Las apps de reparto explotaron y se volvieron una actividad de refugio, pero también de precarización
Científicos y científicas del Conicet y Citra presentaron “Las plataformas de reparto en Argentina: entre el cambio de gobierno y la pandemia”, un informe que revela las formas de organización, explotación y precarización de las y los trabajadores de Pedidos Ya, Rappi y Glovo.
Foto: Télam
A partir de la crisis financiera global de 2008, el mundo del trabajo se transformó al ritmo de las grandes mutaciones del capitalismo. De entonces a hoy, uno de los cambios más destacados tiene que ver con las nuevas modalidades de relación laboral y que se originaron en el trabajo a través del amplio mundo de la tecnología, las plataformas de reparto o delivery.
Llegadas a la Argentina allá por 2015 y afianzadan en 2018, comparten una serie de características, como sus formas de inserción en el mercado, el origen externo de sus capitales, sus modalidades de organizar y gestionar el trabajo, así como las formas de explotación y precarización de los trabajadores, a partir del desconocimiento de cualquier tipo de relación y regulación en materia laboral. Se trata de las empresas Pedidos Ya, Rappi y Glovo, autodenominadas “plataformas colaborativas” que proveen servicios tanto de delivery como de mensajería.
Si bien no existen datos oficiales de ellas, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y el Centro de Innovación de los Trabajadores (Citra, Conicet-UMET) presentó el informe “Las plataformas de reparto en Argentina: entre el cambio de gobierno y la pandemia”.
El estudio, llevado a cabo por el Equipo de Plataformas del Citra –conformado por Julieta Haidar (coordinadora), Nicolás Diana Menéndez, Gastón Bordarampé, Milagros Ailén Pérez y Cora Arias–, describió y analizó las transformaciones producidas en el sector del delivery de plataformas y en las relaciones laborales durante la pandemia en Argentina.
“El trabajo tiene que ver con esta mirada histórica y la multiplicidad de actores que intervienen en las plataformas de reparto. Nosotros/as lo pensamos como un informe destinado a aportar insumos para políticas públicas y al debate sobre lo que está sucediendo en este sector de plataformas de reparto en Argentina”, destacó Julieta Haidar, coordinadora del estudio.
Una actividad de refugio
Del informe, que tuvo como eje central las plataformas de reparto, su expansión en pandemia, las relaciones laborales y el sector gastronómico, las organizaciones sindicales y la regulación de esta actividad, se desprende también que las plataformas de reparto –en un contexto de creciente desocupación– se convirtieron en una actividad refugio tanto para trabajadores/as locales como migrantes. Al respecto, precisó que existen unos 160 mil trabajadores de plataforma, de los cuales 60 mil son de reparto.
En este sentido, el informe de Cippec-BIDLab-OIT elaborado en 2018 sobre encuestas indicó que la población venezolana representó el 83,6 % de repartidores en Rappi y el 65,7 % en Glovo. Un año después, el informe realizado por la oficina de OIT Argentina con base en encuestas realizadas entre marzo y julio de 2019 también señaló que más de tres cuartas partes de los/as trabajadores/as eran migrantes (el 76,2 %), de los cuales el 83,5 % procedía de Venezuela. Sin embargo, hacia mediados de 2020, en un contexto signado por la pandemia, ese perfil sufrió importantes modificaciones: se incorporó población argentina.
Por otro lado, según la “Encuesta 2020”, realizada en julio de 2020, en un pico de la pandemia, la presencia de mujeres, si bien siguió siendo minoritaria (el 14 %), aumentó en relación con los primeros relevamientos, que indicaron una participación de entre el 3 % (Rappi) y el 4,5 % (Glovo). Más significativos aún resultaron los cambios en la distribución según nacionalidad de origen: aunque la población venezolana siguió siendo mayoritaria, con el 50 % del total, la presencia de repartidores/ as de nacionalidad argentina trepó al 40 %.
