Próvolo: una víctima había advertido a un sacerdote de los abusos

Un hombre declaró este jueves que el cura Luis Spinelli, que fue señalado por los sobrevivientes de Verona, sabía lo que sucedía en el Instituto.

Próvolo: una víctima había advertido a un sacerdote de los abusos

Los acusados en la sala de audiencia donde se los juzga por abuso sexual y corrupción de menores. Foto: Prensa Poder Judicial

Sociedad

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 29 DE AGOSTO DE 2019

Un hombre de 35 años dijo que cuando era alumno del Próvolo advirtió al sacerdote italiano Luis Spinelli que sufría abusos sexuales, pero que nada cambió. Esta fue parte de la declaración que escucharon los integrantes del Tribunal Colegiado N.º 2 que juzgan a los sacerdotes Nicola Corradi (83) y Horacio Corbacho (59), y a Armando Gómez (49) por 28 hechos de abuso sexual y corrupción de menores.

El sacerdote italiano Spinelli (que falleció en 2016 en Mendoza) fue acusado por los sobrevivientes del instituto en Verona; sin embargo, la justicia de Italia determinó la prescripción de los delitos. Su nombre se conoció luego de la difusión de una cámara oculta que realizó un medio europeo al cura Eligio Piccoli, donde relató los abusos sistemáticos en el Próvolo y confirmó el traslado que hacía la Iglesia católica de los acusados de pedofilia hacia la Argentina. Entre los curas que nombró, estaban Giovanni Granuzzo, Eliseo Pirmati, Luigi Spinelli y Nicola Corradi (ambos llegaron a la sede de La Plata y fueron luego a la de Mendoza).

Próvolo: de Verona a Mendoza, la ruta de la impunidad

Verona, en Italia; La Plata y Mendoza, en Argentina. Los exalumnos de las sedes del Instituto Próvolo ubicado en esas tres ciudades denunciaron haber sido víctimas de abuso sexual y de maltratos por parte de sacerdotes y de quienes debían cuidarlos.

Ahora, el joven que brindó declaración aseguró que fue a Spinelli a quien le contó que sufría abusos en el lugar por parte de las personas encargados de cuidarlos.

Con sus dichos, el exalumno dejó en claro la conexión que existía entre las sedes de los institutos en Italia y en Argentina. Específicamente, cuando los alumnos de Verona acusaron de abusos a unos cien curas –entre ellos, a Spinelli y Corradi–, algunos fueron trasladados a la Argentina y nombrados como autoridades en las sedes que ese instituto tenía en La Plata y en Mendoza.

Próvolo: el Tribunal escucha en vivo el testimonio de dos víctimas

El Tribunal que juzga a los sacerdotes Nicola Corradi (83) y Horacio Corbacho, y al jardinero Armando Gómez (49) por presuntos abusos sexuales y corrupción de menores en el Instituto Próvolo, escucha los testimonios en vivo de dos víctimas que llegaron desde San Luis para declarar en el proceso.

 

La vida en el Próvolo

El exalumno se trasladó desde San Luis hacia el Palacio Judicial, donde declaró en cámara Gesell, en una habitación especialmente preparada para ese fin. En todo momento fue acompañado por una psicóloga y un psiquiatra del Equipo de Abordaje de Abuso Sexual (Edeaas) y sus dichos se reprodujeron en vivo en la sala de audiencias donde se realiza el debate a puertas cerradas, por tratarse de delitos de instancia privada.

El joven, identificado con las iniciales A.S., fue alumno de la sede mendocina del Instituto entre 1997 y 2008. Los primeros años vivió en el lugar y luego se mudó a una casa con su padre, pero asistía a la escuela de calle Boedo, en Luján de Cuyo.

Próvolo: para las víctimas de Verona es clave el caso local

Una esperanza, la posibilidad de obtener Justicia, de que alguien los escuche después de años de silencio. Con esas palabras, el titular de la Red italiana de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, Francesco Zanardi, describió lo que significó para los 70 denunciantes del instituto de Verona la apertura de una investigación en Mendoza, en la que está imputado y detenido uno de los sacerdotes que ellos acusaron hace 20 años como su abusador: Nicola Corradi.

El exalumno contó que en el Instituto sufrió reiterados abusos sexuales por parte del acusado que fue declarado inimputable, y que esa misma persona era la que los obligaba a ver pornografía.

El hombre también describió la vida en el lugar. Dijo que Corradi era autoritario, que la educación era mala y que nunca le enseñaron a comunicarse. Además, aseguró que los hacían trabajar mucho en los distintos talleres, como el de carpintería, panadería o en labores de jardinería.

Aunque el testigo no implicó en forma directa a ninguno de los tres acusados en un abuso sexual, el querellante, Oscar Barrera, aseguró que su testimonio es fundamental para determinar que existía un modus operandi que permitía concretar los abusos y silenciarlos.

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