Mendoza, una ciudad asentada sobre más de una decena de fallas sísmicas

Dos de las fallas más activas atraviesan el área metropolitana. Armamos un mapa interactivo con cada una de las fallas y hablamos con un geólogo para entender por qué en Mendoza es "normal" que tiemble todo el tiempo.

Mendoza, una ciudad asentada sobre más de una decena de fallas sísmicas

Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

Sociedad

Mendoza y los sismos

Unidiversidad

Ernesto Gutiérrez

Publicado el 25 DE MARZO DE 2022

Más allá de que a veces nos sacan de la cama por la madrugada y nos hacen hasta salir de las casas o departamentos –no sin antes tuitear o postear en Facebook “¡Se nos está moviendo el piso!”–, en Mendoza, permanentemente está temblando. Se trata, en muchos casos, de movimientos imperceptibles de 2 a 4 de magnitud según la escala de momento sísmico (similar a la Richter) y, por semana, hay un promedio de 2 o 3 episodios de este tipo.

Según especificó a Unidiversidad el geólogo e investigador del Ianigla y Conicet Mendoza José Francisco Mescua, esto es algo más que normal, considerando que el área metropolitana de Mendoza está situada sobre una decena de fallas activas, entre las que se destacan la falla de La Cal y la falla de Barrancas.

“La primera está ubicada al lado de la fábrica de cemento y al costado de la ruta que lleva a Villavicencio, tiene actividad reciente comprobada y se extiende por unos 30 kilómetros desde el Cerro La Cal, en el departamento de Las Heras, hasta la Ciudad de Mendoza, pasando por toda calle Belgrano de Ciudad. Diversos trabajos sugieren que su traza atraviesa calle Belgrano de Ciudad y que se expresa superficialmente en el desnivel con calle Perú. En tanto, la falla de Barrancas –ubicada en el distrito maipucino– es un pliegue de orientación norte-sur que se extiende desde el río Mendoza hasta el dique El Carrizal. Es una de las fallas más activas de la zona y es donde tuvo su foco sísmico el terremoto de 1985”, explicó Mescua.

En Mendoza existen más de una decena de fallas geológicas activas –continuó el investigador–. Sin embargo, hace falta poder estudiar con exactitud la cantidad de fallas ubicadas entre el piedemonte y el área metropolitana, así como conocer sus recorridos, los detalles y su actividad. Es un tema muy importante en el que hay que trabajar, aunque la realidad es que no es tan simple, ya que está edificado sobre estas, y tampoco están los recursos necesarios para poder hacerlo, pero es algo prioritario”.

Qué son los movimientos sísmicos

Los movimientos sísmicos se originan cuando se registra actividad en las fallas ya mencionadas.

“El suelo de Mendoza está en una zona de constante compresión, ya que la placa de Nazca –del Pacífico– va empujando hacia el este, y la placa Sudamericana –en la que se encuentra Mendoza–, hacia el oeste. En un momento, es tanta la compresión que se produce una fractura en las rocas y se levanta un bloque con respecto al otro. Eso es una falla”, destacó Mescua, que sostuvo que las ondas que libera esa "fractura" son las que se perciben como un movimiento sísmico y que la magnitud se mide de acuerdo a la energía que libera esas ondas.

El investigador, además, graficó este fenómeno con la comparación del acto en que una persona empieza a doblar una rama y esta se va comprimiendo hasta que finalmente se quiebra.

“Esta situación es natural en Mendoza, aunque, teniendo en cuenta que las fallas de la Placa Sudamericana son más chicas que las del contacto entre la de Nazca y Sudamericana, es casi un hecho que los movimientos van a ser más fuertes siempre del otro lado de la cordillera. El terremoto más grande del que se tiene registro ocurrido en toda la región fue en la década del 60, en Valdivia (Chile), con una magnitud de 9.5°. En Mendoza, en tanto, se estima que la magnitud máxima puede llegar hasta 7°”, indicó el investigador, aunque, según estimaciones del Inpres, el ocurrido en 1861 –y que obligó a mudar toda la Ciudad– alcanzó los 7.2°.

Qué falta por estudiar

Si bien los investigadores abocados a la sismología están analizando permanentemente mapas de fallas y estudiándolos, una de las prioridades es lograr definir con precisión científica sus características.

“Aún no se ha podido estudiar la historia del movimiento para muchas fallas de Mendoza. En la falla de La Cal, se pudieron hacer estudios paleosísmicos que detectaron que, en los últimos 800, años se registraron 3 sismos por encima de 7°, pero la idea es poder conocer más detalles de esta falla y de otras”, indicó el geólogo.

Asimismo, se refirió a las dificultades para trazar su recorrido, aunque sea estimado, y determinar su ubicación, ya que la ciudad se construyó encima de ellas.

“Es un problema no saber exactamente dónde están y si hay otras, ya que, en un terremoto, los daños más significativos se concentran cerca de las fallas, y es allí donde se levanta el terreno. Si hay justo un edificio arriba, por más sismorresistente que sea, lo levanta. Si hay fallas activas que se han movido recientemente, a futuro pueden seguir moviéndose”, resaltó.

La falla de Barrancas, en tanto, es una de las más activas de la zona en los últimos años. De hecho, en esa parte de Maipú e inmediaciones se han levantado algunos cerros precisamente por este accidente.

“A 10 kilómetros de profundidad, en esa falla estuvo el foco sísmico del terremoto del 85. Hay una confusión muy común, que es la de decir que hay una en calle Paso de los Andes, pero es la de Barrancas, solo que la zona de Villa Marini (en Godoy Cruz) tiene una aceleración de suelo que produce una ampliación de las ondas sísmicas, sumado a la existencia de construcciones que no eran sismorresistentes, por eso es que fue la zona más afectada en ese terremoto”, continuó Mescua.

Cultura sísmica

En lo que se refiere a la cultura sísmica en Mendoza, Mescua resaltó que, por lo general, la gente reacciona después, pero que lo ideal es trabajar en la prevención para atenuar los daños y la cantidad de víctimas.

“La prevención y la preparación están instaladas, pero podría estarse más preparado aún. Si bien las construcciones siguen las normas sismorresistentes, hay que ir actualizándolas periódicamente, y resulta urgente identificar las otras fallas que atraviesan la ciudad”, insistió el geólogo. Advirtió que no es mucho lo que se ha avanzado dentro de la temática en los últimos años.

“En otras regiones del mundo sísmicamente activas, como California, en Estados Unidos, por ejemplo, las normas de ordenamiento territorial son muy especificadas. Uno no puede construir sobre la falla y se establece una zona de 15 metros a cada lado de las fallas identificadas. En Mendoza debería pasar exactamente lo mismo”, completó.

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