Precariedad laboral y perfil del trabajador/ora
Otro punto que resalta el informe del Equipo de Plataformas del Citra es la precariedad laboral. La actividad de delivery o reparto, considerada como esencial en tiempos de pandemia, puso de manifiesto la precariedad laboral de este colectivo de las y los trabajadores, que se exponen a contagiarse sin tener cobertura médica o a un mayor número de accidentes viales sin tener un seguro contra riesgos del trabajo.
“Está claro que buena parte de la desventaja de estos nuevos empleos y del comportamiento asociado a las empresas radica en que las relaciones laborales no se corresponden con las tradicionales. No hay una jornada mínima de horas de servicio a prestar de manera predeterminada, y se emplean medios tecnológicos en los que operan dudosas combinaciones algorítmicas de premio/castigo en la asignación del trabajo y las remuneraciones”, sostuvo Julieta Haidar.
“Por otra parte, los intercambios que tienen lugar dentro de las plataformas enmascaran la externalización de los costos comerciales en los trabajadores, los que deben contar con las herramientas necesarias para realizar el trabajo: smartphone con ciertas características, bicicletas o motos. Inclusive deben comprar a las empresas el portaobjetos que lleva su logo –continuó en su informe–. Otra de las principales características de estos nuevos empleos es que el empleador no está claramente identificado físicamente. En este sentido, las plataformas refuerzan el concepto de trabajador autónomo bajo alusiones de asociados o colaboradores”, dijo.
En cuanto al perfil de los trabajadores, los jóvenes varones argentinos con un nivel de estudios más bajo, con una antigüedad media en las plataformas, al igual que el típico trabajador proveniente de Venezuela, tuvieron a este trabajo como principal fuente de ingresos. Muchos se volcaron a esta actividad porque no encontraron otro trabajo o como un complemento, y luego por las exigencias del trabajo y las expectativas de ganar más, lo transformaron en su principal fuente de ingresos.
Antigüedad laboral
Al analizar la antigüedad de quienes reparten en las plataformas, emergió que un tercio del total comenzó a trabajar durante el período de aislamiento obligatorio y que esta población es mayoritariamente de nacionalidad argentina (el 37 %) y mujeres (el 49 %), por lo que esta actividad se convirtió en un refugio laboral para estos grupos.
Al mismo tiempo, el 40 % tiene una antigüedad de entre 6 meses y un año, y el 31 %, de más de un año, lo que contrasta con las prenociones que sostienen que este trabajo es de alta rotación y temporario. Además, para el 71 % de los/as encuestados/as, el trabajo en plataformas es la única o principal fuente de ingresos, más del 80 % trabaja 6 o 7 días por semana y el promedio lo hace 48 horas semanales, cifra coincidente con el máximo de horas establecido por la Ley de Contrato de Trabajo en Argentina para quienes están en relación de dependencia.
Pandemia: cambios en las dinámicas de trabajo, pero no en las salariales
Según los datos recabados en la “Encuesta 2020”, la mitad de las y los repartidores señaló que el aislamiento no generó modificaciones en la cantidad de horas trabajadas, al tiempo que la misma proporción sostuvo que sí se realizaron más pedidos. Así se advierte, en principio, una intensificación del trabajo que puede atribuirse al aumento de la demanda de los clientes.
Ahora, si bien las plataformas aumentaron sus tarifas en pandemia, las y los encuestados respondieron que no vieron una mejora en sus ingresos con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). Solo un tercio dijo haber mejorado los ingresos, mientras que más de la mitad consideró que se mantuvo igual, y el 20 % informó que bajaron.
Reclamo de las y los trabajadores de reparto
El aumento de las tarifas y los multiplicadores estuvieron entre los principales reclamos de las y los trabajadores durante la pandemia. Junto con este reclamo, se demandó activamente la entrega de elementos de protección frente a la COVID-19, como alcohol en gel y mascarillas.
Según las y los trabajadores encuestados, solo un tercio recibió protección en forma completa, mientras que los otros dos tercios declararon no haber recibido ninguna protección o haberlo hecho de forma parcial. Asimismo, en las entrevistas señalaron que “el acceso a las protecciones fue difícil, dado que había escasos lugares donde podían retirarlas”.
