El trabajo adolescente, una opción para "ayudar en casa", pero que atenta contra la escolaridad

Radio U entrevistó a Alejandra Beccaria, oficial de Monitoreo y Evaluación UNICEF Argentina. Según una reciente encuesta de esa entidad, se registra una suba en el número de jóvenes que toman empleos y que, como consecuencia, descuidan sus estudios.

El trabajo adolescente, una opción para "ayudar en casa", pero que atenta contra la escolaridad

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Publicado el 12 DE AGOSTO DE 2022

Radio U entrevistó a  Alejandra Beccaria, oficial de Monitoreo y Evaluación UNICEF Argentina, en base a la última encuesta que realizó a buena parte de la población infantil y adolescente en todo el país. Según esa entidad, no solo más de un millón de niñas, niños y adolescentes saltean una comida por la crisis económica, sino que también muestra otra parte de la crisis que alerta: una suba en el número de jóvenes que toman empleos, en su mayoría, informal, y que descuidan sus estudios.

Se trata de un dato que Unicef viene siguiendo desde hace dos años y cuyos resultados arrojados en este 2022 visibiliza otro derecho de los jóvenes vulnerado. Es es según Beccaria, un cuarto de los y las adolescentes consultados trabaja. Se trata, en general, de una herramienta más para "ayudar en casa" debido al empobrecimiento constante de los hogares, pero que impacta fuertemente en la escolaridad.

Según Beccaria, "es una herramienta que se desarrolla para sumar ingresos en las familias, pero con un impacto negativo en la escolaridad". El impacto negativo es porque la mayoría de los y las chicas que trabajan no asisten a la escuela secundaria como aquellos que no lo hacen. La franja etaria de adolescentes es entre los 13 y los 17 años. Entre los 13 y los 15 directamente está prohibido el trabajo. Cosa que igual sucede, según la especialista.

"Luego, entre los 16 y los 17 años, el empleo debe contemplarse en una situación especial que no atente contra los estudios y con autorización legal de los padres, lo cual es algo que no siempre sucede", cuenta Beccaria.

 

Ni útiles, ni medicamentos ni todas las comidas

La última encuesta de Unicef muestra que no solo saltean al menos una de las cuatro comidas diarias niños, niñas y adolescentes. Sino que la calidad de estos alimentos ha ido bajando de manera estrepitosa. "En el último año cayó el consumo el carne en el 67 por ciento de los hogares, pero también frutas, verduras y lácteos, en un 40 por ciento de los hogares", dice Beccaria. ¿La contracara? es el crecimiento del consumo de hidratos (harinas, fideos y pan) que roza el 20 por ciento de las familias encuestadas este año.

Además del acceso a los alimentos, también se dificulta aún más el acceso a medicamentos y a la renovación de útiles escolares. Para subsitir, el 30 por ciento de los hogares ha tenido que recurrir a sus ahorros o pedir prestado, ya que "la ayuda social no alcanza", comentan desde Unicef. El panorama empeora cuando se trata de un padre que no vive en su casa y no pasa la cuota alimentaria o, en el mejor de los casos lo hace de manera irregular. El estado de vulnerabilidad, cuenta Beccaria, se agudiza.

 

"Tenemos que seguir protegiendo a la niñez y adolescencia. Los programas de protección son un derecho, no una asistencia. Este es el mensaje que queremos transmitir para detectar los puntos más críticos de la sociedad", subraya la encargada de Monitoreo y Evaluación.

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Audio

  • Entrevista a Alejandra Beccaria.

    Oficial Monitoreo y Evaluación UNICEF Argentina

Fuente: Radio U

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