Tiempo de parar la pelota

La ginecóloga Fabiana Sayegh invita a las mujeres a aprovechar la oportunidad y redefinir su proyecto de vida.

Tiempo de parar la pelota

La ginecóloga Fabiana Sayegh explicó esta etapa es la oportunidad para que las mujeres deciden qué mandatos y tareas dejarán atrás. Foto: Unidiversidad

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Verónica Gordillo

Publicado el 25 DE AGOSTO DE 2021

Para la jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario, Fabiana Sayegh, la menopausia es el momento de parar la pelota, de preguntarse dónde están paradas y adónde quieren ir. Dice que es la oportunidad de decidir qué tareas y mandatos quieren seguir cumpliendo y cuáles dejar atrás.

Sayegh, especialista en climaterio, explica que, más allá de los aspectos médicos, esta etapa implica una crisis vital en la que el proyecto de vida juega un papel central.

Aquí, parte de la charla que la profesional mantuvo con Unidiversidad.

 

De mandatos y tareas

¿Qué le relatan en el consultorio las pacientes que llegaron a esta etapa?

Lo que es superinteresante es que las mujeres atravesamos una crisis vital, que va mucho más allá de las hormonas y que tiene que ver con que paramos la pelota para ver dónde estamos paradas y qué queremos de acá en adelante. Entonces decimos: "Toda la vida me hice cargo de esto, cumplí todos los mandatos que querían de mí. No quiero más". Entonces, la gente dice: "Eh, pero ¿qué te pasa?". Tuve una paciente que me dijo que se quería divorciar porque no quería pagar más los impuestos; le dije: "Pero no tenés un problema con tu marido", y ella respondió: "Pero perdí todas las mañana de mi vida como una salame pagando impuestos, porque en ese momento no existían sistemas de pago online ni nada de eso". ¿Qué hizo? Cambió eso y se acabó el problema. Son cosas que para la familia funcionaron de una forma, entonces uno se encuentra con hijos más grandes, que ya no tienen esa necesidad de la madre, pero siguen viviendo en la casa; son grandes, pero no cocinan, no se lavan la ropa, no limpian. En esta etapa, las mujeres se quedaban con todas las funciones feas de la casa, y digo "se quedaban" porque ahora somos bastante diferentes. Entonces, acomodarse a que todos somos adultos cambia absolutamente la relación, tienen que aprovechar esta oportunidad.

¿De dejar atrás todo lo que ya no quieren hacer?

Absolutamente. Yo empecé a hacer climaterio cuando terminé la residencia, a los 27 años, en un hospital público en Buenos Aires. En ese momento, la mayoría de las mujeres eran amas de casa y tenían una depresión absoluta, la mitad de las mujeres hacían depresiones. Se estudió si tenía que ver con el cambio hormonal y se vio que no eran las hormonas, sino el proyecto de vida y la capacidad de hacer duelos. A esto se sumaba el síndrome del nido vacío, porque se habían casado para ser madres y, ahora que los hijos se iban de la casa, no habían pensado qué iba a pasar después, entonces era un vacío existencial, de no poder ver qué querían hacer de sus vidas. Las mandábamos a hacer talleres, pero nos decían que querían tener de nuevo a los hijos chicos, después estaban contentas cuando volvían los nietos, pero era como que la función estaba muy ligada a lo familiar. Ahora, por lo que veo y leo, es totalmente diferente: la mayoría tenemos un proyecto distinto aparte de ser madres: nuestra profesión, nuestro grupo de amigas, parejas que cada vez espero que acompañen un poco más en todo lo laboral, como que ya nos relajamos. Las que tenemos hijos más grandes sentimos que no tenemos que estar atrás de lo físico, que se bañen, estudien, porque son dueños de su vida; entonces nos decimos: "Voy tirando lastre, la tarea ya está hecha o falta menos". Eso nos da más tiempo para nosotras, más autonomía, nos devuelve la libertad. Creo que es vivirlo de otro modo. Me pasó que empecé con calores, me morí de la risa porque son muy desagradable; dije: "No me voy a medicar un tiempito para ver qué se siente", y así como me agarraron, se me fueron. Muchas pacientes me dijeron que les causó tanta gracia tener calores, y otras, que tienen muchos calores, mucha sintomatología, que la pasan mal, las medicás y están fantásticas.

Es mejor reírse…

Tal cual. Tal vez la prevalencia de los síntomas sea la misma, pero la interpretación que hacemos puede ser diferente, nos podemos reír. Hay mujeres que la pasan mal, y otras, que pasándola mejor o peor, nos ocupamos, si tenemos mucha sintomatología, la tratamos, pero si no, nos reímos de nosotras mismas. Pudimos cambiarlo del lugar terrible, entender que estamos creciendo, nuestras parejas también crecen, también les pasan cosas. No es el problema el crecer o el envejecer, creo que el foco lo tenemos que poner en nuestra calidad de vida, decirnos: "Tengo 52 años, esta es la edad que tengo". Por eso también me dejé de teñir, como un proceso, después voy a ver de qué color quiero tener el pelo. Es esto, en realidad el proceso es que crecemos, tenemos que estar sanos, disfrutar de la vida, lo que nos permita la salud, la vida y la pandemia, estar en el eje de la actividad física, de una buena alimentación, de una vida con cosas que nos guste hacer y seguir disfrutando, como que crecer es un privilegio.

