Ocho voces para el 8M: feministas de Mendoza abren la discusión sobre los embates actuales

Del campo y la ciudad, del barrio y la academia, del arte y la militancia histórica salen las voces de feministas mendocinas que sostienen la defensa por los derechos de mujeres y diversidades. El 8 de marzo como hito histórico sirve, en el presente, para repensar las estrategias frente a la avanzada de las derechas.

Ocho voces para el 8M: feministas de Mendoza abren la discusión sobre los embates actuales

Marcha del 8 de marzo de 2023 en Mendoza. Foto: Ramiro Gómez / Télam

Sociedad

8M 2024

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 08 DE MARZO DE 2024

Incluso en contextos adversos, los feminismos del mundo se organizan en torno a una fecha histórica: el 8 de marzo. Y tanto la importancia del movimiento como los avances en materia de derechos se deben en gran parte a que las consignas se fueron filtrando a niveles locales, pequeños, cotidianos. Las discusiones de los feminismos –tareas de cuidado, femicidios, aborto, educación sexual– se hicieron transversales en las casas, en los trabajos, en los almacenes de barrio. Mendoza es parte de ese ejemplo.

Para pintar un panorama local, desde Unidiversidad dialogamos con académicas, docentes populares, campesinas, profesoras universitarias, artistas, comunicadoras, con el objetivo de reflexionar sobre los embates actuales y los desafíos en el marco del Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. ¿Puntos en común? Los caminos colectivos y el rechazo de las lógicas individualistas. ¿Diferencias? Tantas como feminismos en el mundo. Las palabras de unas y otras se entrelazan y se complementan en la necesidad de entender lo que pasa y buscar salidas frente al crecimiento de los discursos antifeministas.

Hay conquistas que peligran, aseguró Silvia Minoli, maestra lavallina jubilada que encabezó la búsqueda de justicia por Johana Chacón. La sociedad mendocina la conoce porque le puso cuerpo y voz al reclamo por la desaparición de la niña y, a partir de esto, a toda la violencia contra las mujeres. “No nos faltan fuerza ni fundamentos” para seguir luchando, remarcó, y criticó la situación de pobreza que precariza la vida, sobre todo de las más vulnerables.

Silvia Minoli, en una entrevista en profundidad a los diez años de la desaparición de Johana Chacón. Foto: Unidiversidad

Nora Llaver –feminista histórica, docente y doctora en Ciencias de la Educación– aseguró que es difícil considerar que las discusiones están saldadas: “Nuestra historia nos permite ver que cada tanto se produce algo así como un déjà vu”, afirmó. Y es que el largo tiempo de lucha feminista ve un reciente asalto de los derechos adquiridos. El vuelco masivo de los últimos años a las calles, a la organización colectiva por Ni Una Menos, ESI, identidad de género o aborto impactó en las subjetividades y en la vida cotidiana, y eso puso en alerta a la derecha conservadora, analizó.

Una mayoría la viene pasando muy mal, describió Nora Llaver, y la narrativa del gobierno actual y los grupos que lo rodean responsabiliza a la política y a la casta de un “desbarrancamiento económico social” y de “disolución moral”. Frente al individualismo reinante, su respuesta no es resignar lo colectivo, sino encontrar creatividad para organizarse de maneras diferentes a las ya conocidas, pero sin dejar de “estar juntes, conseguir consensos, caminar a la par, acompañar”.

Nora Llaver. Foto: Unidiversidad

La fortaleza de los feminismos es que están en todas partes, puntualizó Llaver, y siempre han encontrado estrategias: "Son quienes sostienen comedores, alimentan infancias, educan, curan, enfrentan violencias y cuidan nuestra tierra y nuestra agua”.

Mayra Aráoz, de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST), ejemplifica eso con su trabajo y su militancia en el este mendocino. Contó que, en el sector rural, ya tenían varios problemas de salud, educación, de agua y territoriales, aunque hoy hay problemáticas nuevas. “El machismo y el patriarcado todavía existen”, afirmó, y las nuevas medidas nacionales son un revés para la lucha de tantos años, que apuesta a multiplicarla en cada espacio como la ruralidad, los merenderos, las oficinas, los municipios. Sin embargo, confesó que, por momentos, se torna desgastante: “Son varios años de lucha de las mujeres y de las disidencias para poder obtener o hacer valer derechos que deberíamos tener por ser simples seres humanos”.

Escuela popular de género de la UST. Foto: cortesía Mayra Aráoz

Ese es el contexto que activa, al mismo tiempo, la organización en los barrios populares, como cuenta Paula Ojeda que sucede en el Centro Educativo Jarillitas, un servicio educativo de orientación social (SEOS) de la Fundación Coloba. Allí tienen un área de género donde ponen en común y visibilizan voces de toda la comunidad. La docente apuesta por abordar este 8M con fuerza y presencia en todos los espacios, siempre compartiendo colectivamente los logros y los riesgos de poner en cuestión algunos derechos.

Los feminismos son clave en las comunidades más vulnerables para el apoyo concreto. En el comedor hacen rendir al máximo los recursos para asegurarle a cada persona, por lo menos, una comida diaria. Como las maestras están encargadas de la parte pedagógica, son mamás las que, voluntariamente, cocinan. En la actualidad, ejemplificó además, en el comedor del jardín intentan hacer frente a la crisis fomentando capacitaciones que habiliten ofertas de empleo. También hicieron una feria comunitaria donde cada vecino y vecina pueden hacer trueque o vender lo que tienen en su casa para subsanar necesidades propias y ajenas.

