Sus ojos grandes, buscan, buscan y buscan. Hace muchos años. Buscan a su madre, Marita Verón, que fue arrancada -de un día para el otro- de su vida, por una red de trata de personas y aunque el año pasado, la Corte tucumana declaró culpables a varias personas, su mamá no está. No estuvo en su infancia y aunque el futuro siempre promete, es incierto. Micaela Verón, que tiene como ejemplo a su abuela, Susana Trimarco, con sólo 15 años da batalla. Y no cesa. Le pone los ojos, las manos, el cuerpo, la vida a la lucha en búsqueda de Marita y de otras miles de víctimas que desaparecen. Dialogó con Edición UNCUYO, con palabras que denotan madurez pese a su edad, y la frescura que no pierde.