Las audiencias piden que los medios difundan líneas y servicios de atención por violencia de género

Un estudio analizó noticias de violencia de género y la recepción de las audiencias. Alrededor del 80% pide información sobre cómo y dónde hacer denuncias y buscar ayuda. Natalia Encinas, especialista en comunicación y género, habló sobre los avances, los desafíos y la heterogeneidad de las sociedad.

Las audiencias piden que los medios difundan líneas y servicios de atención por violencia de género

Las audiencias piden mayor información sobre cómo y dónde denunciar violencia de género y buscar ayuda. Foto: www.expoknews.com

Sociedad

Violencia de género

Unidiversidad

Julia López

Publicado el 22 DE MARZO DE 2023

Desde el primer Ni Una Menos, en 2015, ha habido avances notorios en cuanto a normativas y políticas públicas para prevenir la violencia de género, sancionar a los culpables y reparar a las víctimas o sus familias. Pero los femicidios, travesticidios y transfemicidios no cesan, aunque sí ha cambiado progresivamente su visibilización y la forma de comunicarlos.

¿Cómo tratan las noticias estos hechos? ¿Qué se ve y qué se reclama desde las audiencias? Natalia Encinas, integrante de la Red PAR y docente de la cátedra de Cultura mediática en la carrera de Comunicación social de la UNCUYO, dialogó con Unidiversidad. Hay avances, aseguró, pero no hay que perder de vista que las audiencias son heterogéneas.

A pedido de la Iniciativa Spotlight, la consultora D’Alessio IROL desarrolló el estudio “Femicidios en los medios y en la opinión pública, con especialistas en investigación de mercado, medios de comunicación y género. La investigación integró dos aristas. La primera es un análisis sobre las coberturas periodísticas de femicidios y hechos de violencia de género en diferentes medios de comunicación, algunos de alcance nacional y otros provinciales.

Las noticias fueron recolectadas entre el 1 de mayo de 2020 y el 31 de mayo de 2021 de medios televisivos, radiales, gráficos y online. Son 1352 en total y tratan sobre cinco intentos de femicidio, cinco relatos de mujeres que contaron su historia de violencia y diez femicidios, entre los que se analizó un transfemicidio (Fabiola Pamela Ramírez), un femicidio de una adolescente wichí (Nancy Villa) y un femicidio de una mujer migrante (Vanesa Carreño).

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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La segunda arista es un relevamiento sobre el impacto que este tipo de noticias genera en la opinión pública. Con este fin realizaron una encuesta en septiembre de 2021 sobre una muestra representativa a nivel nacional de 597 personas mayores de 18 años de nivel socioeconómico medio.

 

Las coberturas y los cambios que piden las audiencias

Menos del 50% de las notas periodísticas incluye en su cobertura información que enseñe los servicios de atención disponibles para las mujeres y personas LGBTI+. Pero solo el 11% menciona servicios de asistencia a víctimas y sus entornos, líneas de asesoramiento u oficinas de atención. Incluso es baja la referencia a la línea 144 cuya difusión es obligatoria en medios audiovisuales: solo se la mencionó en 102 notas de las 1352 totales.

Parte de las audiencias tiene una mirada crítica al respecto: quienes respondieron el cuestionario creen que los medios podrían cumplir una función social de mayor incidencia. Por ejemplo, el 81 % demanda que los medios brinden información sobre cómo y dónde realizar denuncias de violencia de género y el 78 %, que informen sobre dónde buscar ayuda a las mujeres y personas LGBTI+ que atraviesan situaciones de violencia de género.

En paralelo, el informe detalla que el 80% de las personas encuestadas consideran que la problemática de la violencia de género debería preocupar a toda la sociedad. “Por su parte, el 77% desearía que estas noticias sean tratadas por los medios de comunicación como un modo de involucrar a toda la comunidad en este problema y hacerla partícipe de su resolución”, dice el estudio. Que las respuestas vayan en este sentido, advirtió Natalia Encinas, tiene que ver con la influencia de la llamada “cuarta ola” de los feminismos en Argentina, que recoge el acumulado de años de lucha feminista.

