Señal U: construyendo una “caja viva”

La programación del nuevo canal universitario, que se emite por la señal 30 de la Televisión Digital Abierta, busca derribar los lineamientos entumecedores de la televisión hegemónica para construir una audiencia activa que, curiosa, ejerza un rol preponderante en el circuito comunicacional. Lucía Bracelis, encargada del área, y Gisela Levín, coordinadora artística, analizan los lineamientos de una grilla analítica, inclusiva, federal y crítica. 

Señal U: construyendo una "caja viva"

Fotos: Cristian Martínez, de Señal U

Cultura

Unidiversidad

Emma Saccavino

Publicado el 07 DE NOVIEMBRE DE 2013

“El dilucidar las dificultades ofrecidas por un texto concebido como una especie de rompecabezas forma parte del placer de la lectura”, decía Jorge Luis Borges cuando se refería a la construcción de su lector modelo: un lector atento, participativo y dispuesto a aceptar riesgos, a generar habilidades para descifrar indicios, un lector que accede al contenido desde sus experiencias. Pues la analogía con el espectador que busca Señal U, el nuevo canal universitario, encuentra en este punto su espacio. El espectador entró a jugar fuerte en el circuito de comunicación artística en el siglo XX (la estética de la recepción es tal vez el estudio más acabado sobre el tema). Podremos decir que la televisión, concebida durante años como una “caja boba” capaz de anestesiar todo tipo de curiosidades, sintonizó tarde con esta frecuencia, pero lo está logrando, y con creces.

Tomar a los espectadores como sujetos activos constituye una de las premisas esenciales de Señal U. “Sostenemos que la audiencia está llena de cultura, de distintos saberes, que es capaz de comprender otros mensajes; a partir de ahí consideramos que somos una herramienta importante y con una gran responsabilidad”, sostiene Lucía Bracelis, encargada del área de Programación del canal, quien junto con Gisela Levín, coordinadora artística, ofrece en esta nota detalles de la grilla que refleja el aparato conceptual de la señal.

El canal lo hacemos entre todos: por eso decimos que es público, universitario y local”, resaltan. Estas tres premisas juegan un rol preponderante a la hora de diseñar el mapa de contenidos del canal de la universidad. A solo un mes de que la emisora viera la luz en modo de prueba, hablamos de lo que se busca, de vislumbrar horizontes, pero cimentados desde una ideología clara y contundente, definida por el equipo.

Cuatro categorías temáticas amplias y plausibles de particularizarse estructuran la programación de Señal U: cultura (en su sentido antropológico; es decir, que abarca aspectos como arte, cine, deportes o sociedad), ciencia y tecnología (innovación, investigación, industria, desarrollo), movimientos sociales (género, diversidad, derechos humanos) y medioambiente (ecología, recursos, ordenamiento territorial). “En realidad, hay una gran diversidad de temas que le interesan a la universidad, pero la clasificación es útil a la hora de armar la programación”, explica Lucía. 



A la vez, el tratamiento de los contenidos se apoya en cuatro ejes: analítico, crítico, inclusivo y federal. “Un planteo fundamental del equipo es que este no es un canal que vaya a mostrar cosas, si no que va a analizar lo que mostramos, desde otros puntos de vista”, aporta Gisela.

“La idea es proponer y ver cómo se construye a partir de ciertos elementos, pero no dar por sentado nada. Ni una identidad ni una ideología determinada”, dispara Lucía. Lo más claro para entender el lugar desde el que Señal U planta su línea editorial es observar a los medios hegemónicos y su postura pseudopedagógica, que no busca más que bajar una línea directa a la opinión pública acerca de qué y cómo pensar de tal o cual tema, en un tono explícitamente didáctico.

El hecho de ser una emisora universitaria no comporta el erigirse exclusivamente en un canal educativo, como suele interpretarse. “Si bien no descuidamos este aspecto, tampoco podemos definirnos como un canal netamente educativo. Por supuesto que buscamos transmitir ideas y pensamientos, pero no pedagógicamente, sino desde otro lugar tal vez más complejo”, dice Lucía, a quien le toca diseñar el planeamiento a corto, mediano y largo plazo de la programación y producción realizada por el canal y decide la emisión, sus horarios, sus días y repeticiones.

