Más lluvias en el llano y menos nieve en la montaña, el panorama para Mendoza

Además, a futuro podría aumentar la humedad por efecto de la crisis climática y ambiental. Científicos del Ianigla-Conicet explican las probabilidades para 2021.

Más lluvias en el llano y menos nieve en la montaña, el panorama para Mendoza

Foto: adnpaís

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Unidiversidad / Ángeles Balderrama

Publicado el 09 DE MARZO DE 2021

Luego de un verano con numerosas tormentas y presencia de humedad, los científicos del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales explicaron a Unidiversidad el panorama general para la provincia de Mendoza: más lluvias en el llano y menos nieve en la montaña. En tanto, se espera un invierno más seco. A futuro, podría aumentar la humedad en la región por el efecto de la crisis climática y ambiental.

“En relación al pronóstico 2021, se está proyectando que este invierno va a ser más seco y estará por valores debajo de los normales, en relación a las nevadas en la cordillera y las precipitaciones en Chile central. El fenómeno de tormentas en el Océano Pacífico nos dejaría menos nieve este invierno. En general, se vienen inviernos menos nevadores y veranos más calurosos, que esperemos no sean tan secos”, remarcó Maximiliano Viale, doctor en Ciencias de la Atmósfera del Ianigla.

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En este sentido, aunque la ocurrencia de eventos de nevadas abundantes como las registradas el año pasado no puede descartarse, el pronóstico estacional realizado por el International Research Institute for Climate and Society (IRI) de la Universidad de Columbia para el invierno 2021 no muestra un panorama alentador: resalta mayores probabilidades de tener pocas nevadas y temperaturas mayores a las normales.

“Con respecto a la nieve, los acumulados del invierno 2020 estuvieron por debajo de los valores normales, pero fue un invierno en el que pesó mucho la variabilidad intraestacional, con un junio y principios de julio con buenos acumulados de nieve, pero estos episodios no tuvieron continuidad en el resto de los meses. Hay que tener en cuenta que estamos a comienzo de marzo, falta aún mucho por recorrer para llegar al invierno y todavía no están disponibles los pronósticos estacionales del Servicio Meteorológico Nacional, pero indican para otoño un trimestre con condiciones de precipitación y temperatura normales para la época”, indicó por su parte Juan Antonio Rivera, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos del Ianigla.

Si bien es necesario tener en cuenta que el clima en el llano es diferente al de alta montaña, el panorama que los científicos destacan a futuro es que empiece a “llover más en llano y nevar menos en la montaña”. En este sentido, uno de los fenómenos con mayor incidencia en el cambio es la grave crisis climática y ambiental que se enfrenta a nivel mundial y que es evidente en Mendoza.

“Este verano ha sobresalido porque ha sido un poco más lluvioso de lo habitual y más ‘fresco’. Con los efectos del cambio climático, esto no venía ocurriendo porque siempre hacía más calor. Las afectaciones más grandes en Mendoza tienen que ver con la disminución de las precipitaciones níveas en nuestra cordillera y menos agua en nuestros ríos”, dijo Viale.

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Para Rivera, estas tormentas son de corta duración, pero dejan importantes acumulados de lluvia en cortos períodos. “La variabilidad temporal en escala interanual a interdecadal juega un papel importante modulando las precipitaciones en la región de Cuyo, y a su vez existen marcados contrastes regionales. Por ejemplo, en la Cordillera de los Andes, hace una década que se registran acumulados de nieve deficitarios, lo que genera condiciones de sequía hidrológica, dado que los ríos de la provincia se alimentan principalmente del aporte nival”.

 

¿Hay que acostumbrarse a la humedad en Mendoza?

Para Viale, si bien no existe un estudio específico de nuestra zona en la que se haya analizado una tendencia a largo plazo sobre cómo ha evolucionado la humedad, hay un principio de la naturaleza que remarca que, cuando la temperatura aumenta, la atmósfera tiene una capacidad mayor de incorporar vapor de agua en forma de gas a la atmósfera, sin necesidad de que se condense en agua líquida. “Siguiendo ese razonamiento, en el futuro podríamos llegar a tener mayor predisposición a que haya más humedad en la atmósfera. Sin embargo, también se pueden registrar condiciones regionales que favorezcan el secamiento”.

Si bien la provincia se acerca hacia un clima más lluvioso, esto no significa que dejemos de estar en crisis hídrica, ya que nuestros ríos se alimentan de las montañas. “Estas precipitaciones de verano son escasas, del orden de 150 mm, y caen en el llano, de forma muy localizada en alguna zona y repentina, por eso es muy difícil manejarlas. En cambio, el agua que viene de la montaña y baja por los ríos es la que le da vida a nuestra zona”.

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Ante este panorama, los científicos consideran que el desafío para la sociedad comienza al tomar conciencia de lo que está pasando y realizar los cambios de hábito necesarios, de cara a un futuro en el que la disponibilidad de agua probablemente esté comprometida. “Tienen que tener presente que están frente a un clima más cálido con menos agua, entonces tenemos que estar preparados”.

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