Cultivar alimentos libres de químicos, un modelo necesario

La agroecología plantea un cambio de paradigma para elaborar nuestras comidas y bebidas.

Cultivar alimentos libres de químicos, un modelo necesario

Foto: Divina Naturaleza

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Unidiversidad / Florencia Martínez del Rio

Publicado el 20 DE SEPTIEMBRE DE 2019

Cuestionar el modo en el que se elabora la comida que llega a nuestros platos diariamente y transformarlo en uno nuevo que sea más saludable y sustentable es el objetivo que plantea el paradigma de la agroecología. De qué se trata y cuánta conciencia tenemos de los agroquímicos que consumimos, en esta nota.

Cambiar la forma de producir la comida, modificar los patrones de consumo y redefinir la nutrición es lo que modelo agropecuario actual necesita, según Santiago Sarandón, presidente de la Sociedad Argentina de Agroecología. “Hay un paradigma agotado, que está en crisis. Se requiere de uno nuevo, la agroecología. Hay todo un modelo que hay que cambiar”, afirmó en la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNCUYO durante el 1° Congreso Argentino de Agroecología.

A lo que se refiere el reconocido ingeniero agrónomo, egresado de la Universidad Nacional de La Plata, es a la implementación de un nuevo sistema que esté basado en los procesos y no en los insumos. Es que la agroecología plantea que el actual modo de elaborar alimentos se caracteriza por la utilización de agroquímicos que pueden ser perjudiciales para la salud, como los pesticidas, herbicidas, fertilizantes o antibióticos, tratamiento del que no somos conscientes. 

“Estos productos, como los matayuyos, por ejemplo, son veneno para las plantas porque entran, quedan en el fruto y luego la persona los consume. Es en pequeñas dosis, pero que se van acumulando a lo largo de los años y pueden generar enfermedades”, afirmó a Unidiversidad Lucas Vidaurre, agricultor de Divina Naturaleza, una finca que produce verduras orgánicas en Mendoza.

Las diferencias entre un alimento elaborado con agroquímicos y sin ellos es evidente, remarcó Vidaurre, para quien el sabor y el color de una verdura o fruta orgánica son auténticos y totalmente diferentes a los de las tratadas de manera tradicional. “En las verdulerías hay productos que por fuera se ven bien, pero por dentro no lo están. Los químicos que les ponen son para conservarlos, ya que pasan muchos días dentro de un camión. Esto pasa sobre todo con las verduras que no son de estación y tienen que traerlas de otros lugares, por eso es importante consumir alimentos de estación, es lo más recomendable”, comentó.

Otro beneficio para Vidaurre es que estos productos están fuera del mercado especulador. "El mercado tradicional es muy especulador. Si falta un producto, lo suben de precio o lo sacan; en cambio, es raro que nuestros productos suban de precio. Hace meses vendemos el kilo de papa a $ 35, por ejemplo".

Foto: Divina Naturaleza

Es por esto que durante el Congreso, Patricia Aguirre, antropóloga de la alimentación, planteó la necesidad de "producir nuestra comida con sustentabilidad, distribuir con equidad y consumir en comensalidad”.

Es que para la especialista, egresada de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la industria agroalimentaria que se consolidó con el capitalismo configuró esta sociedad malnutrida en la que vivimos al terminar con las formas tradicionales de trabajar la tierra para imponer fertilizantes y plaguicidas hechos a base de petróleo y agroquímicos, y la utilización de semillas transgénicas. 

Aguirre, como señala en su libro Una historia social de la comida, considera que estas ténicas se implementaron en "detrimento de la alimentación y calidad de vida de las generaciones futuras, de nuestra salud y del bienestar de las comunidades campesinas que se ven desplazadas por este modelo del agronegocio". Para terminar con este modelo, Sarandón indicó que se deben sistematizar las experiencias agroecológicas exitosas que permitan la producción de alimentos a gran escala y revalorizar la agricultura familiar para contrarrestar las presiones que existen por parte de las empresas proveedoras de semillas y de agroquímicos.

 

Un nuevo paradigma en crecimiento

Este planteo va más allá de elaborar alimentos orgánicos, es decir, aquellos libres de químicos o fertilizantes sintéticos y no modificados genéticamente; se trata también de crear ecosistemas donde puedan producirse alimentos bajo principios biodinámicos. Maricruz Antolín, de la finca y bodega Krontiras, explicó a Unidiversidad que esto significa que todo lo que se elabora se hace a partir de lo existente en el lugar, es decir, libre de insumos externos.

La ingeniera agrónoma de la finca donde las plantas de vid están intercaladas con otros cultivos y árboles frutales, con el objetivo de crear un agroecosistema que también incluye la presencia de animales de granja como ovejas, llamas, gansos y burros, comentó: "Elaboramos nuestros propios fertilizantes, no usamos levaduras convencionales, sino indígenas. En los vinos orgánicos, el uso de conservantes está limitado, mientras que a los realizados de manera tradicional se les agregan antibióticos, por ejemplo".

Acerca de cuánto está avanzando este movimiento en Mendoza, Antolín considera que cada vez está creciendo más. "Hay que desarrollar esta manera de producir, pero hay que tener cuidado en cómo crece para que no sea por un fin comercial, sino por convencimiento de que esta es la forma en la que hay que elaborar".

Agroecología, una nueva mirada de la agricultura

La Facultad de Ciencias Agrarias será sede del 1.° Congreso Argentino de Agroecología, que se realizará del 18 al 20 de septiembre. Expertos de Argentina debatirán durante tres días sobre nuevas prácticas agrícolas que conserven los recursos naturales. El objetivo central es mostrar nuevas formas de pensar la agricultura que sirvan para lograr sistemas sustentables.

Al respecto, Sarandón destacó la importancia de la "promoción de la investigación de estas tecnologías, así como también la realización de congresos, cátedras y formación de profesionales y agricultores", ya que la agroecología es una disciplina científica y un movimiento social que, además de ver al sistema de alimentos de manera distinta, también pretende transformar la sociedad, tanto en los modos de producción como en los patrones de consumo. "Hay gente que nos dice que no es posible generar productos sin algún químico, pero les decimos que sí. La idea también es informar, decir que todos pueden tener acceso a estos alimentos. La gente se está dando cuenta de que lo que le venden en las verdulerías no es bueno; además, se está cansando de ver los productos cada vez más caros. Veo mucha gente a la que le genera curiosidad o que coloca una huerta en su casa. Las personas están tomando conciencia", finalizó Vidaurre.

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