Carlos y Eduardo adoptaron a dos niños y una niña: “Triunfó el amor"
Estos papás adoptivos de Erica, Marcos y Ángel contaron en "Atardecid@s" cómo fue la decisión, el proceso que le siguió y sus dificultades. Contaron en detalle cómo es hoy su vida en familia.
El deseo de formar una familia les fue cumplido a Carlos Bustamante y a Eduardo Virues, dos papás que en 2018 y, tras años de trámites burocráticos, pudieron adoptar a dos pequeños y una pequeña: Erica, Marcos y Ángel.
En diálogo con Atardecid@s, estos papás nos contaron cómo fue la decisión de adoptar, el proceso que tuvieron que seguir y sus dificultades. Confesaron con emoción ese primer momento y el entusiasmo familiar cuando les comunicaron que vendrían tres hermanitos a casa. Además, manifestaron cómo vivieron la cuarentena, la organización familiar en el hogar y todo lo que los motiva a seguir juntos y adelante.
Carlos y Eduardo cuentan que se casaron en 2014 y, luego de su unión, comenzaron con el proceso de adopción. “Hace ya 6 años que nos anotamos por primera vez para la adopción. Comenzamos con averiguaciones, buscando información, datos, y así comenzó nuestro camino a la adopción. Primero fueron reuniones, luego le siguieron test psicológicos y, tras un año y medio de trámites, logramos estar en lista definitiva".
"Un día sonó el teléfono", dijeron, y recibieron la noticia esperada: "Nos llamaron para confirmarnos la adopción de dos niños y una niña que estaban a cargo de una mamá cuidadora".
Fue el mejor día de mi vida”, expresó Carlos, y sumó: “También hablaron con ellos para saber si querían tener dos papás y, una vez que ellos aceptaron, al tercer día los conocimos. Ahí comenzó nuestro camino”.
“Esa decisión fue un sueño. Al comienzo, nos habían dicho que eran dos nenas, así planificamos nuestra vida, pero luego la vida nos sorprendió, quedamos en shock: eran dos nenes y una nena. Ya nuestro plan no era como el que habíamos hecho, pero no hubo problema, dijimos que sí en el momento”, expresó Eduardo. Y completó: “Los chicos fueron un placer ya que, al conocerlos, cada uno tenía una identidad propia definida. Los chicos nos preguntaron como éramos, qué sentíamos, se generó un vínculo de inmediato. Lo bueno de los chicos es que nos entienden, defienden y están orgullosos de tener dos papás. Donde van, ellos dicen: 'Ellos son mis papás'".
"Lo importante es que todos están conformes con la familia que hemos formado porque el amor es más grande. Siempre fuimos para adelante, de darles lo mejor a ellos y a su futuro. Estamos felices”, concluyó Virues.
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