Costumbres y tendencias sociales: "Quedate quieto y comé todo"

El proyecto de investigación “Estrategias familiares de consumo, sobrepeso y obesidad infantil, y sistema educativo de la provincia de Mendoza”, subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de la UNCUYO, indagó sobre cuáles son las estrategias familiares de consumo que guardan relación con el sobrepeso y la obesidad en los niños de nivel primario de la provincia.

Costumbres y tendencias sociales: "Quedate quieto y comé todo"

Pintura de Fernando Botero

Sociedad

Unidiversidad

Milagros Molina

Publicado el 20 DE MAYO DE 2014

La belleza es un concepto tan abstracto que, desde Platón hasta la actualidad, nadie se animaría a encorsetarlo dentro de una definición cerrada. Tiene que ver con la percepción, con el placer, con las emociones, con la salud, pero todos estos conceptos son absolutamente subjetivos.

Lo que en el siglo pasado fue signo de opulencia económica, de salud y se apreciaba como belleza física, hoy es un factor de riesgo para accidentes cardiovasculares y diabetes, entre otras enfermedades. Es decir, lo que nos animamos a afirmar hoy es que la gordura no es parte de una vida saludable, pero en otro momento histórico sí lo fue.

Para antropólogos, semiólogos y cientistas sociales, la ingesta de alimentos trasciende su nivel nutritivo para desplegar también prácticas simbólicas, sociales, culturales y, claramente, económicas y de clase.

La directora del proyecto, Adriana Vilapriñó, cuenta cómo, desde una perspectiva socio-antropológica, se indaga en las relaciones, los recursos y los saberes sociales que intervienen en la estructuración de las modalidades de consumo de alimentos.

El proyecto finalizó su primera etapa a fines del 2013 y ya está comenzada su segunda instancia. En esta, además de identificar el sobrepeso y la obesidad en niños/as escolarizados, y su relación con las estrategias familiares de consumo, quieren profundizar acerca de qué hace que las familias tengan prácticas sedentarias.

“Este fue uno de los aspectos que más nos llamó la atención. Más del 70 por ciento de los/las niños/as entrevistados/as tienen prácticas sedentarias, pasan muchas horas sentados frente a la computadora o la televisión y además, por el tema de la seguridad, no salen a jugar a la calle.  A esto hay que sumarle que las escuelas no dan la cantidad suficiente de horas de educación física para compensar este sedentarismo” sostiene Vilapriñó.

Hay datos mundiales muy importantes. En el año 2010 la Organización Mundial de la Salud, publicó que hay 42 millones de niños en el mundo que sufren de obesidad o sobrepeso, 35 millones de ellos en los países subdesarrollados.

“También queremos ver qué ha sucedido con las comunidades en las que se han aplicado políticas compensatorias. La obesidad es considerada una epidemia mundial, pero nuestro interés es abordarla no desde el tema de las calorías, sino desde una visión sociológica y antropológica. Nuestro equipo está formado por sociólogas y trabajadoras sociales, pero también hay integrantes con la especialidad de la nutrición y la docencia”, continúa la directora del proyecto.


¿Qué tiene que ver el subdesarrollo con esta problemática?

Socialmente ha cambiado la composición de las personas que sufren sobrepeso y obesidad. Nosotras, tomando los aportes de la antropóloga Patricia Aguirre, vemos cómo actualmente se encuentran “ricos flacos y gordos pobres”. Antes los ricos eran los más rellenos, digamos. Si una recuerda la imagen con la que se representaba al burgués, era la de un señor gordo, con una panza abultada.

Hoy, poder acceder a los medios de vida para estar más saludable está al alcance de las clases medias y altas, y no tanto de los sectores populares.


¿Cómo realizaron la investigación?

En la primera etapa hicimos una búsqueda de informantes clave en una escuela para entrevistarlos. Seleccionamos una escuela de Godoy Cruz, de clase media, con un proyecto educativo muy interesante.

Lo que nos proponíamos era rastrear, en relación con esta concepción de las estrategias de vida, qué podía fundamentar (desde los estilos de vida y las prácticas de comensalidad) la existencia de la problemática del sobrepeso y la obesidad.

