalmente esa estatalidad naciente.

Uno de los puntos centrales de estas luchas se vinculó con las diversas estrategias disponibles para incorporar estos territorios al proceso de expansión comercial que la revolución industrial impulsaba en el mundo. Promover la especialización negativa de nuestra economía respecto de la creciente potencia industrial británica por medio de la producción y exportación de materias primas o proteger y desarrollar las manufacturas locales para complejizar y densificar la propia estructura productiva (estrategia adoptada por Estados Unidos) fueron, a grandes trazos, los dos extremos del abanico de alternativas posibles.

Una realidad geográfica resultaba determinante para esta cuestión. La cuenca hidrográfica del Plata articulaba vastos territorios, desde el río Pilcomayo en el Alto Perú y las nacientes del río Paraná en el Mato Grosso, hasta su desembocadura en el Río de la Plata. La política comercial que se decidiera en el extremo final de la Cuenca, dominado por los puertos de Buenos Aires y de Montevideo, afectaba radicalmente la economía del resto de los territorios del antiguo Virreinato. Eso que Methol Ferré bautizó como la Unidad Geopolítica de la Cuenca del Plata se imponía como un problema central para la gesta independentista.

El proyecto político que lideró el caudillo José Gervasio Artigas con la Liga de los Pueblos Libres constituyó un formidable intento de responder orgánicamente a este problema y quizás la alternativa política más consistente frente al centralismo que ejercía la élite del puerto de Buenos Aires.

Ya en las instrucciones dadas a los representantes de la Banda Oriental para asistir a la Asamblea del año XIII se encuentra delineado el corazón de la alternativa revolucionaria artiguista. En ellas quedó planteada la necesidad de declarar la independencia, de organizar las provincias bajo el sistema de confederación y los gobiernos bajo la forma republicana, y de establecer expresamente la conservación, por parte de las provincias, de toda facultad no expresamente delegada (entre ellas, la de dictar sus constituciones y mantener ejércitos propios).

Al mismo tiempo, se exigía trasladar la sede de gobierno fuera de la ciudad Buenos Aires y establecer la igualdad de todos los puertos para comerciar con el exterior. Las aristas de esta alternativa política se terminaron de perfilar con las acciones de gobierno que tomó Artigas en 1815, antes de la invasión lusitana sobre la Banda Oriental: imposición de una política aduanera común en toda la Cuenca para proteger las artesanías y manufacturas locales, distribución democrática de tierras entre las familias menos favorecidas para promover la agricultura e incorporación de los pueblos indios al tejido político y social de la organización estatal naciente.

Artigas intentó consolidar el proceso independentista en una gran formación estatal que articulara el conjunto de provincias y territorios del antiguo Virreinato en un confederación republicana, que se organizara bajo la irrestricta vigencia de una democracia de clara raigambre popular y que, con ello, reuniera el poder suficiente para incorporarse a la nueva economía mundial de manera soberana, promoviendo una actividad agrícola socialmente equitativa que eliminara el latifundio y la protección y desarrollo de las producciones manufactureras locales.

Luego de la derrota definitiva de Artigas en 1820 a manos de los portugueses, el proyecto político del federalismo quedó radicalmente debilitado: sin la opción del segundo puerto en Montevideo, la geopolítica de la arquitectura federal fue herida de muerte y las provincias ya no lograron articular una opción viable para competir con el proyecto de estatalidades balcanizadas que proponía la élite liberal de Buenos Aires para la región. Dispersos los territorios en múltiples estados debilitados, la incorporación subordinada del cono sur a la nueva economía mundial finalmente se hizo realidad y nuestra independencia quedó inconclusa.

Quizás el relanzamiento en este siglo XXI de un proyecto de unidad política suramericana nos brinde una nueva oportunidad para completar cabalmente la gesta independentista iniciada en 1810.