El poder de los discursos

Teun van Dijk visitó la Universidad Nacional de Cuyo, donde recibió el doctorado Honoris Causa por sus aportes a la ciencia. Sus contribuciones al campo de la lingüística generan un marco de denuncia contra los poderes que muchas veces controlan la dirección de las ideas.

El poder de los discursos

Teun van Dijk. Foto: Axel Lloret

Sociedad

Unidiversidad

Rodrigo Farías

Publicado el 12 DE JUNIO DE 2013

Discurso, sociedad y poder son los ejes fundamentales sobre los cuales gira la reflexión y obra del profesor holandés Teun van Dijk, recientemente galardonado con el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo. La relevancia de este teórico ha traspasado fronteras y actualmente es reconocido mundialmente. Tanto es así, sin que por esto se lo pueda considerar una moda académica, que la obra de Van Dijk ha sido estudiada por muchos profesionales de la UNCuyo y otras universidades durante sus estudios de grado y posgrado.

Su proliferación e intensa divulgación y expansión quizá tenga que ver con las temáticas que trabaja. Van Dijk estudia los discursos, la ideología, el poder. Se pregunta acerca de cómo las diferencias sociales se manifiestan en el propio seno de los relatos  y esto a su vez se transmite a las acciones y la vida cotidiana de las personas, por ejemplo, a través del racismo.

Es así como el teórico, a través de una entrevista con los medios de la Universidad de Cuyo, explicó que “el poder no solo se ejerce con dinero, con propiedad, con fama, sino también con el discurso. La gente tiene poder, sobre todo en una sociedad de la comunicación y el conocimiento, obviamente también hablando”.

El lingüista indicó que existen tres vías principales por las cuales se manifiesta el poder de los discursos: en la política, en los medios de comunicación y en los sistemas de educación. A través de estos tres ámbitos “se tiene acceso preferencial del discurso público que otra gente no tiene; no solamente tiene acceso a la manera de hablar sobre el mundo, es decir los temas que son importantes, las palabras que son importantes, las metáforas que son importantes, todos los aspectos del discurso, sino también –y eso es fundamental–, a través del discurso, se tiene acceso a la mente de la gente”, dijo.

“Entonces el poder del discurso, básicamente, es un poder mental, es el poder de influir en los pensamientos, opiniones, actitudes, conocimiento, ideología de la gente. Por eso el poder del discurso es tan importante, no solo por el hecho de que las personas puedan controlar el discurso público, lo que se escribe, lo que se publica, etcétera, sino porque también, precisamente a través del discursom se puede realizar un control mental, un control ideológico sobre la gente. Y una vez que controlas la mente de la gente, también controlas sus actos, porque los actos de la gente vienen de lo que la gente sabe y lo que la gente piensa”, explicó.

Este poder se manifiesta a través de instituciones que tienen por objetivo su producción y reproducción, lo que en última instancia decanta en el vivir cotidiano y los actos. “A través del control de la mente se pueden controlar los actos, se tiene un poder increíble sobre la sociedad porque la gente va a hacer o no hacer lo que uno quiere que haga”, advirtió.

Medios de comunicación

Otro de los puntos fuertes que atañen al trabajo de Van Dijk es el referido a la relación que se establece entre los medios de comunicación, el poder y la política. En este sentido, el intelectual indicó que existe una mutua necesidad entre el poder político y el poder de los medios de comunicación.

Según indicó, “los medios de comunicación hoy tienen un poder increíble, pero que no es independiente de los políticos porque precisan de ellos (de sus palabras y declaraciones) para tener temas para difundir que sean interesantes. La relación depende de cada país, pero son poderes que resultan mutuamente dependientes: los medios necesitan a la política y la política necesita a los medios de comunicación”. Sin embargo, advirtió, no siempre el discurso político va en la misma dirección del discurso mediático debido a que “las elites simbólicas, es decir, los directores de periódicos y de televisión, tienen el poder de admitir o no y de transmitir o no el discurso político”.


En ese sentido, resulta relevante la sujeción de este poder de los medios de comunicación al poder económico. Dice Van Dijk: “Los medios de comunicación privados hoy en día solo pueden funcionar si venden periódicos, y vender periódicos quiere decir vender publicidad, a su vez, vender publicidad quiere decir que solamente se pueden publicar cosas que no van en contra de las personas y grandes empresas que van a invertir publicidad en sus periódicos. Entonces, escribir acerca de grandes empresas en un periódico implica muchas veces la posibilidad de perder la pauta publicitaria de esas empresas, y por eso los periódicos muchas veces no pueden escribir en contra de quienes pagan sus sueldos”, advirtió.  

Si bien su trabajo sobre el racismo se inspiró en la forma en que los medios de comunicación de países europeos establecen un discurso discriminador con los inmigrantes, también indicó que los medios de comunicación, sobre todo los privados, se preocupan por establecer una revalorización de los mismos.

El poder académico

Otros de los poderes discursivos a los que se refirió es aquel ligado al de las instituciones educativas. Desde la perspectiva teórica del holandés, se trata de un control sobre el conocimiento, ya que a través de las academias, según el caso, se controla aquello que debe ser investigado y aquello que no.

Por su experiencia en instituciones europeas, sostiene que existen muchos conocimientos que no se investigan porque no resultan muy interesantes, sobre todo porque no producen dinero y tratan acerca de temas sociales. Tales propuestas, indicó, no suelen tener prioridad para becas ni subsidios y, en un contexto de crisis económico-social como el que vive actualmente el viejo continente, “los proyectos que pierden dinero y becas son precisamente esos. Y es algo que ocurre cada día, por eso también mis mejores doctorandos en este momento se van de España, porque no hay dinero ni trabajo para ellos, precisamente porque están trabajando en el discurso de la comunicación y áreas que no generan directamente dinero sino más bien conocimiento crítico, y son pocas las empresas y gobiernos que pagan ese dinero para tener este tipo de conocimiento”, explicó.

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