En la primera etapa elaboramos un cuestionario que indagaba en estos aspectos y entrevistamos a más de 100 chicos y chicas. Lo aplicamos en 1.º, 4.º y 7.º grado para poder estudiar los hábitos en los momentos de ingreso y egreso de la escuela primaria, y también durante su trayectoria. Entrevistamos a estudiantes de ambos turnos, mañana y tarde, porque los estilos de vida ligados al almuerzo y a la cena son distintos.

Nos interesaba ver en esto de la comensalidad, quién era el referente, quién se ocupaba de tomar las decisiones en relación con este tema en particular. Porque quien cocina en una familia tiene que conjugar varios factores: tiempo para la elaboración, precios, preferencias y los aspectos ligados a la salud.


¿Cuáles fueron los aspectos que abordaron en el cuestionario?

El cuestionario se orientó a indagar en las estrategias familiares de consumo, ligadas a las prácticas respecto de la alimentación y el rol de la escuela. Porque esta problemática es asumida por las políticas públicas y las políticas compensatorias, y han tenido una evolución en el tiempo. De los comedores infantiles se pasó a los programas. Concretamente, acá en Mendoza es el “Comer juntos en familia”, en el que se promueve comer en las casas y no en las instituciones, intentando propiciar el encuentro familiar. También nos preguntamos qué esperaban las familias de las escuelas en lo que respecta a este tema.


¿Cuáles fueron los resultados que encontraron?

Nos encontramos con que el discurso de los padres es muy claro respecto a la salud. Se habla de una dieta equilibrada, donde se come variado. Sin embargo, los criterios “tiempo de preparación”, economía y que les “guste a todos” son los que prevalecen al momento de decidir qué comer. Es decir: el valor salud “compite” con otros valores y la alimentación depende de cómo se conjuguen.

Aparece el tema de las preferencias que mencionamos antes: más del 70 por ciento de los/as entrevistados/as contestaron que tres o cuatro veces a la semana se consume carne vacuna, en segundo lugar, carne de pollo, cerdo o pescado y, en tercer lugar, pastas y pizzas. Esto, sumado al sedentarismo, no es una buena combinación. Siempre en último lugar apareció el consumo de frutas y verduras.

Nosotros no relevamos la obesidad en los niños. Lo que sí surgió en los cuestionarios es que una de cada tres familias identificaba a algún integrante con problemas de sobrepeso.

Con respecto a las meriendas, la mayoría de los entrevistados llevan galletas o alfajores, obviamente por el condicionante económico (comprarlos afuera y por cantidad es más accesible) y la experiencia de kioscos saludables en esta escuela no ha tenido mucho éxito.

Finalmente, en lo referido a las demandas de las familias al establecimiento educativo, las respuestas estuvieron divididas: la mitad planteaba que la alimentación de los chicos era una tarea exclusivamente de la familia; la otra, le pedía a la escuela (concretamente a las docentes) que intervinieran dando información, o que organizaran jornadas saludables para tener más herramientas y concientizar a los/as niños/as.


¿Cómo continuará la investigación?

En esta segunda etapa vamos a hacer el relevamiento en una escuela catalogada como urbano-marginal del mismo departamento, donde las familias hayan participado de programas y políticas compensatorias.

Aparte del cuestionario que aplicamos en la primera etapa, vamos a utilizar herramientas cualitativas de recolección de datos para poder conversar más con las familias.

La hipótesis que tenemos es que habría una concepción de “alimentos fuertes” que vendrían a compensar el gasto de energía. Por ejemplo, nosotros pensamos que alguien que trabaja en la construcción necesita más hidratos porque dan más energía. Intentaremos indagar si existe esta concepción en estos sectores. Es decir, si forma parte de las estrategias familiares, priorizar la alimentación del que más trabaja y en qué tipo de trabajo.

También anticipamos que la obesidad y el sobrepeso no se ven como una problemática de salud en los sectores populares.


Proyecto de investigación: “Estrategias familiares de consumo, sobrepeso y obesidad infantil y sistema educativo de la provincia de Mendoza”.

Directora: Vilapriñó, Adriana María.

Co-Directora: Molina, Cecilia.

Integrantes: García, Claudia Alejandrina; Bustos, Rosa María del Valle; Vidal, Natalia; Nicola, Susana; Román, Juan Ignacio; Acevedo, Alejandra.

 

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