“Esa moralina construida da por sentada una identidad que nosotros creemos que hay que empezar a deconstruir. El mendocino no es una sola cosa, es muchas, veamos cómo nos construimos. Creo que hablar de definiciones en la contemporaneidad es absurdo”, sostiene. “No vamos a decirle a los receptores “Tienen que pensar esto". No. Eso sería autoritario. Tienen que pensar lo que quieran pensar, y nosotros les mostraremos algunas herramientas que tal vez les sirvan”.

En este punto es pertinente aclarar, agrega Gisela, que “cuando hablamos de ser analíticos nos referimos a tomar uno de entre los múltiples puntos de vista, no estamos hablando de una postura academicista donde nosotros como universidad decimos cómo pensar, e invitar y contemplarlo al espectador como una persona pensante y crítica. La cadena de comunicación se termina de construir de este modo y en interacción con quienes lo ven”.

En cuanto a las características generales de la programación de la señal, la encargada de programación detalla que “todo tiene que ver con todo: de la elaboración de la línea editorial se desprende la elaboración de la programación. Apuntamos a ser conscientes de que somos el primer canal de la televisión digital que sale en Mendoza, por lo que asumimos la responsabilidad de convertirnos en un espacio que muestre lo que no se ha visto y que se ha hecho, que es mucho”.

La estructura de la programación está cimentada por ciertos pilares. Uno de los principales es darle pantalla a estas producciones. Sobre la base de esta primera consigna se arma el prime time. Esto comenzó a través de la convocatoria al concurso de cortometrajes “Dónde mirarnos” y echando mano a las realizaciones que se hicieron a partir de los planes de fomento de la TDA de 2010 a esta parte, que Señal U obtiene a través del BACUA (Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino), “y que nunca tuvieron pantalla porque ni al Canal 7 ni al 9 les interesó comprar ni emitir”.

Una vez que contó con material suficiente, el área de Programación se abocó a armar rangos horarios de acuerdo con los ejes que le interesan a la universidad, como derechos humanos, cuestiones didácticas como la filosofía o la literatura, también la territorialización. “Construimos entonces el prime time con lo local, planteándonos un desafío bastante fuerte para nosotros: programar un estreno por día, tanto de los contenidos de TDA como de las producciones propias del canal, que aunque parezca poco es muchísimo. Pocos canales deben tener este régimen en sus inicios”, destacó.

Seis producciones propias tiene hasta ahora Señal U: Las palabras y las cosas, dirigida por Mariano Donoso; En la caja, de "Chino" Flores; Arte vivo, de "Indio" Leiva. Se suma a la lista el flamante ciclo de cine Contraplano, conducido por Ariel Blasco. Desde su génesis, Señal U ha producido además dos microprogramas: Texturas, de Néstor Colombo, e Itinerarios, de Pablo Cicchiello Díaz, que van girando en la programación durante todo el día, no tienen horario fijo de estreno.

La dimensión ideológica cobra en las decisiones de programación un papel preponderante; de hecho es inherente al área. ¿Cuál es el reto en este punto, en el caso de Señal U?  “No creo que haya un desafío individual. En este plano, como en otros, se va armando en equipo a partir de la línea editorial. Quizá en otros canales no participan todos de la manera en que lo hacemos acá, pero nos pareció un proceso útil para poder armar una programación digna de lo que se quiere como un canal público.

”Porque básicamente somos eso –destaca­ Bracelis–: un canal público, un canal universitario, un canal de Mendoza. Estos son lineamientos claves a la hora de armar los contenidos. De ahí en más hay cosas que se resuelven de otras maneras en función de la realidad. Me encantaría programar todo local, que hubiera contenidos de sobra para elegir, pero no es así aún. Seguramente, en un futuro, el mapa será distinto”.

Estas limitaciones y fortalezas influyen también en el esquema de contenidos del canal. Y en función de ellas, Lucía tomó la decisión de incluir “programas que me gustaría que en un futuro se produzcan a nivel local. Disparos en la biblioteca, un envío que evidencia una audiencia contundente, es uno de ellos. “Me encantaría que más adelante pudiéramos contar con un formato de este estilo; que sea divertido y educativo a la vez, que tenga que ver con la cultura y que sea hecho en Mendoza, porque la literatura mendocina re da para hacer algo así. Ojo, no estoy hablando de copiar la temática ni el formato, pero sí algunas ideas”, sugiere. Y sí, vislumbrar horizontes desde la génesis forma, definitivamente, parte de los cimientos del canal.

