Proponen desarrollar una transición energética a la mendocina

Así lo planteó Facundo Díaz Araujo, profesor de la UNCUYO. Dijo que la provincia tiene un esquema jurídico y proyectos para iniciar el cambio, pero que se necesitan reglas claras que se sostengan en el tiempo, además de financiamiento. El potencial de energía hidroeléctrica y solar.

Proponen desarrollar una transición energética a la mendocina

Díaz Araujo explicó que la transición energética implica cambiar el sistema actual, basado en combustibles fósiles, a uno sin emisiones de carbono. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

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Verónica Gordillo

Publicado el 12 DE JUNIO DE 2023

Una transición energética a la mendocina: esa fue la propuesta del profesor Facundo Díaz Araujo, de la UNCUYO, que detalló que ese proceso debería incluir los activos y potencialidades locales, la voz de las personas usuarias y el objetivo de lograr crecimiento para la provincia. Díaz Araujo fue uno de los disertantes del I Workshop “Transición energética, economía circular y ciudades sostenibles: diálogos para la implementación de la Agenda 2030 en Iberoamérica”, que se realizó en la UNCUYO.

El profesor de la Facultad de Derecho de la UNCUYO aseguró que Mendoza tiene un enorme potencial para desarrollar proyectos de transición energética, especialmente en materia de generación de energía solar e hidroeléctrica, pero que es necesario obtener financiamiento.

La transición energética –explicó el profesor– implica cambiar el sistema actual, basado en combustibles fósiles, a uno sin emisiones de carbono, con fuentes renovables. El objetivo es mitigar el calentamiento global, que se debe principalmente a la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que en parte genera el sector energético.

El profesor planteó que el nivel de participación de las energías renovables todavía es muy bajo. Foto: Twitter @smarinelliMza

La decisión de avanzar en la transición energética quedó plasmada en el acuerdo internacional COP21, que se realizó en 2015 en París, con el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2 grados; una de las herramientas para lograr ese objetivo es el proceso de cambio de la matriz energética. Luego de la charla, el profesional, que se desempeñó durante 15 años en el Ente Provincial Regulador Eléctrico (EPRE), habló con Unidiversidad sobre los desafíos que enfrenta Mendoza para potenciar la transición energética.

Un derecho humano

Usted planteó en la charla la necesidad de que, en el centro de este debate, esté siempre la persona usuaria. ¿Por qué?

Hace años venimos trabajando en el tema del acceso a los servicios, particularmente el eléctrico, como derecho humano; en ese sentido, es necesario analizar cuáles son las obligaciones que tiene la provincia, de qué forma puede llevarlas adelante, qué políticas públicas deben desarrollarse, y la transición energética cabe en ese espacio porque abre nuevas posibilidades de financiamiento para incorporar nuevos usuarios. La pretensión es que, en el eje del desarrollo, esté siempre el destinatario del servicio, el usuario, y que la cuestión no sea solamente en términos de cumplimiento de las obligaciones internacionales, sino también que la transición energética sea a la mendocina. Esto implica que la provincia incorpore sus activos como una parte relevante, pero también que tenga en miras al usuario, y también el crecimiento de Mendoza.

Usted dijo que Mendoza cuenta con una estructura jurídica para realizar la transición y también con un proyecto. ¿Existen en la práctica procesos que estén en marcha?

La práctica está justamente en desarrollo. Creo que el ejemplo que dio Coronel (Diego, secretario de Obras y Servicios Públicos de Godoy Cruz) es uno de los casos donde se ha podido superar cierta dificultad técnica para que el vecino se vea impactado positivamente, es decir, que el alumbrado público le salga más barato como consecuencia de que el municipio está generando energía renovable. Estas son las políticas que queremos que se desarrollen desde el Estado y también en el sector privado, es decir que haya usuarios del servicio que tenga un predio donde pongan paneles de fotovoltaicos para que otras personas de distintos lugares de la provincia puedan comprar esa energía renovable.

¿La provincia tiene un plan para concretar esa transición?

La provincia tiene tanto potencial que es difícil definir por dónde debe empezar. Tiene un potencial de generación hidroeléctrica altísimo, porque tiene muchos saltos posibles de generar energía, y una posibilidad es desarrollar todos esos saltos e incorporarlos al sistema provincial, lo que se está haciendo parcialmente, porque se hizo ingresando al sistema nacional, no al provincial.

¿Me puede explicar la potencialidad de esos saltos?

Los saltos son aquellos lugares donde hay una caída muy importante de un río o de un canal de riego, como el Cacique Guaymallén o el San Martín, que permite hacer una represa y aplicarla en un esquema de generación hidroeléctrica. Esa unidad, por más chica que parezca, es importante, porque tenemos varios saltos que están inyectando energía al sistema. Uno se imagina grandes obras, pero es todo lo contrario: la tendencia está en el desarrollo de estas pequeñas unidades de producción que están distribuidas en todo el territorio y que nos permitirían revincular con el usuario, porque hay unidades de generación muy chiquitas que podrían instalarse en los propios canales de riego.