“Me refiero, puntualmente, a que la mayor visibilización a nivel público y mediático del feminismo y de sus ideas, que se produce a partir de 2015 con el movimiento de #NiUnaMenos, así como la cada vez mayor presencia de feministas en diversos espacios, como las universidades, la academia, en los mismos medios de comunicación, sin duda es transformadora de ciertas prácticas y ha favorecido que circulen a nivel más masivo determinadas ideas que han disputado algunos sentidos y discursos”, precisó la docente.

En relación con las causales de los femicidios, las noticias evalúan negativamente  las instituciones del Estado en general y la ausencia o mala actuación de la Policía y la Justicia en particular. En la misma línea, especifica el informe, “el femicida es presentado como menos responsable que las instituciones públicas en el desenlace fatal de los hechos de violencia de género”. Entre otros factores mencionan características personales del femicida —algo así como un “perfil del agresor”—, actos de violencia previa; la existencia de un problema social y cultural.

Sin embargo, las notas refieren, aún, la responsabilidad de la propia víctima: sus adicciones, las veces que no lo denunció o haber estado sola. Y en la encuesta, solo el 66 % no culpabiliza a las mujeres víctimas en casos de femicidios o de violencia de género y quienes creen en la veracidad del relato de las mujeres sobre los hechos de violencia solo alcanzan el 62%.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Sin embargo, lo que dicen las noticias y lo que piensan las audiencias no tiene una relación directamente causal. Natalia Encinas explicó que desde otros estudios que superan la idea de la “aguja hipodérmica” no es posible asumir que a determinado contenido mediático corresponda un efecto puntual. “Esto no supone restar centralidad a los medios, sino comprender que las relaciones de los públicos con los medios son complejas”. Hay teorías que proponen pensar “en transformaciones a largo plazo, en los medios como matrices que participan en la organización del sentido y de la construcción de la realidad social”.

Por ejemplo, la expresión de “crimen pasional” al hablar de un femicidio ha sido prácticamente desterrada de las coberturas, pero “muchas de las formas de construcción de las noticias sobre violencia de género aún abrevan en esa idea, con otros recursos y expresiones, quizás más ‘sutiles’, pero no por ello menos violentas, espectacularizantes o revictimizantes”. De hecho el 51 % de las noticias analizadas presentan a los femicidios como casos aislados” y apelan a contar los pormenores del hecho, las especificidades y los detalles de manera sensacionalista para llamar la atención

“Esto nos lleva a preguntarnos —reflexionó la especialista— por esas partes de las audiencias que consumen este tipo de contenidos y, fundamentalmente, a interrogarnos por las subjetividades que sostienen dichos consumos. “Las noticias sensacionalistas siguen siendo consumidas” y por eso “la lectura sobre las transformaciones de las audiencias debe ser atenta, sin dejar de reconocer su heterogeneidad y diversas aristas”.

 

El aporte de las universidades

Si bien existen recomendaciones de prácticas periodísticas en materia de comunicación y género, también hay un marco legal al que ajustarse, sostuvo Natalia Encinas. En cuanto al trabajo que se podría hacer desde las universidades, particularmente las carreras de comunicación o periodismo, aseguró que se debería brindar una formación en perspectiva de género y derechos humanos para dar a la sociedad profesionales que produzcan contenidos mediáticos con este enfoque.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Pero, además, en todos los niveles educativos hay que apuntar a la formación de audiencias críticas mediante una educación que analice las representaciones mediáticas con sensibilidad de género y derechos humanos. El objetivo es dar herramientas para aprender a leer el lenguaje de los medios masivos, educar para interpretar paradigmas y alentar a producir mensajes y contenidos desde su lugar.

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