16 niños se quedaron sin sus mamás

Los pequeños son víctimas colaterales del asesinato de una docena de mujeres en nuestra provincia durante 2016.

16 niños se quedaron sin sus mamás

Más de 2000 niños perdieron a su mamá entre 2008 y 2015 en Argentina como consecuencia de la violencia de género. Foto: ilustrativa tomada de somosmultiples.es.

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Unidiversidad / Ana Vargas

Publicado el 14 DE NOVIEMBRE DE 2016

Mendoza sumó a su triste lista de femicidios tres nuevos casos este 23 de octubre. Con el asesinato de Claudia Lorena Arias (expareja del presunto autor), Marta Susana Ortiz y Vicenta Díaz, tía y abuela de la chica respectivamente, son 14 las mujeres asesinadas en Mendoza durante 2016 por la violencia de género.

Sin embargo, hay otra lista que también aumentó este fin de semana: la de los niños y niñas que perdieron a sus mamás como consecuencia de los femicidios. Son 16 los pequeños a quienes sus familiares –o en algunos casos los hogares del Estado– tienen que consolar, cuidar y explicar por qué sus mamás ya no están con ellos. Para hacer una comparación en dimensiones, sería como si llenáramos una trafic con niños que van de paseo o una salita completa de cualquier jardín maternal.

El fenómeno de la orfandad que produce la violencia de género extrema viene siendo documentado, a nivel nacional, por la ONG La Casa del Encuentro. En los últimos ocho años, 2518 hijas e hijos quedaron sin madre en Argentina. De ellos, más de 1000 son menores de edad.

 

 

Cuando los pequeños –que también son víctimas– se quedan solos, interviene la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) a través del Órgano Administrativo Local (OAL). Los profesionales trabajan con la familia extendida de los niños y niñas, es decir, tíos y abuelos, para encontrar a la persona o personas que están en condiciones de criar a los chicos y que sean figuras significativas para ellos. Así determinan a cargo de quién quedarán los pequeños, una decisión que luego debe ser ratificada en el ámbito de la Justicia de Familia.

En el caso de que los profesionales del OAL determinen que no existe una persona cercana con quien puedan quedarse los pequeños, entonces dictan lo que se llama una medida de excepción, con lo cual los chicos permanecen al cuidado del Estado en alguno de sus hogares. La legalidad de esa medida es controlada por el Juez de Familia y, una vez que se vencen los plazos establecidos por ley, el magistrado debe dictar el estado de adoptabilidad del pequeño. 
 

Los niños y su proceso de duelo

Independientemente de la intervención o no del Estado para darles destino a esos niños, resulta evidente que cada uno de los chicos debe ser acompañado para poder elaborar el duelo por la muerte de su mamá.

María Karen Leo, licenciada en Psicología, explicó a Unidiversidad que primero hay que ver si el niño vio la situación en que su madre fue asesinada, porque puede ser que esté en shock y movilizado por el hecho. En este caso, hay que escucharlo porque es necesario saber qué vio y qué entiende, para luego poder verbalizar lo que pasó, y de allí comenzar a tratar la muerte.

La psicóloga recordó que el objetivo del duelo sano no es olvidar para que no duela, sino aprender a convivir con la pérdida, aceptando su irreversibilidad. Para esto hay que enseñarle al niño estrategias para adaptarse a la nueva situación, nuevas costumbres, organización.

Es importante que el niño reciba la noticia de que su mamá no va a volver de parte de un familiar cercano, en un lugar tranquilo, donde pueda expresarse de la manera que lo necesite, explicó la especialista.

Además, es necesario que el niño reciba un tratamiento psicológico que acompañe su proceso de duelo. Este es diferente en cada persona, sobre todo en el caso de los niños, que muchas veces no logran expresarse verbalmente. Entonces pueden aparecer conductas más violentas, situaciones de angustia, tristeza o períodos de sueño o desgano. Incluso también puede entorpecer el control de esfínteres y traer trastornos en la alimentación, todas situaciones esperables en las etapas para procesar la muerte de la mamá.

 

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