Tomarlo como parte del crecimiento.

Absolutamente, por eso te decía que paramos la pelota para ver dónde estamos y cómo queremos seguir. A veces tomamos la mayoría de las cosas, pero a veces no, por eso digo que es como agarrar un mazo de cartas y volver barajar y decir: "Esta carta que tuve toda la vida, como pagar los impuestos, tomala, no me hago más cargo". Es reencontrarte con la pareja cuando los hijos se van de la casa, con amigas que tuvimos abandonadas porque no teníamos tiempo entre el trabajo, el cuidado de los chicos y las tareas de ama de casa. Nos toca cuidar a nuestros padres grandes, esa es una realidad de esta etapa dolorosa y es real, pero es una oportunidad de volver a elegir, de decir qué tomamos y qué no, y salimos fortalecidas.

 

La lupa sobre los tratamientos

¿Por qué existen tantas voces críticas sobre los tratamientos de reemplazo hormonal?

En general, es porque no se pueden usar de por vida, no más de tres o cuatro años. Diversos estudios muestran que si medicás durante más de diez años con estrógenos y progesterona a una mujer que ya tuvo durante cincuenta años sus propias hormonas, hacés que esa mama siga proliferando y aumenta el riesgo de cáncer de mama. Por eso, acompañamos el momento de la transición con hormonas y, como después mejoran los síntomas, las sacamos.

En este período, hay una preocupación por el tema de la osteoporosis. ¿Cuándo es necesario hacer un estudio?

No hay que volverse locas con este tema. La osteoporosis se determina con una densitometría y las guías dicen que hay que pedirla en mayores de 65 años sin factores de riesgo, porque entonces es cuando empieza el riesgo de fractura por fragilidad de la cadera y de las vértebras. Entre la menopausia y los 65 años, se debería pedir solamente si hay factores de riesgo, por ejemplo, si la mujer está con una medicación como el anastrozol para el cáncer de mama, que baja más los estrógenos y aumenta el riesgo de perder masa ósea; con uso de corticoides prolongados, o tiene alguna falla ovárica precoz, es decir que tiene que tener alguna enfermedad que te dé la pauta de que puede tener una masa ósea baja. No tiene sentido pedir la densitometría antes de la menopausia porque estamos protegidas, pero sí hacer hincapié en la ingesta de lácteos, la actividad física y los hábitos saludables.

En este sentido, en muchos artículos se destaca la importancia de la alimentación y la actividad física. ¿Esto es real? 

Absolutamente. Hacer actividad física y tener una alimentación saludable hace que tengas muchas menos enfermedades a lo largo de la vida. Si es deseable en la etapa de mayor juventud, en esta etapa es indispensable. Hacer una actividad física que te gusta, que te resulte lúdica, que te muevas, hace que no aumentes de peso, que fortalezcas la masa ósea, que tengas menos presión arterial alta, menos colesterol, menos depresión, porque la actividad física al aire libre libera betaendorfinas y trabaja con la melatonina. Con la diet, siempre se busca un peso adecuado; no nos interesan ni la obesidad ni el bajo peso, estar en el medio es lo correcto.

¿Qué le diría a una mujer que comienza esta etapa?

Le diría que no se preocupe y que disfrute de la vida. Si tiene muchos síntomas, que consulte, que la vamos a medicar, y si no tiene muchos síntomas, que es una etapa más, que aproveche si tiene que pensar algunas cosas como un momento de reflexión personal. Yo las veo muy empoderadas a todas las que atravesamos estas cosas, de disfrutar de la vida, de disfrutar las cosas que nos hacen bien. De repente, una tiene la certeza de que ya vivimos bastante, pero nos queda mucho por vivir, entonces es vivirlo de la forma en que queremos.

¿Es importante la  perspectiva de género para hablar sobre este tema?

Creo que estamos viviendo feminismo del bueno, es igualdad de derechos, y creo que lo estamos viviendo así porque venimos haciendo punta con trabajos en igualdad de condiciones frente a los varones. Para las otras mujeres, anteriores a nosotras, tal vez se trataba de poder ingresar al mercado laboral, a veces con un segundo sueldo, con una changuita para ayudar al marido, o, si estaban al nivel profesional, siempre sabiendo que iban a estar por debajo de un varón, quizás porque nosotras, en lugar de hacer rosca política, nos vamos a cuidar a nuestros chicos, o porque necesitamos o preferimos otras cosas. Que hayamos llegado a esta etapa de esta forma tiene que ver con todo lo que otras mujeres nos dejaron antes como legado. Yo lo veo todo atravesado por lo social y por el género, y me parece maravilloso. Para nuestras hijas va a ser más fácil porque les vamos dejando el camino allanado. Yo tengo dos hijas mujeres y hay cosas que ni se les ocurren, pero que para nosotras fueron una lucha. Es decir, yo soy médica, ginecóloga, estuve muchos años en quirófano, y una mujer en quirófano, si era buena cirujana, era mala madre; si era buena madre, era mala médica, y si se le ocurría ser buena madre y buena médica, seguro que era mala esposa. De eso también hay mucho porque es difícil acompañar a alguien de par en par, pero eso será hasta que los hombres puedan hacerse cargo y entender que es más fácil.

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