El 88 % del personal de salud presenta signos de agotamiento

El último informe de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva detalla también que el personal de salud sufre trastornos de sueño e irritabilidad. Más del 50 % de las instituciones no cuenta con un “comité de bioética” para aplicar el “protocolo de última cama”.

El 88 % del personal de salud presenta signos de agotamiento

Foto: Télam

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Unidiversidad / Fuentes: elDiarioAR y Télam

Publicado el 22 DE JUNIO DE 2021

El lunes, el número de nuevos casos de COVID-19 registrados por el Ministerio de Salud fue de 8606 en todo el país, pero la cifra a la baja puede responder al feriado, cuando la carga de datos y cantidad de testeos suele ser menor. Por eso, la necesidad de los cuidados sigue en pie y funcionarios del área de la salud advirtieron que el sistema de salud se encuentra tensionado, con porcentajes altos de ocupación de camas UTI, y llamaron a continuar con los cuidados y la vacunación. Mientras tanto, desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), advirtieron sobre la delicada situación del personal que día a día trabaja en clínicas y hospitales: el 88 % tiene signos de agotamiento.

La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, advirtió este martes que en las últimas tres semanas se ha profundizado y sostenido el descenso de contagios en todo el país. También aseguró que la semana pasada recién se empezó a notar un descenso en el número de personas internadas. "La semana 21, comparada con la 20, tuvo una disminución del 10 % de los casos en todo el país, y la 22, comparada con la 21, del 12 %, y la semana 23, el 22,%; esto es realmente una información relevante, un logro de todo el país", remarcó. A la vez, indicó: "El otro dato relevante es que es la primera semana, desde las semanas 14 y 15, que había empezado a aumentar el número de personas internadas en unidades de terapia intensiva, hay un descenso en el número de personas internadas".

"Esto genera un alivio en la tensión del sistema de salud en muchos de los aglomerados urbanos que tenían una tensión y una preocupación sobre la posibilidad del sistema de salud de dar respuesta", indicó. Agregó: "Esto es algo muy relevante y tenemos que ponerlo en valor, sabiendo que, con estas medidas y con estos cuidados, se pueden disminuir los casos, pero sabiendo que todavía no está resuelto y que podemos bajarlo más mientras se va acompañando con la vacunación", añadió.

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) realizó un relevamiento en el que participaron 192 unidades de terapia intensiva que agrupan un total de 3710 camas de todo el país. Observó que, al 11 de junio, en cerca del 60 % de las jurisdicciones, la ocupación fue mayor al 90 % y el 75 % de los internados requirió asistencia respiratoria mecánica. En el caso del AMBA, registraron una tasa de ocupación de 91 %.

El informe afirma que el 23 % de las instituciones consultadas a nivel nacional tuvo a 335 pacientes con ventilación mecánica internados fuera de terapia intensiva y la capacidad de expansión de camas en las instituciones fue del 9 %.

Según Rosa Reina, presidenta de SATI, el porcentaje de pacientes con respirador internados fuera de UTI es menor al 36 % registrado a fines de mayo. “Bajó, fue mejor. Fue el 23 %. Eso, pese a que las UTI siguieron con pacientes. Hoy hay una leve tendencia a la baja de pacientes con COVID-19 en terapia intensiva. Es muy leve, pasó del 73 % la semana anterior al 69 %. Creemos que tiene que ver con eso”, dijo en diálogo con elDiarioAR.

Otro dato que surge del análisis es que solo el 51 % de las instituciones dispone de Comité de Bioética y el 50 % cuenta con protocolo o equipo de apoyo para decidir a qué paciente se le asigna el recurso. “Siempre es importante que las instituciones tengan comité de bioética”, sostiene. “Es importante porque se discuten adecuaciones del esfuerzo terapéutico. Hay pacientes, sobre todo terminales, con los que hay que decidir si continuar con un tratamiento que no le va a significar mayor beneficio y que va a hacer que esté más tiempo internado. Hay muchas cosas que hace el comité”.

En el caso de la pandemia, destaca que estos comités son relevantes, ya que el coronavirus “acelera los procesos de enfermedad terminal” y otras situaciones que los pueden llevar a la posición de tener que decidir si es beneficioso para determinados pacientes que estén internados en terapia intensiva o fuera de ella. “No es lo mismo, porque en terapia intensiva van a estar aislados, en especial en esta situación en la que la familia no se puede acercar. El paciente está fuera de su ámbito familiar, de confort, está en un ambiente que puede ser hostil y hay que evaluar cuál es el beneficio, si se le puede salvar la vida o si no le va a representar un beneficio, si es mejor que esté con su familia. También, si un tratamiento o procedimiento es mejor que otro, si conviene operarlo. Esas son algunas cosas que se discuten”, explica Reina.

En la muestra de SATI, además, se registraron signos de cansancio y "burnout" en el equipo de salud de las instituciones. El 88 % dijo sentirse agotado, el 61 % mostró irritabilidad, el 58 % dijo sufrir trastornos de sueño y el 30 % reportó agresividad, impaciencia e indiferencia. A pesar de esta situación, apenas el 38 % de las UTI observadas tiene programas de soporte emocional para el personal sanitario. Los relevados fueron médicos y médicas, intensivistas, enfermeros y enfermeras especializadas, traumatólogos, traumatólogas y anestesistas, entre otras especialidades desde las cuales todos los días asisten a pacientes internados en cuidados intensivos.

"El personal de salud está muy cansado, muy agotado, con mucha depresión y gran desaliento”, comentó Reina. “El trabajo en este ambiente es de mucho estrés, las decisiones que se toman tienen que ser muy rápidas. El paciente es inestable, parece que está bien, pero en una hora cambia y se pone muy mal, y hay que cambiar toda la conducta terapéutica rápido, con mucha lucidez. El agotamiento impacta en las guardias, al tener que trabajar en dos o tres lados con el mismo estrés laboral”.

Añadió que a este escenario se les suman las preocupaciones económicas y los bajos salarios que perciben los trabajadores de la salud. “También impacta la situación laboral, el personal de salud no escapa a la situación económica. El salario, lamentablemente, es muy bajo y en muchos casos no es acorde a la responsabilidad que se tiene, que es la vida de una persona. A esto no ha habido respuesta por parte de las autoridades. Lo hemos solicitado y mucho. Los sindicatos no han sabido, o no han sido más eficientes en esto, en lograr mejoras laborales para los trabajadores de la salud”.

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