Jóvenes en política: del estereotipo del desinterés a motorizar cambios de modelos sociales

No luchan por una tarjeta con descuentos en sus locales preferidos, sino por un cambio social en su conjunto que sea amigable con el medio ambiente. Las luchas en Colombia, Chile y Argentina reflejan que a la juventud sí le interesa la política.

Jóvenes en política: del estereotipo del desinterés a motorizar cambios de modelos sociales

Foto: crhoy.com

Sociedad

Unidiversidad

Unidiversidad / Ángeles Balderrama

Publicado el 03 DE JUNIO DE 2021

Al introducir la frase “la juventud es” en Google, las opciones de búsqueda se asocian a: "vaga", "está perdida", "vanidad", "una enfermedad que se cura con el tiempo". Esta franja etaria está sometida a varios estereotipos, como el la falta de interés en la participación política. Sin embargo, pese a que el número de afiliaciones políticas ha disminuido, la juventud sí participa, especialmente en las calles y a través de redes sociales. Desde hace algunos años, defienden causas como el feminismo, la diversidad y la ecología, y se han convertido en verdaderos motores de la búsqueda de modelos de país más justos, tal como se ve en Chile y Colombia.

“No se trata de la búsqueda de una tarjeta joven o de eventos culturales gratuitos, como se suele estereotipar a la juventud, sino de la demanda de cuestiones que hacen a los modelos sociales. Las juventudes colombianas se han levantado por una reforma fiscal, no porque no los dejaban fumar en los recreos en la universidad, y ahora continúan por la salud. En Chile, con las Administradoras de Fondos de Pensión. Es importante la mirada generacional de estos movimientos juveniles porque están incidiendo en la agenda política mucho más integral que solo lo considerado como juvenil”, expresó el historiador e investigador de Conicet Pablo Vommaro en el primer panel de las IV Jornadas de Sociología de la Universidad Nacional de Cuyo.

En la visión de Lucía Cámpora, abogada, feminista y legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el Frente de Todos, en Argentina, devastadas por la crisis del 2001, las juventudes comenzaron a ingresar de forma masiva en la política a partir de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Para ella, este fue el puntapié que, luego de la participación en la década del 70, hizo reincorporar a la juventud en la política. “Creo que Néstor y Cristina visualizaron esa apuesta al verse como generación que había sido militante joven en los 70 y que la última dictadura cívico-militar especialmente atacó. Eso, que para ellos era una noción muy marcada de lo que había ocurrido con su generación, lo asumieron con la responsabilidad de que había que recomponer a esa generación militante. A mí me parece que ahí hay una apuesta central y estratégica, porque de esta manera se continúan los proyectos populares a futuro. Anabel Fernández Sagasti es un caso en Mendoza, Axel Kicillof es otro en la gobernación de Buenos Aires”, expresó Lucía Cámpora.

 Con el paso de los años la juventud también comenzó a interesarse en causas que consideran necesarias para el presente y futuro, tal es el caso de la equidad de género, la lucha por la igualdad y la diversidad, y el cuidado del medio ambiente. La historia de Ludmila Videla, estudiante de Comunicación Social de la UNCUYO y militante ecofeminista, refleja la necesidad juvenil de construir agendas que incluyan estos aspectos en la política.

“Mi historia personal creo que es la historia de una lucha colectiva, porque recuerdo que de chica preguntaba qué pasaría si el agua se acabara. A los 12 años empecé como activista de una fundación que protege la flora y la fauna autóctona, pero después dejó de funcionar en mi pueblo, San Carlos, y dejé de militar. En 2018, cuando se aprobó el Decreto 248, que habilitaba el fracking en Mendoza, conocí la Asamblea de Pibes Autoconvocades”, dijo Ludmila.

Al inicio, la agrupación ambientalista organizaba festivales en las plazas y pintaba murales ya que encontraban en el arte la forma de resistir. Sin embargo, con el tiempo fueron estudiando la problemática ambiental y se convirtieron en los redactores que pidieron la restitución de la Ley 7722 en 2019. “Pasamos de organizar festivales a redactar y entregar el pedido de veto de la Ley 9209, que modificó la 7722. Creo que a partir de ese momento, les pibes y les jóvenes de las asambleas empezamos a tomar un rol fundamental”.

Al calor de estas luchas, también surgió Las Pibas del Agua, una organización que milita el ecofeminismo y que, en las convocatorias para la defensa de la 7722, logró plantear la violencia de género dentro de las asambleas. “Ese fue el primer antecedente porque nunca se había dado ese espacio. Con la pandemia, pasamos de las calles a la virtualidad y empezamos a comunicar a través de las redes sociales. Además, redactamos un proyecto de ordenanza para la creación de un Observatorio Socioambiental Municipal, que fue aprobado por unanimidad y entró en vigencia este año”, detalló Ludmila Videla.

 

Otras luchas, pero el mismo motivo: construir sociedades más justas

Desde 2019, Chile es parte de una rebelión popular considerada la más importante de la historia del país por su magnitud, duración y extensión nacional y territorial. “Aumentó el desempleo a más del 10 % y es una cifra engañosa porque hay empleos informales, los campamentos (viviendas de miseria) aumentaron el 73 % y, paralelamente, las grandes fortunas del país aumentaron un 74 % durante la misma pandemia. En todos estos procesos, la juventud ha sido protagonista porque considera que este sistema no ofrece un futuro”, afirmó Dauno Tótoro, profesor de Historia, candidato convencional constituyente y dirigente del Partido de Trabajadores Revolucionarios de Chile.

Sin embargo, la juventud ya venía con una vasta experiencia de calle y lucha, adquirida en las movilizaciones estudiantiles de 2011, en las cuales nació una nueva generación: La Juventud Sin Miedo. “Perdimos el miedo a luchar, a la represión, a tomar el destino en nuestras propias manos".

"Esta juventud fue parte del movimiento de mujeres que se levantó en Chile contra la violencia sexual y por el derecho al aborto, fue parte de las movilizaciones contra la represión al pueblo Mapuche y, además, los nuevos votantes que en el plebiscito de 2020 dijeron no a la Constitución de Pinochet. Los jóvenes fortalecen la lucha en la calle porque al día de hoy todavía hay cientos de presos políticos, que han sido encarcelados por haber participado en las movilizaciones”, agregó Tótoro.

En Colombia sucede algo similar: el espacio de participación no se da en instituciones políticas tradicionales, sino en las calles y redes sociales. “Entre los 18 y los 25 años, el 43 % de esa juventud no votó en los últimos comicios electorales nacionales. No votó porque no confía en los políticos, no se siente representada por ningún partido o movimiento tradicional y no confía en el sistema electoral. Pero eso no quiere decir que la juventud no esté participando, porque muy bien lo ha demostrado en las jornadas de movilización de los últimos años, solo que ya no confía en este modelo de país”, relató Andrea Vargas de la Hoz, estudiante de Derecho de la Universidad del Atlántico (Barranquilla) y miembro de la coordinación juvenil del Paro Nacional en Barranquilla.

En ese país, la juventud representa el 21 % de la población, del cual el 5 % pertenece a pueblos originarios y el 7,2 % es población mestiza y afrodescendiente. “No se están viendo representadas y estamos obligados a construir un modelo que les incluya”. A su vez, la brecha de desigualdad es otro de los puntos que la juventud busca eliminar.

“Cómo no vamos a ser las y los protagonistas de las movilizaciones si estamos viviendo dentro de nosotros la desigualdad, y sobre todo, en las mujeres y las tasas de desempleo”, concluyó Vargas de la Hoz.

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