Viajar al trabajo también es salud pública

Es importante disminuir la cantidad dedesplazamientos que hacemos y cómo los hacemos. Bicisendas, desconcentración de actividades y horario corrido son el camino.

Viajar al trabajo también es salud pública

Foto: Prensa Gobierno de Mendoza

Sociedad

Otras Miradas

Emanuel Juan, ingeniero civil

Publicado el 17 DE JUNIO DE 2020

Los mendocinos tenemos nuestras costumbres. Le entregamos, en promedio, una hora por día de nuestro tiempo a los desplazamientos, mayormente para ir a estudiar y/o trabajar. Para quienes hacen horario partido, este tiempo asciende a una hora y media por día, esto es más de 400 horas al año que podríamos dedicar a nuestro ocio, familia o aprendizaje y lo destinamos a desplazarnos.

¿Es razonable que no tengamos otra opción que dedicar un mes completo por año para viajar? ¿Ayudaría tener horario corrido para el comercio? ¿Podemos mejorar nuestra calidad de vida viajando menos?

La actual pandemia de COVID-19 ayudó a implementar algunos hábitos que pueden ser saludables para adoptar de forma permanente. De ellos, el trabajo a distancia y el horario corrido son dos que aportan a un mejor descanso y mayor tiempo libre.

Por otra parte, la forma en que nos movemos por la ciudad tiene implicancias directas e indirectas en la salud. El vehículo particular es el principal causante de incidentes viales (más de 5.000 muertes promedio por año en Argentina, el nuevo coronavirus lleva apenas 700). Esto implica grandes erogaciones públicas por internados y heridos (California, por ejemplo, ahorró 50 millones de dólares diarios por la disminución de siniestros de tránsito durante la cuarentena) y otros gastos, producto del estilo de vida sedentario y las enfermedades pulmonares de quienes viven en un entorno con alto tránsito vehicular. Además, es ilógico pensar que cada persona puede ocupar 20 m2 para transportarse (usualmente más espacio del que dispone para trabajar).

El transporte público tiene ventajas: contamina mucho menos y casi no produce siniestros de tránsito. Sin embargo, nuestra histórica concentración de horarios de ingreso (todo empieza a las 8), hace que al sistema de transporte le sobre capacidad para el resto del día. Esto no es gratis. El Gobierno Provincial tiene previsto gastar alrededor de ocho mil millones de pesos en subsidios, gran parte de ellos como causa del mal diseño que generan nuestros hábitos. Esto se trató de ajustar modificando algunos de los horarios de ingreso, a fin de evitar, por la urgencia de la pandemia, los ya conocidos amontonamientos en los colectivos (sí, esta curva también hay que achatarla).

 

Modificar los horarios de ingreso y salida disminuiría también la congestión. Sumado a la adopción del horario corrido, se lograría que se hagan menos viajes y más cómodos en transporte público, respetando el distanciamiento social y generando un ahorro importante en las arcas públicas.

Por último, hay un medio de transporte que respeta el distanciamiento social, es saludable, ocupa poco espacio y no produce contaminación ni tantos siniestros mortales: la bicicleta. Diversas ciudades del mundo se comprometieron a construir ciclovías para impulsar esta forma de transportarse. Mendoza, por su parte, anunció un Plan que conectaría todos los departamentos del Gran Mendoza.

Es importante tomar las lecciones que deja el coronavirus y tratar de adoptar aquello que sea saludable. Un amplio acuerdo con sectores comerciales, educativos y administrativos, en conjunto con la ciudadanía y el Gobierno, a fin de consolidar distintos horarios de ingreso, home office, horario corrido y el fomento de la bicicleta harían que esta pandemia -absolutamente transitoria- nos haga mejorar nuestra calidad de vida de forma definitiva.

sociedad, transporte público, horario corrido,