Héctor Laiz y la redefinición del segundo a nivel mundial: "No impactará para nada en nuestra vida cotidiana"

Sociedad

Para Cuquejo, la postergación constante de cosas por hacer puede estar ligada a trastornos de ansiedad, incluyendo pánico, estrés postraumático, fobia social, depresión, déficit de atención y trastorno obsesivo compulsivo.

“El síntoma más común es que el procrastinador tenga dificultades para medir correctamente el tiempo que destina a cada tarea. No recuerda que su tiempo es finito. No se toma la dimensión de lo que es en realidad la administración del tiempo, la gestión de las oportunidades y ponerse en movimiento”, detalló.

Y sumó: “La clave para salir de esto está en que uno proyecte en su mente qué quiere realmente hacer, qué tipo de persona quiere ser, cómo quiere vivir y demás. Pero también hablamos de una ´procrastinación productiva`, esto es, dedicarles tiempo a las cosas incorrectas, a las imperfecciones e inseguridades”, selló.

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