Centinelas de la palabra: cómo es el vertiginoso trabajo de las y los taquígrafos
Históricamente, la posibilidad de dejar para la posteridad documentos escritos ha sido un punto focal. Esta es la tarea que desempeñan a diario las y los taquígrafos de la Legislatura de la provincia y de otras dependencias públicas y privadas.
La taquigrafía es un método de escritura basado en trazos cortos, símbolos especiales y abreviaturas que permite escribir a mayor velocidad. Foto: Unidiversidad
La taquigrafía y la estenotipia forman un método de escritura basado en trazos cortos, símbolos especiales y abreviaturas que permiten escribir a mayor velocidad de lo habitual. De hecho, innumerable cantidad de veces, hemos visto a ese personaje en las películas sobre juicios, apostado en un costado con una especie de “máquina de escribir” para transcribir (traducir) lo que se está hablando en el recinto.
Estas personas se han convertido a lo largo de los años en “guardianes de la historia”. Son quienes van traduciendo (a través de estenos) lo que el orador en la sala va diciendo. En efecto, la taquigrafía y la estenografía se emplean comúnmente en los juicios, en las cámaras legislativas, en secretarías, gremios, municipios y otras dependencias públicas y privadas para tomar notas, cartas y pedidos.
Unidiversidad dialogó con María Guadalupe Carreño Lespinard, jefa del cuerpo de taquígrafos de las dos cámaras de la Legislatura provincial, para que nos cuente cómo es, desde su trabajo, dejar plasmados para la posteridad los hechos más importantes transcurridos hasta el momento.
María Guadalupe Carreño Lespinard, jefa del cuerpo de taquígrafos de la Legislatura de Mendoza
Qué es la taquigrafía
“La taquigrafía es una técnica de escritura veloz. Permite escribir con la rapidez de la palabra oral. Se toma textualmente lo que habla el orador. De esta manera, la taquigrafía es un sistema que ayuda a tomar nota de una alocución completa a la misma velocidad de quien la interpreta”, aclara Guadalupe Carreño.
La taquigrafía se compone de rasgos llamados “estenos”, que pueden ser rectos, curvos, verticales, gruesos o finos. Así, cada palabra se separa en sílabas, cada esteno equivale una sílaba y esa sílaba se va uniendo a la siguiente hasta formar la palabra correspondiente.
Esta técnica tiene varias adaptaciones, por lo que es muy difícil que un mismo taquígrafo o taquígrafa sea capaz de transcribir el material escrito por otro especialista. “A medida que pasa el tiempo, cada taquígrafo va adquiriendo su propio estilo. Por ese motivo, ninguna persona puede leer a otra, ya que cada una tiene su propia técnica de escritura”, afirmó.
Para Guadalupe Carreño, lo principal para dedicarse a este trabajo es la velocidad de traducción, la memoria y el estar informado de todo, todo el tiempo. “Las y los taquígrafos tienen que tener una muy buena memoria visual y auditiva. Nosotros debemos estar atentos todo el tiempo, escuchar, prestar atención y observar lo que está sucediendo en el recinto o sala donde estamos tomando la versión taquigráfica”, detalló.
Estenos. Así se llaman los signos que se utilizan al escribir
Cinco minutos de taquigrafía equivalen a entre una hora y una hora y media de traducción, en la que es indispensable tener un claro panorama de lo que sucede en el mundo, el país y la provincia. Además, se debe tener una buena sintaxis, buena ortografía y buen manejo de la lengua castellana.
“Las personas que nos dedicamos a este trabajo tenemos que tener una velocidad mínima para la traducción de textos. La velocidad promedio de un taquígrafo es de 120 palabras por minuto, pero hay algunas personas que, a través de la implementación de técnicas particulares (pensadas y creadas por cada una), traducen a una mayor velocidad que el resto. De hecho, nuestro país tiene al tres veces campeón mundial en la modalidad de velocidad taquigráfica”, remarcó.
Integrantes del cuerpo de taquígrafos de la Legislatura
La profesión y la posibilidad de dedicarse a la taquigrafía
El campo profesional de la taquigrafía es muy extenso. Se trabaja mucho en los municipios, en empresas privadas y, sobre todo, en lo que respecta a los organismos del Estado (Legislatura, Poder Judicial, universidades). “Lamentablemente, somos muy poquitos los que nos dedicamos a esta profesión en la provincia. Es más, los que trabajamos en la Legislatura somos los que nos desempeñamos en el resto de los organismos públicos y privados, pero afortunadamente, tenemos mucho trabajo al día de hoy”, destacó la jefa del cuerpo de taquígrafos de la Legislatura.
