Ya se sabe

La impunidad que "condena" a Soledad Olivera.

Ya se sabe

La Segunda Cámara del Crimen. El tribunal que definió la duda sobre la responsabilidad Luque y determinó la impunidad del crimen. Foto: Axel Lloret

Sociedad

Soledad Olivera

Unidiversidad

Jorge Fernández Rojas / Unidiversidad

Publicado el 09 DE SEPTIEMBRE DE 2015

Finalmente quedó impune la desaparición de Soledad Olivera, a quien se la vio por última vez en noviembre de 2011. El último dato fue su propio comentario de que se iba a reunir con Mariano Luque quien ayer, martes 8, quedó libre del cargo de la desaparición de la joven lavallina.

El crimen que quedó impune tiene puntos de contacto con el caso de la también desaparecida Johana Chacón (el viernes 4 se cumplieron tres años de ese suceso). Y ahora se entiende por qué el tribunal de la Segunda Cámara del Crimen (señalada por sus fallos con sesgo homofóbicos y sexistas) decidió postergar la sentencia del caso de Soledad para que no coincidiera con el recordatorio de Johana.

Con la confirmación del fallo se produjo la reacción de los familiares de la víctima y de las agrupaciones dedicadas a resistir la violencia de género. Hubo una posterior manifestación durante la tarde en el microcentro.

La conclusión es que Soledad Olivera quedó “condenada” al olvido por un proceso de investigación mal hecho desde el momento en que se hizo la denuncia y, por la inacción del primer fiscal que estuvo a cargo del caso, se perdió mucho tiempo como para que la mujer desapareciera “cómodamente”.

Todos los portales de noticias reaccionaron sobre el mediodía de ayer martes 8. Y la mirada fue coincidente: fue absuelto el único imputado por la desaparición de Soledad Olivera.
 

Ya se sabe

Soledad Olivera fue olvidada porque sólo se pudo comprobar que intercambiaba sexo por víveres. Y esa actividad fue admitida en el juicio por el único acusado que ayer fue absuelto por el beneficio de la duda.

Es decir, Soledad Olivera desapareció y el último contacto (virtual) comprobable fue con Mariano Luque, quien la sometía miserablemente. Según los testigos, la misma Soledad dijo antes de desaparecer que iba a ver a Luque, pero como nadie pudo verlos juntos, el hombre no tiene ninguna responsabilidad. Para los periodistas que conocieron la finca de Lavalle donde se la vio por última vez a Soledad, ese sitio es un lugar en que se puede hacer cualquier cosa sin que nadie lo advierta.

Una historia oscura se agranda en la medida en que quienes tienen que ponerle luz a los hechos no lo hacen. “Creo que el principal impune del caso Olivera es el fiscal Nora”, señaló en Facebook Axel Lloret, fotoperiodista de Unidiversidad y Sitio Andino que se preocupa por conocer los casos que retrata con sus instantáneas.

La referencia apunta a quien tuvo la obligación de investigar y no movió un pelo para averiguar dónde estaba Soledad. Se trata del fiscal de Lavalle que no hizo nunca nada para esclarecer el caso. O sea, no cumplió con su trabajo.

En la misma red social se puede ver la opinión de un gran narrador periodístico como es Enrique Pfaab. “Los motivos del no esclarecimiento de las causas judiciales no hay que buscarlos en las sentencias, sino en la instrucción. Casi siempre es asi”, escribió.

La verdad es que Soledad no desapareció sino que no sabemos dónde está. Y porque los ciudadanos de esta sociedad ya sabemos de qué se trata, entonces es lógica la reacción.

Ya sabemos que la justicia falla porque no se investiga bien.

Ya sabemos que las mujeres son víctimas del prejuicio machista de muchos funcionarios judiciales y policiales.

Ya se sabe que los pobres tienen menos probabilidades de tener justicia.

Ya se sabe que la pobreza genera miseria y sometimiento.

Ya se sabe que la educación es lo que salva a los pueblos. Por eso la directora de la escuela de Tres de Mayo mantiene viva la memoria de Soledad Olivera y de Johana Chacón.

Ya se sabe, por todo lo que ya se ha dicho que se sabe, que hay un “cambio climático” que se va produciendo de a poco en la sociedad y no tiene que ver con el tiempo meteorológico.

Hace unos días la abogada Carolina Jacky, dedicada a casos de violencia sexista, advirtió de que en las unidades fiscales revictimizan a las mujeres que quieren denunciar a los varones violentos relativizando la acusación. Por eso la profesional del Derecho decidió acusar al jefe de los fiscales, el procurador de la Corte. Lo más probable es que los diputados desestimen la denuncia por considerarla que es laxa y faltan pruebas, igual que en el juicio de Soledad.

De todos modos, los jueces ya saben que este cambio climático, tarde o temprano nos alcanzará a todos. 

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