Comunidad del SEOS Jarillita. Foto: cortesía Paula Ojeda

Laura Maya Rossini es comunicadora e integrante de Ni Una Menos desde la primera hora. Coincide con Nora Llaver en que los feminismos nunca pueden dar por saldadas las discusiones y tienen que tener siempre la guardia alta frente a los sectores conservadores que intentan avasallar los derechos adquiridos. Al mismo tiempo, piensan en estrategias de organización política, pero también contra el hambre, los sueldos que no alcanzan, la precarización de los trabajos y la realidad de que hay madres que no tienen para comprar ni un litro de leche.

“Este 8M va a ser, en gran parte, una demostración de fuerza y de poder” para ponerle un freno al gobierno de Milei, remarcó, porque no está atacando a las feministas solamente, sino a todas las mujeres y LGBTIQ+ cuyas vidas son precarizadas. “El hambre es la urgencia, las necesidades de las mujeres en los barrios son la urgencia”, resaltó, en clara polémica contra los DNU. “Basta, Milei” no es una forma de decirle que se vaya, explicó Rossini, sino de visibilizar que sus decisiones perjudican a los sectores vulnerabilizados. “Que esto no sea un revanchismo contra una casta, porque la casta es invisible. La casta somos el pueblo y, en este caso, para mí, la casta somos las mujeres”, concluyó.

Laura Maya Rossini habla el Día contra la violencia hacia las mujeres en 2022. Foto: Facebook Ni Una Menos Mendoza

La relevancia que, como feministas, tiene el 8M marca los discursos de todas las entrevistas. “Es un hito inaugural”, sostuvo Eva Rodríguez Agüero, docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCUYO y secretaria general del Instituto de Estudios de Género y Mujeres (Idegem) de la misma universidad. La fecha es una invitación a reflexionar sobre lo alcanzado y sobre la violencia y discriminación que aún persiste hacia mujeres y disidencias sexuales. “Nos atraviesa una coyuntura especialmente compleja” que amenaza los derechos alcanzados, pero la apuesta es mostrar la fuerza de la lucha colectiva en las calles, como enseñan el legado y la memoria de tantas feministas en la historia.

Francisca Figueroa –cantautora, vocalista y compositora de la banda mendocina Spaghetti Western– asegura que, en la actualidad, se ha corrido el umbral de aceptación social a la violencia y la intimidación, cada vez más explícitas en toda América Latina. Por eso, la respuesta tiene que armarse con tolerancia e inteligencia, saber qué batallas dar y cuándo el silencio es estratégico. La organización es fundamental, afirma, pero también nota falta de voluntad y desesperanza para reunirse y aunar fuerzas.

Eva Rodríguez Agüero en una apertura del 8M en la UNCUYO. Foto: Unidiversidad

“Históricamente, la lucha feminista se trata de estar atentas y organizadas ante los avances antidemocráticos y la pérdida y ganancia de nuestros derechos hacia una vida digna”, repasó. Y apuesta no solo al paro general y la lucha en las calles, sino también a copar las cotidianidades, donde se filtra también la derecha conservadora: “Estar cerca de las mujeres de la familia, las amigas, las comadres del barrio ya es un acto de estrategia”, concluyó.

Eso es –en un sentido elaborado y trabajado durante años– lo que plantea Alejandra Ciriza, feminista, profesora de filosofía en la UNCUYO y militante por los derechos humanos. El 8 de marzo es un hito para traer el pasado y encarar el futuro, pero está convencida de que las formas de enfrentar la avanzada conservadora del presente son diferentes y desiguales, tal como los feminismos.

Francisca Figueroa. Foto: www.elnueve.com

“La manera como las feministas nos paramos frente a un desafío de este tamaño depende muchísimo de nuestras tradiciones teóricas y políticas, y de nuestras prácticas efectivas”, remarcó la docente. No son iguales los feminismos populares, más colectivistas, que los liberales, que entienden los derechos de las mujeres como derechos individuales.

Desde la restauración democrática, se abre una continuidad de reivindicación del 8 de marzo y –con avances y retrocesos– una cierta sensación de progresividad en las conquistas. Pero, en la actualidad, entiende, nos encontramos frente a un proceso distinto porque “esta avanzada de derecha no respeta ningún pacto democrático previo, mucho menos los que tienen que ver con los derechos de las mujeres, porque se trata de una derecha fascista y misógina”, plantea.

Alejandra Ciriza en la entrega del doctorado honoris causa a Silvia Federici. Foto: Unidiversidad

Ciriza sugiere que la estrategia frente a este panorama es entender que el feminismo “no pasa solamente por las pibas”, la marea verde, Ni Una Menos, las jóvenes de clase media educada, urbanas o ciberfeministas. Los feminismos son plurales e incluyen a feministas inesperadas, a mujeres que luchan por sus derechos y los de sus comunidades, “que no se reconocen a sí mismas como individuas ni como occidentales, sino que se reconocen en otras tradiciones, que van recuperando sus propias genealogías”. La propuesta es trazar lazos, construir caminos de “diálogo, acuerpamiento y reconocimiento de las otras”.

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