"Fábricas de cerdos", entre el temor de ambientalistas y la pronta firma de un acuerdo

Organizaciones ambientales e investigadores consideran que “hay ocultamiento informativo”. Además, destacaron la urgencia de cambiar el sistema productivo.

"Fábricas de cerdos", entre el temor de ambientalistas y la pronta firma de un acuerdo

Foto: Revista Crítica

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Unidiversidad / Ángeles Balderrama

Publicado el 04 DE NOVIEMBRE DE 2020

Durante julio y agosto, hubo un intenso debate, al menos por redes sociales, en el que grupos ambientalistas y la población en general conocieron el nuevo negocio porcino con China, bajo el cual el gobierno nacional busca generar dólares genuinos y puestos de trabajo. Sin embargo, frente al descontento social por la destrucción ambiental que el acuerdo traería, Cancillería atrasó su firma. Aunque solo pasaron cuatro días del inicio de noviembre, el gobernador de Chaco ya aceptó la instalación de tres fábricas de cerdos, mientras que grupos ambientalistas de La Pampa le piden a su gobernador que “no firme a espaldas de la ciudadanía”.

“Desde un primer momento, a Capitanich (gobernador de Chaco) se lo vio interesado en el acuerdo. Gracias a las movilizaciones nacionales, lo pasaron para noviembre y nos enteramos el mismo día que todos, cuando se comenzó a publicar que había aceptado el acuerdo. En todos los grupos ambientalistas, empezaron a mandar la noticia porque estaban asombrados, nos tomó por sorpresa”, expresó Mateo Pascual, integrante de la organización Fridays For Future Chaco a Unidiversidad.

La producción porcina, el eventual acuerdo con China y el debate del modelo productivo

El posible acuerdo con China para incrementar la producción de carne porcina en Argentina, anunciado por Cancillería, suscitó polémica en torno a las condiciones ecológicas y las posibilidades económicas. Marcelo Yaquet, militante social y trabajador del frigorífico recuperado La Foresta, unicado en La Matanza (Buenos Aires), y parte de la marcha por la soberanía, compartió su visión respecto del tema en Radio U.

Pero este modelo de negocio no solo preocupa a ambientalistas, sino también a los especialistas, que consideran que uno de los principales problemas que trae el acuerdo con China es el que estamos viviendo hoy: pandemias. El hacinamiento de miles de animales de la misma especie en pequeños recintos y recibiendo grandes cantidades de antibióticos promueve el desarrollo de nuevas cepas de enfermedades, “como pasó con la gripe porcina y la COVID-19”.

“Por los pocos datos que se pueden encontrar en el acuerdo, se espera que 25 granjas federales produzcan 9 millones de toneladas de carne de cerdo, lo que representa un aumento de 14 veces en la producción de esta carne con respecto a 2019. Como es para China, implica la exportación de gran cantidad de ‘agua virtual’, es decir, la cantidad de agua utilizada de modo directo e indirecto para la producción. Además, habría que sumarle el agua necesaria para las factorías propiamente dichas, que según cálculos de Ezequiel Arrieta, becario doctoral del Conicet, para motorizar 25 megafactorías de 12 500 madres se necesitan más de 146 millones de metros cúbicos por año, equivalente a lo que gastan un poco más de 8 millones de  personas para vivir y el 20 % del agua total que necesitarán 40 millones de personas”, explicó Luis Verdugo, geógrafo de la UNCUYO e investigador en degradación ambiental.

El último memorándum anunciado por Cancillería destacaba la incorporación de un artículo donde se aseguraba el respeto de las leyes de protección ambiental, los recursos naturales y la bioseguridad. Sin embargo, para Verdugo, es dudoso: “Como ha pasado con otros acuerdos internacionales, esas declaraciones de intenciones quedan en los papeles y son solo expresiones para embellecer un proyecto que no tiene consenso social”.

“Además de la crueldad animal, se sabe que es imposible seguir con esta forma de consumo y alimentación. Es mucho peor todavía en un lugar como Chaco, que ya de por sí es la provincia con más desmontes del país. Sabemos que se va a desmontar muchísimo para ubicar los complejos, para cultivar toda la soja y maíz que los cerdos consumen. Van a contaminar nuestro aire, tierra y agua. Acá el tema se silenció y lo taparon con otros títulos, haciendo como que se preocupan por el ambiente y el cambio climático”, dijeron desde la organización ambiental chaqueña.

 

La Pampa también

Por otro lado, la Asamblea Autoconvocada por el Ambiente de La Pampa inició una petición para pedirle al gobernador Ziliotto que no firme el acuerdo. “Esto nos va a perfilar productivamente durante los próximos años y se está negociando a espaldas de la ciudadanía. No podemos acceder a información sobre lo que se está tratando, no se realizaron estudios de impacto ambiental, como establece la Ley Nacional 25675, y no se da lugar a la consulta popular como venimos exigiendo. Sin información pública, no se pueden construir políticas orientadas al bien común”.

Acuerdos medioambientales, un "lavado de cara" que no llega a la raíz de la crisis

El 2020 puso en evidencia la crisis ambiental a nivel mundial. Coronavirus en el mundo, incendios forestales en 11 provincias argentinas y, en medio de la situación, un tratado porcino con China.

“El acuerdo con China avanza con la firma de acuerdos provinciales. Es de público conocimiento la intención del Gobernador y el ministro de Producción de instalar megafactorías porcinas en la provincia. En los medios locales, se pudo leer el ofrecimiento del Gobierno de la Pampa de una asociación con la firma Lartirigoyen para la realización de una de estas megafactorías en la provincia, con miras en la ex-fábrica Montenegro. China es el principal consumidor de carne de cerdo del mundo y en los últimos años mataron, enterraron vivos y quemaron 250 millones de cerdos por un brote pandémico incontrolable: la peste porcina africana. Por eso quieren externalizar los riesgos de la producción criando los animales en otro país”, destacan desde la Asamblea.

Para Verdugo, hacer predicciones es complejo, pero debemos atender a la experiencia histórica en estas situaciones. “No existen buenos ejemplos de la prosperidad de lugares donde se hayan emplazado emprendimientos extractivistas como megaminería, fracking o soja. Por ejemplo, a pesar de las promesas de las megamineras con el discurso de la generación de empleo, la población de San Juan no dejó de migrar en busca de mejores oportunidades. Es lo que el geógrafo brasilero Henry Acselard denomina chantaje locacional: perderse la oportunidad de la generación de empleo por tener en cuenta cuestiones ambientales”.

En líneas generales, el investigador de la UNCUYO considera que, si se sigue profundizando el modelo extractivista por encima de la biodiversidad, los bienes comunes, la calidad de vida de la población y la seguridad alimentaria, llegaremos a un punto sin retorno. Hay retorno si se cambian estas lógicas. Es necesario manifestarnos en contra del acuerdo porcino con China, pero también por frenar los desmontes, defender la Ley de Humedales, promover la agroecología, frenar los monocultivos, desarrollar energías limpias y la producción de energía con base en acuerdos entre trabajadores y comunidades”, concluyó Verdugo.

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