En Mendoza existen parques solares, como el ubicado en Santa Rosa. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

¿Estamos desperdiciando la potencialidad de esos saltos?

Esos saltos requieren de una obra de infraestructura civil, de tecnología aplicada, y la pretensión es que se desarrollen, hoy no están desarrollados. ¿Cuáles son los que se han desarrollado? Los que entraron al sistema nacional, porque necesito la tarifa que me financia esa obra. La pretensión es justamente que todo ese clúster de alternativas y posibilidades permita financiar desde la central más chiquita hasta una central relevante.

Además de esos saltos, ¿Mendoza tiene otras potencialidades para llevar adelante la transición?

La provincia tiene una alta tasa de radiación solar; no es la más alta de la Argentina, pero es bastante relevante y permite la inclusión de paneles solares en distintos lugares que no están siendo utilizados, como, por ejemplo, en el secano mendocino, que permitiría la generación de energía que se inyecte el sistema. La provincia tiene ese potencial, no tanto el eólico –solo en el sur–, pero en solar y de generación hidroeléctrica, tiene altas posibilidades.

El “fracaso” del plan nacional

Del total de energía que se utiliza, ¿se sabe cuánto proviene de fuentes renovables?

Sí, está absolutamente medido y tiene un bajo impacto. El nivel de participación todavía es muy bajo, la pretensión es llegar al 20 o al 30 % de participación, ese es el compromiso que asumió la legislación argentina cuando proyectó. Es una expectativa muy alta porque no hay incentivos financieros para desarrollar las actividades que hacen falta para migrar de un sistema a otro.

¿Existe un plan nacional para desarrollar esta transición?

Sí, pero viene de sucesivos fracasos. El sistema nacional de transición energética hacia unidades de generación renovables viene bastante golpeado porque se han ido cambiando las reglas del financiamiento, de las garantías. Frente a eso, los que tienen que desarrollar las actividades se ven atemorizados y se retiran.

Díaz Araujo destacó la necesidad de potenciar la energía solar en la provincia. Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

La centralidad de Vaca Muerta

Usted planteó que Vaca Muerta es una oportunidad para desarrollar esta transición. ¿Por qué, si es la misma fuente fósil?

Todo sistema transicional tiene una etapa de apalancamiento que requiere de energías convencionales para migrar hacia sistemas renovables. La pregunta es cómo hacer para aguantar durante la migración hacia energías renovables y cuál es la energía que se va a utilizar para apalancar ese crecimiento intertanto se va ganando en energías renovables. Entonces, Vaca Muerta es un potencial de enorme magnitud que permitiría que la Argentina pueda pensar a 20 años y reconvertir, sobre la base de este gas disponible, al sistema renovable. Es el que va a aguantar y el que va a financiar a través de algunos mecanismos que están disponibles: por ejemplo, incorporar un precio a la energía producida con el gas de Vaca Muerta que vaya destinado exclusivamente a la instalación de energía renovables.

¿Es posible pensar un redireccionamiento de los subsidios estatales para proyectos que impliquen avanzar en esta transición?

Son 7000 millones de dólares en subsidios. Claro, esa es la idea, que empecemos a desarrollar energías que nos permitan que toda la plata que estamos gastando en energía, que ni siquiera es producción nacional, sino que la compramos, esté dirigida a la reconversión del sistema y no a la compra de energías fósiles de otros lugares. Es la decisión que hay que tomar, cuándo, de qué manera se realizará.

Sistemas combinados

¿El compromiso de París se realizó sin tener en cuenta las localías, la diversidad de posibilidades de los países?

Creo que son expectativas. Lo que nosotros planteamos es justamente revertir el debate, que empiece desde la base, es decir, cómo la energía tiene la capacidad de ser un nuevo esquema de vinculación entre el Estado, los particulares y los vecinos. Nosotros pretendemos que el debate sea de abajo hacia arriba, es decir que se incorporen los municipios, que tengan un rol trascendente, porque son los que conocen las realidades y, a la vez, la parte más débil del sistema, que son los usuarios del servicio.

¿Existen ejemplos en el mundo de sistemas de energías renovables en su totalidad?

No, necesariamente es una combinación. El mundo mostró, ante la hipótesis de que solo iban a ser renovables, que las potencias internacionales no están dispuestas a renunciar a otras energías disponibles que, entienden, son de cabecera. De ahí la soberanía de la decisión de cuál es la unidad de generación que apalanca esa transición. Ese es justamente el nuevo debate que se está dando.

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