Mea culpa

Los fallos en la red estatal.

Mea culpa

La directora de Educación y Familia de Lavalle, Ana Mencoini, reconoció que los mecanismos de prevención fallaron. Foto: Axel Lloret.

Sociedad

Johana 5 años

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 04 DE SEPTIEMBRE DE 2017

La desaparición de Johana Chacón, ocurrida el 4 de septiembre de 2012, significó una crisis profunda que produjo modificaciones en los dispositivos estatales de prevención, ya que fallaron aun cuando se pusieron en marcha. Así lo aseguró la titular de la Dirección de Educación, Familia, Género, Diversidad y Derechos Humanos de la comuna de Lavalle, Ana Menconi.

La funcionaria respondió a los cuestionamientos que se hicieron respecto de la intervención y la asistencia de la comuna. Reconoció que la red que pusieron en marcha para asistir a la familia de la joven antes de su desaparición falló, al tiempo que aseguró que en ese momento dieron cuenta de algunos signos de alarma a los organismos correspondientes.

“La red que habíamos armado no funcionó. Las intervenciones que habíamos hecho no pudieron dar cuenta de ciertos signos que habíamos notado y que informamos debidamente. Fue una crisis, que significó una reflexión, una revisión y la remoción de muchos dispositivos y de formas de pensarlos”, fueron las palabras de Menconi.

El cambio sustancial tras lo sucedido giró en torno a nuevos mecanismos de prevención, ya que advirtieron que la naturalización de la violencia que existe en la comunidad es muy grande. Así comenzaron a trabajar en los jardines maternales, en las escuelas y a través de un foro de jóvenes con la intención de reflexionar respecto de conductas y patrones culturales que se siguen reproduciendo en la vida cotidiana.

Menconi comentó que los chicos y las chicas son protagonistas a la hora de repensar conductas y patrones negativos. Una de las herramientas que utilizan en las escuelas es analizar cuentos y letras de canciones que escuchan a diario y que replican mensajes sexistas o violentos. Los alumnos y las alumnas las analizan y hasta las reescriben para que no sigan profundizando esas estigmatizaciones.

Otro de los cambios que realizaron fue trabajar la temática ya desde los jardines maternales. La psicóloga explicó que si no intervienen y acompañan a la familia cuando se está formando, es muy difícil modificar después patrones culturales que están instalados y que no sólo tienen que ver con la relación entre los adultos, sino con el bebé, con considerarlo como un sujeto de derechos y no como un objeto.

Menconi dijo que los procesos son lentos, de respeto por el otro, porque no se puede decirle qué hacer a la persona, ordenarle la vida, sino que buscan una reflexión conjunta que posibilite cambiar, de a poco, conductas y patrones muy enraizados en la comunidad.  

Un antes y un después

La directora de Educación y Familia aseguró que la desaparición de Johana no sólo fue una bisagra respecto de los dispositivos de prevención, sino también para la comunidad lavallina. Explicó que eso se visualizó de muchas formas, especialmente a través de la demanda espontánea de muchas mujeres que se acercaron para buscar ayudar frente a situaciones de violencia.

“Creo que Johana ha cumplido un rol importante en esta comunidad y, gracias a Johana, también Soledad (Olivera), porque si no hubiera habido tristemente una Johana, no hubiéramos conocido la historia de Soledad. Y no es por la historia misma, sino por todos esos patrones que son culturales, que hay que desenraizarlos y sacarlos porque están en nuestras bases como comunidad, como sociedad y como familia. Está el compromiso de trabajar de todas las instituciones, en especial de las escuelas que lo tomaron como propio, porque Johana no es un número, no es un nombre vacío, ha significado muchas revisiones”, aseguró.

Para la psicóloga, ambos casos permitieron visibilizar muchas situaciones que las familias, y en especial las mujeres, soportan por distintas circunstancias y que no tienen que ver sólo con lo económico, sino con patrones culturales. En ese sentido, explicó que también fue un paso adelante para dejar de lado la estigmatización, porque la violencia no se da sólo en familias en situación de pobreza.

“Hay que comenzar a revisar todos esos patrones. Que Johana y Soledad nos sirvan de espejo, porque no es sólo un problema de comunidades rurales o pobres, es algo que nos atraviesa en todos”, recalcó.

 

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