La demanda de más y mejores protecciones fue construida como una reivindicación central de las organizaciones de las y los repartidores durante la pandemia, y se expresó en distintas medidas de fuerza, como caravanas y paros locales e internacionales. Si bien tuvieron niveles dispares de acatamiento, en su conjunto contribuyeron a visualizar esta dinámica compleja y contradictoria que reside en desempeñar un trabajo considerado esencial en el contexto de pandemia, y hacerlo en condiciones de gran precariedad laboral.
Otro reclamo fue un régimen del trabajo en plataformas digitales. Al respecto, si bien hubo intentos por lanzar un proyecto por el Ministerio de Trabajo de la Nación, este nunca logró trascender las paredes del Ministerio, y a finales de 2021, sigue sin tomar estado público.
Pelea de los gastronómicos
Las empresas de plataformas operan centralmente con locales gastronómicos para el delivery de comida, y en forma subsidiaria, con supermercados y otros locales, que ofrecen a los/as consumidores/as el servicio de entrega a domicilio por medio de personal shoppers” (PedidosYa) o “rappitenderos” (Rappi). Según el estudio, esta diversidad de perfiles y la coyuntura de pandemia marcaron diferencias en los impactos que generaron las plataformas sobre sus operaciones, comisiones abusivas y elaboración de los productos.
“Las comisiones que retienen las plataformas a los distintos comercios son variables de acuerdo a su capacidad de negociar, que está dada por el volumen de operaciones, la cantidad de locales, la relevancia de la marca en el mercado. Uno tiene que distinguir entre grandes grupos gastronómicos y multinacionales y pequeños comercios. Nos llamó mucho la atención comparar contratos firmados en el mismo período entre una de estas empresas de plataformas y una de las principales cadenas de comida rápida, y una de estas empresas y una hamburguesería de segunda y tercera línea, cuando a la primera le cobraba una comisión del 15 %, y a la segunda, del 25%”, expresó Haidar. Y añadió: “Esto resulta gravoso y peor en condiciones de pandemia, cuando muchos negocios no tenían otras posibilidades de trabajar por las medidas de aislamiento”.
Para la coordinadora del estudio, las plataformas que operan en Argentina aprovecharon el contexto de pandemia para trasladar los costos de adquisición del mercado a los proveedores y, por lo tanto, en última instancia, a los propios clientes/usuarios, lo que generó un efecto inflacionario por una doble vía. Por un lado, porque el alimento elaborado que llega a la casa del consumidor es más caro que si se lo compra en el local por tener añadido el costo del delivery, y por otro, porque muchos locales gastronómicos, sobre todo los más pequeños, que no tienen la capacidad de absorber los costos de las comisiones, las trasladan a los precios.
En cuanto a la elaboración de productos gastronómicos, el articulo afirmó que las plataformas van cobrando de forma progresiva potestades sobre la organización del proceso productivo de la gastronomía.
“Esto está dado porque controlan los tiempos de reparto y, por tanto, de preparación de la comida, lo que lleva a que los locales tengan que adaptar sus tiempos de producción a tal fin. Por ejemplo, si un restaurante preparaba un plato cerca del horario de entrega (como sucede en el salón para llevarlo a la mesa), la presión de los tiempos implicó que lo hagan con antelación, lo que genera, de acuerdo a los responsables de las cocinas, una merma en la calidad del alimento”, sostuvo Haidar.
Junto con el control de los tiempos, reza el informe, las plataformas también inducen a los locales a producir ciertos productos en particular en función de sus estadísticas de ventas y sus proyecciones de expandir la venta de determinados productos en determinados barrios. Para eso, animan a los locales a ofrecer promociones de esos productos e inciden además en sus precios.
Recomendaciones y conclusiones
El trabajo concluyó en que, para poder mitigar los daños generados por el avance desmesurado de estas empresas, se torna indispensable articular mecanismos de control a nivel internacional y, desde la fuerza laboral, coordinar acciones que visibilicen y denuncien los excesos cometidos. Por esto es por lo que se requiere la imperiosa intervención de las autoridades gubernamentales para contener y regular las plataformas.
Fuente: Conicet / Citra
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