La Justicia desestimó el habeas corpus para liberar al tortugo Jorge

Un grupo de abogados había pedido que el animal fuera liberado del acuario. El argumento de la jueza María Belén Renna.

La Justicia desestimó el habeas corpus para liberar al tortugo Jorge

Foto: Walter Caballero / El Sol

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Unidiversidad / Fuente: Télam

Publicado el 06 DE JULIO DE 2021

La Justicia mendocina desestimó un habeas corpus presentado para liberar en un ámbito natural al tortugo Jorge, que vive en el Acuario Municipal de Mendoza, el que será reconvertido en un centro para la conservación de la biodiversidad. Qué dice el fallo.

El Tribunal Colegiado Primero de la Oficina de Gestión Administrativa Penal (OGAP) emitió un dictamen en respuesta a la acción de habeas corpus presentada en abril por un grupo de abogados ambientalistas en favor del animal. Esa presentación se realizó al saberse que el acuario se cerraría para abrir un Centro para la Conservación de la Biodiversidad. Oscar Mellado, uno de los letrados, dijo a Radio U meses atrás: “Este animal lleva 37 años de violación de su derecho a la libertad locomotiva. Somos conscientes de que no se lo puede arrojar al mar, pero sí pretendemos que salga del acuario, esté cerrado o no, pero que salga y se encuentre otro sitio”.

 

El fallo

La jueza María Belén Renna declaró abstracta la acción de "habeas corpus" presentada, debido a que la puesta en marcha del plan municipal de reconversión del acuario en un centro para la conservación de la biodiversidad y las consecuentes acciones que este contempla con respecto a la tortuga tornaron "estéril el dictado de una sentencia sobre el fondo de la cuestión".

El tribunal basó su dictamen en el análisis de los informes y las declaraciones testimoniales reunidos, y la Justicia destacó "la cautela con la que los especialistas recomiendan evaluar un posible traslado" del animal. En esta misma línea, resaltó que dicha precaución "resulta unánime y avalada en motivos científicos relacionados con la necesidad de asegurar el bienestar y evitar la muerte" de la tortuga marina.

La jueza también resaltó en que el plan de reconversión del acuario no se opone al traslado del ejemplar a hábitat apto que mejore sus condiciones de vida y remarcó que la decisión de relocalizarlo se encuentra "solo supeditada a resguardar la vida e integridad física del animal debido a su avanzada edad". Ello, en definitiva, "protege su derecho a una vida digna, tal como se solicita" en el "habeas corpus", planteó la magistrada.

 

Qué dice la Municipalidad

Desde la municipalidad de la Ciudad de Mendoza difundieron el fallo y aseguraron que ellos no se oponen al traslado a un santuario o centro de conservación del tortugo, en tanto se resguarden la vida y la integridad física del ejemplar.

Desde el Municipio sostienen que realizaron interconsultas con, por ejemplo, el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires, que advirtió sobre las complicaciones asociadas a la liberación del animal en un ecosistema marítimo, indicaron en un comunicado divulgado por la comuna mendocina. Al respecto, consideraron la edad avanzada de la tortuga y las complejidades que acarrea su traslado.


La historia de Jorge

La tortuga apareció a principios de 1984 en una playa cercana a la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, entumecida por el frío y herida. Fue rescatada por pescadores y el Instituto Oceanográfico Argentino, con sede en esa ciudad, que la identificó como de la especie tropical Caretta caretta, común de mares cálidos pero inusual en el Mar Argentino.

Según recordaron desde el municipio, "no se consideró devolverla al mar, dado que la devolución de animales tropicales poiquilotermos (de sangre fría) a medios muy fríos no se aconseja para la especie. Esto es debido a que un descenso en el metabolismo los lleva a la muerte por causas fisiológicas y/o mecánicas, por ejemplo, asfixia". Por esta circunstancia, y dado que el Acuario Municipal de Mendoza era el único capaz de recibirla, fue despachada vía aérea a la ciudad en seco, dentro una caja de madera construida especialmente para el animal. Así, fue recibida el 4 de marzo de 1984; pesaba en ese momento 40 kg y, luego de estar en varios recintos, se la trasladó en febrero del 2006 a un estanque de 20 000 litros de agua marina, ya con 85 kg de peso. Con el tiempo, se lo llamó Jorge.

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