“Fundamentalmente, la tarea del taquígrafo es la concentración. Es muy importante que se fije y no se pierda ningún detalle de lo que está exponiendo el orador de turno; pero a la vez, es necesario observar si alguna otra persona habla, si tiene alguna expresión particular (ya sea verbal o con la mirada), si alguno de los integrantes se fue sin aviso, o si se levantó de su banca, y todo lo que vaya ocurriendo alrededor de la sesión”, continuó.
En cuanto a la posibilidad de capacitarse y estudiar esta tecnicatura, la cosa por el momento no viene demasiado bien en nuestra provincia. “En muchas provincias están las escuelas de taquigrafías y de estenografías, que tienen convenio con las universidades del lugar. Sin embargo, en Mendoza nunca se logró resolver esta situación y actualmente no existe una carrera en donde las y los interesados puedan estudiar la tecnicatura de taquigrafía”, expreso Carreño. “En la Legislatura está la Escuela de Gobierno, donde, hace unos años, se dictaba la tecnicatura de taquigrafía, pero lamentablemente se ha suspendido. Es por ello por lo que estamos movilizándonos para ver si podemos retomar el dictado de clases”, agregó.
En la actualidad, Mendoza no cuenta con la enseñanza de esta tecnicatura
Taquigrafía versus tecnología
Actualmente, la taquigrafía sigue siendo irremplazable para registrar los dichos de los cuerpos colegiados parlamentarios, las declaraciones en los juicios, etcétera. Si bien la tecnología conocida colabora con el registro de los datos, esta no puede reemplazar al ser humano en la elaboración del lenguaje oral, en la traducción, en la sintaxis o en la contextualización de los sucesos transcurridos en la sala.
“Si bien existen muchos avances tecnológicos (sistemas cada vez más sofisticados en cuanto a la grabación de audio y video), las máquinas no han podido reemplazar al ser humano. El ser humano tiene la sensibilidad de ver, escuchar y observar todo lo que está sucediendo simultáneamente, y de discernir entre lo que considera relevante de lo que no lo es”, analizó la taquígrafa.
Pese al avance de la tecnología, la taquigrafía sigue siendo irremplazable
El uso más común de la taquigrafía es para tomar nota de un discurso, sobre todo si se necesita que sea lo más preciso posible respecto del original. La taquigrafía es, además, muy común en juicios, aunque con el tiempo se popularizó la llamada estenotipia, una técnica similar, pero en la que se usa una especie de máquina de escribir.
En la justicia, cuando se realiza un jury de enjuiciamiento o una audiencia pública, es obligatoria por ley la utilización de la taquigrafía como método de resguardo.
En la justicia, es obligatoria por ley la utilización de la taquigrafía
Diferencias entre taquigrafía y estenotipia
En Mendoza se utiliza la taquigrafía tradicional (lápiz y papel), pero existe la posibilidad de utilizar lo que se llama la estenotipia o estenografía, que tiene una diferencia muy grande con la taquigrafía.
“Lo que en la taquigrafía nos llevaría una hora y media de traducción, en la estenotipia se podría resolver en el acto, traduciendo todo al castellano. Además, se muestra todo el texto en un pantalla, y el orador puede ir leyendo y visualizando lo que se va traduciendo en el momento”, indicó Carreño.
Luego de escribir taquigráficamente, los textos se “traducen” al español
El funcionamiento de la estenotipia es el siguiente: la máquina de estenografía tiene audio, lo que permite dejar toda la sesión grabada; tiene un teclado izquierdo y uno derecho de la A a la Z y funciona a través de golpes, es decir, cada tecla es un golpe –muy similar al sistema utilizado por los pianos–. La ventaja que tiene la estenotipia es que en cada tecla se pueden cargar hasta treinta palabras, lo que facilita y disminuye los tiempos de escritura y traducción.
Además, en la máquina de estenografía salen impresas directamente en un papel (como si fuera la cinta de una máquina registradora) las siglas que, al estar conectadas a un sistema informático específico, permiten que se traduzca directamente en tiempo real. Lamentablemente, estas máquinas no se utilizan en la provincia.
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