Otro caso pertinente aquí es el que hace al eje de derechos humanos, como decíamos antes, uno de los temas clave de interés de la universidad, y la idea es que el canal lo refleje. ”En el rango horario que armamos sobre este tema tenemos programados en este momento Familiares, 99% Abuelas y Con todo derechos; todos estos envíos están vinculados con la última dictadura militar”, cuenta Lucía, y añade: “Más adelante estaría bueno que la universidad proponga un programa asociado con derechos humanos a nivel local”.

Además de los productos audiovisuales locales, Señal U se sirve de tres enormes fuentes de contenidos nacionales: CEPIA (Centro de Producción e Investigación Audiovisual, de la Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación), Educ.ar (portal educativo que depende del Ministerio de Educación de la Nación) y BACUA. “CEPIA nos provee sobre todo de documentales, también nos ha dado el micros Nietos, basado, como indica su nombre, en la búsqueda y recuperación de nietos apropiados en la Argentina. Su difusión nos parece muy importante por su vigencia y sobre todo porque tenemos la posibilidad de contribuir con el tema. Por su parte, Educ.ar nos da materiales de Encuentro. De esta señal estamos emitiendo por el momento Mentira la verdad (sobre filosofía), Proyecto G (investigaciones y experimentos que develan misterios cotidianos) o Aventura científica (expone el trabajo de los científicos argentinos en su campo de acción)”.

Por último, BACUA le da al canal universitario la posibilidad de acceder a las series documentales, de ficción y la totalidad de la programación de las provincias, que ponderan por su carácter eminentemente federal. “Como decíamos, para nosotros este es otro de los puntos que nos interesan como medio público, dejar de poner en el aire solo lo que nace de la capital. Somos nosotros quienes tenemos que empezar a descentralizar”, apunta Lucía. Verdaderamente es destacable que, después de años de concentración monopólica, la televisión cuente con contenidos que salgan a la luz desde las provincias, cada una centro esencial del país y tan representativa como la otra. En este nuevo escenario, entonces, la apertura del juego depende exclusivamente de cada región.





En cuanto a la programación de cine, Señal U cumple de sobra con el porcentaje de proyección de películas nacionales que requiere la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. “La cuota la cubrimos de sobra, de hecho hasta ahora solamente nos proveen de cine nacional”, cuenta la programadora. “Tenemos un convenio con el INCAA, que nos habilita todo su catálogo, hecho íntegramente de cine argentino. Tomamos aquí una decisión importante que nos diferencia, entre otras señales, de Encuentro, que es darle preponderancia en nuestra programación al cine para, de este modo, matizar la programación ’dura’, que tiene que ver con lo informativo y documental. Esta decisión constituye toda una búsqueda, tanto porque las películas son muy costosas como por su calidad y diversidad”.

Darle a la audiencia una programación que tiene a la calidad como uno de sus puntales implica un gran esfuerzo. “Junto con Franco Pellegrino, que está en el área de Programación, vemos alrededor de tres películas por día en nuestras casas, para ir definiendo cuáles incluir y, dentro de lo que tenemos, programar lo mejor. Son los riesgos de apostar al cine nacional”. Y se muestran más que dispuestos a correrlos.

El material cinematográfico y el criterio de los programadores dieron origen al ciclo Contraplano, conducido y comentado por el actor, director teatral y cinéfilo Ariel Blasco. “Cada bloque del ciclo, integrado por cuatro o cinco películas, estará centrado en un tópico. El que abrió fue ‘realizadores locales’. Este ciclo lo armamos por fuera del INCAA: nos comunicamos directamente con directores nacidos en la región de Cuyo y los convocamos. Los elegidos en este caso fueron Alejandro Fadel, Santiago Esteves, Andrés Llugany (todos mendocinos) y Mariano Donoso (que es sanjuanino). Estamos también en la búsqueda de Pablo Agüero. Creemos en este camino de darle prioridad en el prime time a las producciones locales. Próximamente se vendrán otros tópicos. La idea es armar otro de mujeres y los demás no los voy a adelantar, así la audiencia se encuentra directamente con ellos”, señala Lucía.

Una perspectiva se impone entre los objetivos de cara al 2014: “Mejorar. Parece algo banal pero es cierto. En este camino iremos puliendo y construyendo una grilla que, esperamos, se ajuste cada vez mejor a las necesidades de los televidentes. Armar una programación fluida y dinámica es una vorágine, pero es parte del crecimiento que experimentamos día a día”.

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