Medios cómplices: femicidio no es amor

La autora destaca la responsabilidad social de los medios de comunicación como formadores de opinión respecto de la violencia de género.

Medios cómplices: femicidio no es amor

En 2014 hubo 277 femicidios en nuestro país, es decir uno cada 31 horas

Sociedad

Unidiversidad

Valeria Fernández Hasan

Publicado el 12 DE MAYO DE 2015

Ni una más se llamó la maratón que en abril de este año escritores/as, periodistas y artistas organizaron como protesta ante la cantidad de crímenes de mujeres en los últimos tiempos. La idea era compartir lecturas poéticas contra los femicidios producidos a lo largo del país.

Habíamos sabido en marzo, por datos de la Casa del Encuentro, que en 2014 se produjeron 277 femicidios en Argentina. Esto daba un promedio de una mujer asesinada cada 31 horas en nuestro país. En el 80 por ciento de esos casos, las víctimas tenían un vínculo conocido con el agresor. Dentro de esa franja aparecía un porcentaje del 34 por ciento de esposos, parejas o novios y de 22 por ciento de exesposos, exparejas o exnovios.

Todo indica que para mayo de este año las muertes de mujeres se han incrementado, o al menos tomado mayor estado público. Este hecho desafía a los medios de comunicación a tratar el tema de la violencia de género y el femicidio no solo desde la primicia sino, sobre todo, desde la responsabilidad social que como formadores de opinión y constructores/reproductores del sentido común compartido tienen. Bajo la premisa de la noticiabilidad y el impacto, las muertes de las mujeres no dejan de ser comunicadas. El asunto es cómo se viene haciendo.

Una característica fundamental del denominado femicidio es, precisamente, el hecho de haber sido perpetrado por un varón hacia una mujer, por razones asociadas a su género; es decir, por el simple hecho de ser mujer, y señala el carácter social y generalizado de la violencia basada en la inequidad del género, especificando que en la mayoría de los casos el asesino tiene con la víctima algún tipo de vínculo parental: pareja, marido o expareja.

Los femicidios son crímenes de odio hacia las mujeres en los que los varones que asesinan se imponen por la fuerza física y, paulatinamente, van minando las vidas de las mujeres a las que quieren someter. Es un proceso de violencia de género que suele llevar un largo tiempo e involucra los diferentes tipos de violencia (física, verbal, psicológica, patrimonial, emocional).

No es solamente el hecho de que no hay una relación amorosa de por medio sino que estamos hablando de algo completamente diferente. En sociedades patriarcales como las nuestras, las violencias contra las mujeres muestran cómo las relaciones de género son jerárquicas, por lo que las mujeres quedan en posiciones subordinadas. Esto asegura un determinado orden económico, político y socio-cultural. Rita Segato señala, en este sentido, que la violencia contra las mujeres “se percibe como un acto disciplinador y vengador contra una mujer genéricamente abordada […] Se trata de un castigo o una venganza contra una mujer que salió de su lugar, de su posición de subordinada y tutelada en el sistema de estatus” (2003:31).

No se trata pues de “identificar a los que matan por amor”, ni de que “cuando se mata por amor” pueda excusarse en el dolor, la ira o la locura. La infidelidad, la moral o el desacato no justifican la muerte de nadie. No exculpa. No exonera. Y mientras los medios de comunicación insistan en titular las noticias sobre femicidios desde este punto de vista están siendo cómplices de la ideología dominante patriarcal capitalista, que reduce estas muertes a una relación de amor/pasión y culpabiliza a las víctimas (porque, al fin de cuentas, algo habrán hecho) y libera a los culpables (porque alguna razón tendrían).

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