Tres de cada diez habitantes de las zonas urbanas demandan cuidados
Esa es la conclusión de un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Define el perfil de quien necesita cuidados y de quien cuida.
En el 89,4 % de los casos, la responsabilidad principal del cuidado la tiene una mujer. Foto: Pixabay/ParentiPacek
Tres de cada diez personas de la población urbana del país demandan cuidados, es decir, 12.836.000 habitantes. Esa es una de las conclusiones del informe "Demandas y labores de cuidado en la Argentina urbana" del Observatorio de la Deuda Social.
El trabajo fue realizado por Fernando Zago y Agustín Salvia, integrantes del Observatorio de la Universidad Católica Argentina (UCA). El estudio analiza diversas dimensiones de la temática, desde el perfil de las personas que necesitan cuidados hasta el de quienes los brindan y las características del grupo que, aun necesitando esa ayuda, no la recibe, lo que se define como un déficit de cuidado.
Para elaborar el informe, que se publicó en julio de 2024, el equipo realizó encuestas en los aglomerados urbanos con 80 mil habitantes y más, incluyendo al Gran Mendoza, que a su vez dividieron en tres grandes aglomerados, de acuerdo a la cantidad de población.
El trabajo distingue dos categorías de cuidado: regulares, como los que necesitan las infancias, y especiales, porque la persona que los requiere tiene limitaciones o dificultades que afectan su vida diaria. Para definir las tareas que realizan estas personas, el equipo utilizó la Clasificación Internacional de Actividades para Estadísticas de Uso del Tiempo (Icatus), que son cuidado de la niñez y su educación, de personas enfermas, de mayores o miembros con alguna discapacidad. Dependiendo de cada grupo, las labores pueden incluir alimentar, higienizar, vestir, acostar, hacer traslados o trámites.
Necesidad de ser cuidados
El informe muestra que 3 de cada 10 personas de la población urbana del país son demandantes de cuidado (12.836.000), de las cuales 8 de cada 10 son niños y niñas de hasta 13 años que requieren de asistencia por su condición de infantes. Teniendo en cuenta el total de personas que requieren cuidado, el trabajo determina que el 20 % necesita asistencia especial por tener limitaciones que afectan su vida diaria. De ese universo, el 50,3 % tiene dificultades relacionadas con la movilidad; el 31,0 %, mentales, y el 18,7 %, de visión o audición.
En cuanto a la incidencia de las dificultades de movilidad, que es la primera, aumenta a medida que se incrementa la edad de los demandantes de cuidados especiales (el 30,7 % en los niños, el 46,5 % en los adultos y el 69,1 % en los mayores). En sentido inverso, se manifiesta la incidencia de las limitaciones de tipo mental (el 64,0 % en los niños, el 31,3 % en los adultos y el 13,0 % en los mayores).
En el universo de personas que requieren cuidados especiales, el 3,5 % son infantes de 0 a 13 años; el 5,6 %, adultos de 14 a 64 años, y el 14,9 %, mayores, es decir, de 65 años o más. En cuanto al análisis por hogar, el trabajo concluye que en 7 de cada 10 tienen al menos una persona con necesidad de cuidado regular, y en los otros 3 hay alguna con alguna dificultad, que requiere de asistencia especial.
La situación socioeconómica también influye. El informe muestra que la mayoría (el 45,5 %) de demandantes de cuidado vive en hogares pobres no indigentes. Además, la proporción de varones es algo superior con relación a las mujeres: el 51,4 % y el 48,6 % respectivamente.
Con respecto a la totalidad de las personas que demandan cuidados especiales, el 57,8 % cuenta con certificado de discapacidad. De ese total, el 77,1 % son niños y niñas, y el porcentaje disminuye a medida que aumenta la edad, ya que el 64,4 % son adultos y el 32,1 % son mayores.
Sin cuidados
El informe detalla también que 1 de cada 10 personas con necesidad de cuidado no recibe asistencia de ningún tipo. En esta situación están 1.163.000 habitantes que tienen déficit de cuidado en el país. Otro aspecto de ese déficit que muestra el trabajo es que es superior entre las personas que tienen alguna limitación (el 30,2 %), mientras que desciende al 3,7 % entre quienes demandan cuidado regular.
En cuanto a los grupos etarios, el trabajo determina que tienen déficit de cuidado el 13,5 % de niños y niñas, el 35,6 % de los adultos y el 26,9 % de los mayores. Sobre esos porcentajes, el 32,7 % de infantes requieren cuidado regular y el 67,3 % son personas con dificultades o limitaciones (el 4,3 %, niños y niñas; el 47,6 %, adultos, y el 15,5 %, mayores).
Si se analiza ese déficit por regiones, este se manifiesta en mayor medida en el conurbano bonaerense (el 14,9 %) y, en una proporción menor, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (el 5,2 %).
Otro aspecto que destaca el informe es que el déficit de cuidado regular aparece más alto entre los varones para todos los grupos poblacionales de tipo de cuidado y edad, salvo para el caso de los niños y las niñas que requieren cuidado regular. También, que, entre quienes tienen dificultades o limitaciones, el hecho de contar con el Certificado Único de Discapacidad se traduce en una menor probabilidad de tener déficit de cuidado.
Quién cuida
El informe realiza un perfil de la persona que está a cargo de estas tareas. En el 89,4 % de los casos, la responsabilidad principal la tiene una mujer (solo en 1 de cada 10 la asume un varón); el 52,9 % tiene entre 35 y 64 años, y el 40,9 %, entre 18 y 34 años. El 41,2 % solo completó el primario y el 38,7 % tiene secundario completo y destina, en promedio, 11,9 horas del día a esas tareas.
En el informe también se analizó la situación laboral de la persona a cargo del cuidado: el 35,1 % es inactivo, el 57,6 % está ocupado y el 7,3 % tiene la condición de desocupado. El informe muestra que casi la totalidad de las tareas de cuidado que se realizan en el hogar (el 97,2 %) son no remuneradas. Solo el 2,8 % son realizadas por alguien a quien sí se le paga por hacerlas.
Dentro del universo de las personas que cuidan y no son remuneradas, en el 86,9 % de los hogares algún miembro del hogar está a cargo de las tareas. En el 13,1 % restante, no se realizan tareas de cuidado o están a cargo de alguien que no pertenece al hogar, como un familiar, un amigo o vecino, e incluso de alguna institución pública.
El informe detalla los factores que inciden en una mayor probabilidad de convertirse en principal cuidadora: la condición de pobreza, la región urbana (conurbano bonaerense), el sexo (mujer) y los hogares monoparentales. Las personas con el rol de principales responsables del cuidado en el hogar destinan, en promedio, 11,9 horas del día a esas tareas.
También se detalla que los hogares con al menos un niño o niña con dificultad o limitación son los que más tiempo de cuidado demandan a los principales responsables del cuidado (12,5 horas diarias en promedio). En el lado opuesto, la menor cantidad de horas diarias de cuidado se destinan a los hogares con al menos un mayor con dificultades o limitaciones (10,4 horas diarias en promedio).
Fuente: Observatorio de la Deuda Social Argentina
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