Moda feminista: cuando las reivindicaciones tienen valor monetario
El feminismo es un movimiento popular en todo el mundo, sin embargo, sus luchas se convirtieron en un negocio rentable.
Foto: musa.lavoz
El feminismo es una tendencia a nivel mundial, un movimiento sociopolítico y cultural que busca reivindicar derechos y eliminar la opresión, dominación y explotación proveniente del patriarcado. En este sentido, a través de las publicidades, las marcas han tomado su popularidad y convirtieron al feminismo en un negocio rentable. Al día de hoy, es posible encontrar remeras, bolsos, pins o botellas con mensajes de empoderamiento femenino.
Mary Wollstonecraft, Sojourner Truth, Flora Tristán, Simone de Beauvior, Julieta Lanteri o Carolina Muzzilli son algunas de las pioneras que sentaron bases en la lucha por la equidad de género y visibilizaron en su lucha los conflictos por los que pasaron, y en algunos casos siguen pasando, las mujeres. Este movimiento comenzó en el siglo XVIII, sin embargo es en las últimas décadas en donde se comenzó a expandir exponencialmente.
De esta manera, la constante presión en la sociedad ha generado que muchas marcas redirigieran o cambiaran sus mensajes publicitarios, tales como los de productos de limpieza, los cuales hace algunos años, invitaban a las mujeres a comprar sus artículos para mantener un hogar limpio para su marido e hijos.
“Desde mi experiencia en marketing como mujer feminista, creo que la publicidad se ha adaptado al público, porque el feminismo también acusa al mercado publicitario de reproducir estereotipos machistas. Esto genera que se tengan que adaptar a los reclamos porque ese tipo de relatos en la publicidad ya no se aceptan más. Todavía no sabemos si es un oportunismo o inclusión sincera, pero es parte”, expresó Pamela Peterle, licenciada en Publicidad.
Aunque actualmente, el mercado publicitario intenta reflejar lo que las personas quieren ver, y al mismo tiempo, generar un negocio rentable, un estudio realizado por la División Insights de Kantar Millward Brown sobre Género y Publicidad indicó que en Argentina, el 76 % de las mujeres cree que las publicidades la muestran de manera desactualizada y estereotipada. Es allí en donde deben trabajar los publicistas para mejorar la llegada al público.
“Las agencias son un ambiente muy machista, aunque ahora hay más mujeres. El rol del publicista es el de comunicar, es el punto de contacto entre el cliente y los medios de comunicación. En este lugar existen muchas dificultades, desde el presupuesto hasta el desafío del lenguaje inclusivo, ya que genera muchas reacciones. En líneas generales creo que en Argentina, las redes sociales son fundamentales para medir nuestro trabajo, si va bien o mal”, destacó Peterle.
(Foto: Pinterest)
¿Oportunismo o convicción?
Durante 2018 y luego de la denuncia de Thelma Fardín contra Juan Darthés por abuso sexual, la campaña por redes sociales #mirácomonosponemos fue furor. De esta manera, en cuestión de horas la compañía Ona Saez comenzó la preventa exclusiva de remeras con la popular frase, en un intento de captar las necesidades de las personas. Sin embargo, los consumidores asocian a esta marca con la anorexia infantil, y en sus comentarios, la empresa deja en claro su falta de empatía con la causa feminista.
A mi hace rato que me mandan mensajes y le escriben a amigos para hacer acciones conjuntas, que me ponga su ropa y no sé qué más. Como si fuese un golazo trabajar para marcas que promueven la anorexia infantil. Me da vergüenza esto.
— La de los labiales (@femigangsta)
No tienen vergüenza ni para contestar, y después se hacen los #NiunaMenos pic.twitter.com/tqve3JHQst
— Paola... (@paolap2307)
Otro de los casos resonantes es el patentamiento de “No es No” y “Femicidios” por parte de la productora Pol-Ka. El registro (en calidad de marca) de los términos fue duramente criticado por la sociedad ya que cada frase tiene una historia detrás. En el caso de #NoEsNo, la misma se comenzó a utilizar luego de que Calu Rivero denunciara a través de una carta, los abusos cometidos por el mismo actor (Juan Darthés).
Este patentamiento permite su explotación comercial, por ello frente a las críticas, la productora de contenidos indicó que esos eran “posibles nombres de proyectos que estaban en fase de producción”. De todas maneras, la mercantilización de términos que provienen de la lucha feminista se realizó.
Lo de suar es un ejemplo tan claro de lo que sucede con la contracultura y el capitalismo, pero tan ilustrativo y tan perfectamente desagradable que me parece graciosisimo. A ustedes no? Alguien vio alguna producción de suar alguna vez? Bueno, dale chikes
— malena pichot (@malepichot)
"Creo que la gente quiere tener ese símbolo de manera material, palpable, que permita expresar lo que se piensa a través de un producto. Hoy estamos acostumbrados a que se masifiquen consignas por las redes sociales, como el caso del #NoEsNo. Ese producto o bien expresa de manera inmediata la postura que tengo. Ahora, también las marcas tienen que responder de manera coherente. Un ejemplo claro es el de Ona Saez, que no solo no cumple con la ley de talles sino que son inaccesibles. Entonces, fue una hipocresía salir con esas remeras porque "estaban de moda", porque en realidad no correspondían a la identidad de esa marca", concluyó la licenciada en Publicidad, Pamela Peterle.
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