Todos los testigos llevaban a Luque

Así lo manifestó el policía investigador

Todos los testigos llevaban a Luque

Mariano Luque, el único imputado por la desaparición de Soledad Olivera (Foto: Axel Lloret)

Sociedad

Soledad Olivera

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 12 DE AGOSTO DE 2015

El policía que investigó la desaparición de Soledad Olivera, Ariel David Yanzón, dijo que todas las personas con las que habló lo condujeron a Mariano Luque, el único imputado en la causa por privación ilegítima de la libertad.

Yanzón fue uno de los testigos que habló frente a los jueces de la Segunda Cámara del Crimen en la causa que se le sigue a Luque por la desaparición de Olivera, que fue vista por última vez el 18 de noviembre de 2011, cuando se dirigía a la finca donde vivía el hombre, según los testigos y el análisis de los cruces telefónicos.

En la tercera jornada del juicio, los magistrados escucharon a tres testigos: el policía, una vecina de Olivera llamada Bibiana Mora, y Mauricio Baldes, el esposo de Marcela, una de las hermanas de la joven desaparecida. 

Además de escuchar a los testigos, los jueces Arlinton Uliarte, José Valerio y Mateo Bermejo hicieron lugar a un pedido de la defensa y el viernes 21 realizarán una inspección ocular en la vivienda de Olivera y en la finca donde vivía Luque hasta su detención, ubicadas en la localidad de Tres de Mayo, Lavalle.
 

Las declaraciones

Yanzón fue el primero en declarar. El policía que investigó el caso dijo que muchas personas no querían hablar porque decían sentir miedo de que les pasara algo a ellos o a sus hijos. Y aseguró que todos los elementos que encontró lo llevaron a Luque: especialmente el cruce de llamadas telefónicas, las personas más allegadas a la joven y algunos ciudadanos. 

El uniformado, que en ese momento trabajaba en la división Robos y Hurtos, reconoció que el trabajo que hizo no quedó completo, porque su objetivo era encontrar a Olivera.

El presidente del Tribunal, el juez Bermejo, le hizo preguntas relacionadas con el análisis de las listas de llamadas telefónicas que aportó una empresa de telefonía. El policía dijo que quedó comprobado que ambos se enviaban mensajes y que el día de la desaparición intercambiaron cincuenta mensajes.

La abogada defensora de Luque, María del Carmen Aguilar, le preguntó al policía si por los dichos de las personas que entrevistó pudo inferir que el imputado era una persona violenta. Yanzón contestó que muchos lo describieron como extraño, porque no salía ni hablaba con mucha gente, pero que no tenía peleas con ningún vecino.

La letrada le preguntó por otras líneas de investigación. El uniformado explicó que también siguió la pista de la mujer que le habría ofrecido a Olivera trabajo en un cabaret del sur, que ubicaron a su familia en la localidad de Siete Lagos, en Neuquén, pero que no creyó conveniente que atestiguara porque no hizo aportes significativos. También comentó que habló con una persona de apellido Salomón, que fue señalada por varios testigos como un curandero que atendía a Olivera, aunque señaló que tampoco lo incluyó en la causa porque no aportó datos importantes.

El policía resaltó su convencimiento de que Olivera iba a encontrarse con Luque cerca de una tranquera, ubicada 50 metros antes del portón de ingreso a la vivienda del imputado. Explicó que hizo esta inferencia por el relato de la hermana de la joven desaparecida y porque una vecina se la encontró cuando iba en esa dirección.
 

Los relatos de Baldes y Mora

En la tercera jornada del juicio también testificó Mauricio Baldes, esposo de Marcela, una de las hermanas de Olivera. El hombre describió la vivienda donde vivía Soledad, los cambios que se hicieron en la estructura de la misma, y aseguró que la joven solía llegar tarde, cerca de las 23, pero que nunca faltó de la casa, por eso la noche de su desaparición se preocuparon.

La defensa también le preguntó por la relación que tenía con sus hijos. Baldes dijo que a su criterio era buena madre y que nunca abandonaría a los chicos.

La última en declarar fue Bibiana Mora, amiga de la madre de Olivera y vecina de la joven. La mujer no aportó muchos datos, dijo en repetidas oportunidades que no recordaba nada y aseguró que sabía que Soledad y Luque se encontraban, pero sólo por los dichos de las hermanas y no porque los hubiera visto juntos.

El representante del Ministerio Público Fiscal, Darío Tagua, solicitó a los magistrados incorporar una prueba, petición que fue admitida por el tribunal. El objetivo de esta prueba fue desestimar el testimonio de Beatriz Chacón, quien al momento de la desaparición de Olivera era pareja de Luque y hermana de Johana Chacón, la adolescente lavallina que desapareció el 4 de septiembre de 2012. En su testimonio, la joven dijo que tenía conocimiento de que otras chicas desaparecieron de Lavalle y dio el nombre de dos jóvenes.

Las nuevas pruebas las presentó el fiscal de Delitos Complejos, Santiago Garay, quien lideró la investigación del caso Olivera. Aportó las piezas judiciales que consignaron dos denuncias por averiguación de paradero de dos chicas de Lavalle: una se resolvió cuando apareció y en el otro caso, la misma persona que buscaban hizo una denuncia por robo en agosto de 2012, asistida por su madre.

Garay comentó que a raíz de una publicación periodística, en la que se aseguraba que por lo menos siete mujeres habían desaparecido de Lavalle, la Fiscalía de Las Heras abrió una causa de oficio y citó a la titular de la organización Mujeres Cotidianas, que fue la fuente de la información. El abogado explicó que, en su declaración, la dirigente negó haber realizado esas afirmaciones. Con estas pruebas, la querella buscó demostrar que no existen otros casos de desaparición de mujeres en Lavalle, más allá de los de Johana Chacón y Soledad Olivera.

El juicio continuará el 21, cuando los magistrados se trasladarán a Tres Mayo para realizar una inspección ocular en la casa de Olivera y en la finca donde vivía Luque. Siete días después será el turno de los alegatos y de la sentencia.

 

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